Análisis de los casos de Bombay y Peshawar.
Introducción.
Las incursiones yihadistas en Bombay (India) y en los alrededores de Peshawar (junto a la frontera afgano-pakistaní) son ejemplos de ataques con objetivo limitado de pequeñas unidades. Sus 9 características, que desarrollamos en este trabajo, correctamente aplicadas, los hacen difíciles de detectar en su preparación y aproximación al objetivo y aún de rechazar en éste. Su trascendencia operativa es limitada en las guerras irregulares o de guerrillas. Pero, gracias a la importancia del objetivo, de la aparición de un nuevo brote de rebelión armada o de nuevos alcances de ésta, su trascendencia estratégica o política puede ser grande y duradera.
Los Conceptos Esenciales de los Ataques de Objetivo Limitado.
Las unidades y pequeñas unidades atacando con objetivo limitado (una incursión profunda, la toma de una posición crítica, el asalto a una población, una emboscada importante) constituyen un «sistema» militar cerrado, aislado o limitado. Esta condición les impone unas características específicas en sus «interfases de acción» con el enemigo. Que no siempre son idénticas a las de la lucha de unidades y grandes unidades, cuando están vertebradas en su retaguardia operativa o «masa de apoyo». Sobre todo en la limitación de los medios humanos y materiales y del tiempo de actuación disponibles.
Un sistema militar es el conjunto armónico (con correspondencia entre ellos) y sinérgico (que actúan conjuntamente) de «elementos» o partes diferentes, pero relacionados en su naturaleza, que producen o generan una función o actuación, dentro de la actividad militar más amplia.
La interfase de acción es nuestro concepto espacial que define la zona y aún el espacio donde desarrollamos la acción táctica sobre el enemigo y sus medios, siguiendo criterios adaptados al carácter de nuestros objetivos. En el ataque penetrante, por ejemplo, la longitud de las interfases se limita cuantitativamente y se seleccionan éstas en la profundidad enemiga, según sus puntos críticos y aquéllos que estorben al avance de nuestras fuerzas, por ejemplo, observatorios y puntos de fuego antitanque. En la defensa, aumentamos cuantitativamente las potenciales interfases en nuestra profundidad y de una forma laminar y sucesiva. La interfase busca la aplicación sobre el enemigo de una pura atrición elegida, selectiva, suficiente y favorable. Posibilitando así su «aniquilación» (como incapacidad funcional o posicional y pérdida de su voluntad de combate) y su rendición. La ausencia de interfases, por el contrario, da una cierta seguridad a cualquier fuerza, concretándose solamente en una amenaza la presencia, incluso cercana, de su enemigo. La interfase no es sólo lineal o frontal y con la profundidad del alcance de las armas pesadas de infantería y de los tanques. Sino que se prolonga superficial y espacialmente por la acción de la artillería indirecta, de los medios de destrucción superficial (artillería reactiva o atómica) y de la aviación de combate y de bombardeo. A menos interfases de acción sobre el enemigo en una zona de operaciones, funcionará más el empleo de la maniobra operativa. Y con más interfases, buscaremos desde posiciones ventajosas y con medios eficaces y sinérgicos (interarmas o de armas combinadas) «aniquilar» al enemigo.
No sólo tienen una función e intención tácticas los ataques con objetivo limitado. También se han utilizado operativamente en un amplio sector del frente, cuando la defensa enemiga carecía de profundidad y de reservas suficientes, buscando el mínimo desgaste propio y demolerlo con el efecto multiplicador del conjunto de esfuerzos limitados. Por ejemplo, estas acciones fueron emprendidas con notable éxito por las fuerzas del 9º ejército alemán de infantería del coronel general Model, para reformar y consolidar sus frentes en la zona al suroeste de Sychevka, entre enero y abril de 1.942, previos a su ofensiva de primavera en la zona Centro soviética.
Las características eficaces de esta forma de lucha limitada son: Las unidades así empeñadas deben imponer una superioridad combativa al enemigo, para poder conseguir una supremacía local y temporal, que les permita conseguir sus objetivos. Sus medios deben ser suficientes y proporcionales a la misión a cumplir. La característica o el factor crítico en la concepción de la misión es la simplicidad. Las características de su preparación son la inteligencia, la seguridad y el entrenamiento. Las características eficaces de su acción son la sorpresa, la velocidad de acción (en forma de un ritmo apropiado) y el compromiso de los participantes en la misión. La sorpresa es siempre un importante multiplicador de la capacidad de combate empleada.
Desarrollo de las Características y su Funcionalidad. El ataque a Bombay.
La simplicidad permite concentrarse en unos pocos objetivos relacionados, cercanos, utilizando un número limitado de hombres y medios. Y si conseguimos emplear una táctica o una técnica nueva o diferente, que sea original para la situación dada, tanto la simplicidad de concepción como la sorpresa de ejecución se verán muy favorecidas.
El 12 de septiembre de 1943, el capitán de las S. S. Otto Skorzeny realizó el rescate del Duce en su prisión del hotel de alta montaña del Gran Sasso, en los Apeninos italianos. El empleo de planeadores para asaltar la posición, luchando contra las difíciles corrientes de aire (incrementadas por el retraso en llegar, al desembarcar ya al mediodía) y aterrizando en los escasos trozos de terreno disponibles para ello, facilitó la sorpresa de los «carabinieri» de guardia. Ésta se prolongó, permitiéndoles acceder al edificio principal, cuando un conocido general de los «carabinieri» desembarcó del planeador de Skorzeny y le acompañaba. La supremacía de combate fue lograda rápidamente.
En mayo de 1940, fuerzas aerotransportadas alemanas desembarcaron en planeadores sobre los techos de la fortaleza belga de Eben Emael. 78 hombres debían neutralizar una guarnición de unos 1.200 soldados belgas, para permitir que las fuerzas terrestres alemanas se pudiesen acercar al canal de Albert, dominado en una gran extensión por la artillería pesada del fuerte. Aparte del sorpresivo desembarco, los alemanes contaban con una nueva arma, las bombas de carga hueca, que más tarde encontrarían amplia utilidad como cohete antitanque, incluso en esta guerra. Con ellas volaron las cúpulas y casamatas donde se alojaban los cañones y bloquearon algunos de los reductos, donde se habían refugiado los soldados que no quisieron rendirse. La llegada al día siguiente de las columnas alemanas, especialmente los pioneros (ingenieros), con sus medios de asalto a fortificaciones, precipitó la rendición del fuerte enemigo.
La seguridad se refiere principalmente a las etapas de planificación y de preparación y entrenamiento y, si procede, a la etapa de transporte o inserción. Debe ser activa y pasiva. Por ejemplo, dando información diferente o desorientadora y ocultando los propósitos verdaderos, hasta la etapa de acción sobre el objetivo.
La inteligencia necesaria supone el conocimiento completo, preciso y actualizado en el tiempo, de las circunstancias y características que concurren en la misión. Por las características de ésta y lo exiguo de los medios especializados de ataque, la inteligencia tiene que ser facilitada por agencias y unidades ajenas a las que intervienen en la misión, incluso las de nivel estatal.
El entrenamiento debe ser tanto genérico, en las acciones, técnicas y tácticas varias, como en las específicas para la misión planificada. Además de los que efectúen las diferentes unidades, es necesario realizar el entrenamiento de las acciones coordinadas, con las unidades que participen simultáneamente en alguna parte de la misión. También es necesario realizar un ensayo general con todas las características de la misión, incluyendo su duración prevista con un margen de error. La variable independiente y omnipresente «tiempo» introduce a veces efectos inesperados, no siempre buenos. Por ejemplo, un vehículo, una maquinaria auxiliar, presenta problemas al cabo de X horas de funcionamiento severo, no en un ensayo en tiempo recortado o «a escala». Es bueno también incluir alguna variante que represente un error, un imprevisto o una pérdida de capacidad. Y que los hombres se entrenen en subsanarlos o, al menos, en neutralizarlos con su esfuerzo aislado. Por ejemplo, en los dos casos de los comandos alemanes citados, considerar que una parte de los planeadores es derribada o aterriza a mayor distancia de la prevista de la zona de desembarco teórica. Todo ello facilitara la ejecución precisa y fluida de las sucesivas acciones elementales de la misión. Y contrarrestar o superar los casi inevitables errores, pérdidas y desvíos parciales que sufra su desarrollo y logro final.
Herido durante los combates en Bombay, Mohammad Ajmal Amin Kasab (su nombre tiene tantas variantes como agencias y medios que lo citan) fue dado por muerto por los policías indios que trasladaban su cuerpo. Después de recibir la transfusión que lo mantuvo con vida, a pesar de pedirles a los médicos que lo dejaran morir y no lo entregaran a la Policía, el miliciano de 21 años reconoció ser integrante de Lashkar-i Taiba. Su líder Hafiz Mohammed Said actúa abiertamente desde su base en los alrededores de Lahore, Pakistán. Tras meses de entrenamientos en un lago artificial del norte de Pakistán, los yihadistas suicidas partieron desde Karachi a bordo de un barco mercante. Entre tanto, otros miembros del grupo entraban en la India para registrarse en el hotel Oberoi. Y realizar depósitos temporales de explosivos en la ciudad y supervisar los últimos preparativos de la acción. La Guardia de Seguridad Nacional india confirmó que los atacantes «se movieron sin dificultad». El empleo de dispositivos GPS y el estudio por Internet de los mapas de Bombay, que permiten casi pasear por una ciudad, facilitó al grueso del grupo asaltante la familiaridad necesaria con el objetivo de ataque urbano, sin haberlo recorrido previamente.
La sorpresa supone atacar al enemigo, incluso dispuesto en alerta y en defensa preparada, en un «aspecto» o «flanco» descuidado por él en esos momentos, que nos brinden una «interfase de acción» favorable. Supone una innovación. Es una aproximación táctica «diferente» (a lo esperado, tanto usual como previsible). Aunque también contenga elementos técnicos diferenciales o nuevos. Estos fueron la carga hueca y los lanzallamas, en sus momentos.
Los extremistas paquistaníes alcanzaron Bombay en un pesquero indio que secuestraron, matando finalmente a todos sus tripulantes. Entraron por el puerto de Sassoon, a la derecha de la estrecha península final sur de Bombay, en dos o tres balsas neumáticas Gemini. Y una vez desembarcados avanzaron hasta la terminal de ferrocarril Chhatrapati Shivaji, donde realizaron un primer ataque brutal y dejaron escondidas 2 cargas explosivas de 4 Kg., que no llegaron a detonar más tarde. Allí secuestraron taxis y camionetas de la policía y regresaron al extremo sur de la ciudad, que es un punto de encuentro de la elite local con empresarios y turistas occidentales. Durante el trayecto disparaban a mansalva, lanzaban granadas de mano y tomaban rehenes en hospitales, cafés (entre ellos el Leopold) y cines. Así batieron 6 0 7 objetivos secundarios, saturaron de información sobre los ataques a los servicios de seguridad, bomberos y sanitarios y pudieron llegar sin estorbos a sus 3 objetivos finales. Los que serían la antesala de su entrada en el Jardín de las Huríes, un premio indefinido, no eterno. Porque estos comandos irregulares fanáticos no pensaban en su retirada, ni tenían prevista su extracción. El Hotel Oberoi Trident, el Hotel Taj Mahal y el Centro judío ortodoxo Nariman House, cercanos y alrededor de la abierta bahía de Back, los esperaban en plena actividad, inermes y ajenos a su suerte.
La velocidad supone actuar consistentemente por delante del enemigo en los sucesivos «ciclos de acción» elementales que definen una actuación o proceso. Esto supone también actuar con oportunidad y con ritmo (la velocidad relativa al enemigo adecuada). Por ejemplo, para actuar por el fuego aéreo sobre unos guerrilleros, no podemos emplear cazas o caza bombarderos demasiado rápidos, equipados y sofisticados. Pero incapaces de seguir, fijar y destruir un objetivo tan tenue y débil. Salvo que queramos arrasar sus posiciones real y probables, convirtiéndolas en una gran «zona de destrucción». Y sin que nos importen mucho los hipócritas «daños colaterales»: los civiles y sus propiedades, no beligerantes. Para perseguirlos, fijarlos y atacarlos están los Broncos y todos los aviones de este tipo; incluso, valdría un avión a chorro MIG-17. Recordemos que un ciclo de acción comprende una fase de observación, otra de situación o determinación de ésta, una de decisión y una de realización. Si nos vamos «adelantando» al enemigo, éste irá actuando según situaciones elementales ya superadas.
La velocidad implica también alcanzar rápidamente la situación de supremacía activa en «capacidad de combate» útil frente a aquél. Las acciones bélicas iniciales deben ser especialmente desconsideradas, para lograr aquélla. La velocidad de reacción enemiga es inicialmente muy lenta. Estará con estupor y tratará de verificar lo que está ocurriendo. Su fase de determinación de la situación inicial se alargará. Una acción de engaño en estos momentos, alargará el tiempo transcurrido desde la percepción hasta la determinación del cuadro real de la situación. Por ejemplo, la utilización de la uniformidad, de algún equipo o del lenguaje del enemigo por determinadas partes o subunidades de las unidades implicadas en la acción.
Una vez alcanzada dicha supremacía frente al enemigo, ésta debe ser mantenida siempre, ya que su pérdida y los escasos medios relativos de que se dispone localmente, harán muy difícil su recuperación. Al alcanzar la supremacía en capacidad de combate local, las probabilidades de éxito de la misión se incrementan exponencialmente. Y también disminuimos drásticamente nuestra vulnerabilidad frente a aquél durante la actuación. La supremacía es puntual, donde está el corto entorno de lucha. En el mar, nos ahogamos en los pocos litros de agua que nos envuelven la nariz y la boca. No nos ahogamos en su inmensidad.
El compromiso de los hombres y jefes y sus cualidades de selección darán unas características de coraje moral y físico a sus acciones. Éstas son necesarias para superar la incertidumbre, los errores y las desviaciones, la acción del enemigo, a veces puntualmente crítica, y aprovechar las oportunidades. El compromiso supone el pleno conocimiento de las características y de la trascendencia de la misión y su asunción voluntaria y entusiasta por todos los participantes.
El Futuro.
La adaptabilidad y las posibilidades de este tipo de lucha independiente, se incrementarán probablemente en el futuro, incorporando en él todas o varias de las 9 características específicas indicadas antes. La coherencia, la fiabilidad y la resistencia de la misión se fortalecerán cuantas más cualidades de éstas cumplan, aseguren y mantengan. En este éxito influye fundamentalmente la falta de disponibilidad o de alerta combativa que durante la mayoría del tiempo tienen las fuerzas atacadas. No digamos ya si éstas carecen de motivación y entrenamiento, han caído en la rutina o el desinterés, son fuerzas mercenarias de seguridad (como en los casos de los ataques a los parques logísticos de Pesahawar, dedicados al apoyo a las fuerzas de la OTAN en Afganistán) o su agencia de inteligencia no las tiene informadas o, al menos, alertas. Los yihadistas exploran por observación. No tienen capacidad para los reconocimientos en fuerza de unidades. Y, a diferencia de los occidentales, poseen una admirable y tenaz paciencia, fruto más de su idiosincrasia étnica y social que del fanatismo religioso.
En efecto, para las guerrillas rurales y urbanas es una forma de lucha de elección para sus acciones más elaboradas y ambiciosas. Por ejemplo, el asalto a los parques de camiones y vehículos blindados de la OTAN situados a lo largo de la carretera Kabul-Peshawar, a primeros de diciembre de 2008. O el ataque a Bombay, en noviembre de 2008, de 3 decenas de yihadistas suicidas urbanos, que logran herir y matar a más de 500 potenciales enemigos (infieles occidentales cristianos o ateos, e indios politeístas) y que logran poner patas arriba a la ciudad durante más de dos días y medio.
Repásense, como ejercicio de comprensión y fijación de los conceptos, las 9 características citadas con las condiciones de lucha y cualidades exhibidas por los rebeldes yihadistas en los dos tipos de ataques citados. Esto dará el perfil de posibilidad de cumplimiento que tenía su actuación.