El suicidio es un arma preferida de la Yihad islámica. El suicidio es para la Yihad islámica un arma barata, suficientemente abundante, eficaz y muy asimétrica, técnica y económicamente. Los sofisticados sensores enemigos sirven de poco contra ella. Los chalecos protectores sirven también de poco. Los vehículos blindados y los edificios sirven de poco para protegerse de ella. Si la carga explosiva, sus características y el vector son los adecuados. El agente desencadenante portador puede ser hombre o mujer y adulto o niño. Puede cooperar en su ataque suicida un burro, una bicicleta o un vehículo a motor. No hay que entrenar militarmente (entrenamientos básicos, técnicos y tácticos) a un suicida.
Los nuevos Totalitaristas Supranacionales Antidemocráticos Revolucionarios. Los modernos TSARes.
Los insurgentes radicales fundamentalistas islámicos se dedicaron entre los años 60 y 80 a atacar a los que calificaban de gobiernos musulmanes corruptos y falsos, socialistas u occidentalizados y liberales. Su fortuna fue poca para todo el esfuerzo: la retirada de los soviéticos de Afganistán, con el soporte logístico occidental, y la toma del poder en Sudán, guiados por al-Turabi, al consiguir hacerse fuertes en su Ejército, lo cual es aún un caso único. A partir de los 90 el objetivo terrorista se vuelve a Occidente.
Sus características operativas actuales son:
1) Su brutalidad innecesaria e indiscriminada, que los descalifica ante su religión.
Sura 2, aleya 10 (11) “Cuando se les dice: No cometáis desórdenes (voz con la que se definen los crímenes) en la tierra, ellos responden: Lejos de eso, introducimos en ella el buen orden (el bien)”.
2, 11 (12) “¡Ay!, cometen desórdenes, pero no lo comprenden”.
28, 77 “Al igual que Alá hace el bien, haced también vosotros el bien y no fomentéis la corrupción (el mal)” (asesinato de inocentes y de gentes que os acoge –las tierras de dar el-Ahd-, borracheras, drogas, daños innecesarios de las cosas).
Así, desprecian y desacatan numerosas aleyas (versículos del Corán) morales importantes, sin que Allah las hubiese cambiado para ellos. Sura 2, aleya 100 (106) “Nosotros no abrogamos ningún versículo de este libro, ni haremos borrar uno solo de tu memoria, sin reemplazarlo por otro igual o mejor”.
2) La ausencia absoluta de ulemas y muftíes venerables y piadosos a su lado.
3) Su gran descentralización operativa por la universalidad de la Umma, que trasciende la idea de nación o raza, pero que les impide conseguir objetivos estratégicos, aunque sus acciones puntuales sean importantes, dolorosas, temibles.
4) Su fracaso en incorporarse activa y firmemente a un grupo social amplio, que dé cobertura e impulso permanente a su movimiento. Los activistas más alienados se suelen ir aislando progresivamente de la sociedad (al menos, emocional e ideológicamente), aunque “vivan” dentro de ella, en aras de sus métodos violentos, a los que sacrifican todo por la eficacia. Siguen un proceso de segregación, purificación (en sus improvisados ritos no ortodoxos ayunan, emplean agua de lugares sagrados y banderolas verdes con inscripciones de las aleyas que les favorecen), consagración y radicalización, hasta llegar a la muerte e incluso al suicidio en sus acciones puntuales. Y entonces se extinguen, como débiles, estériles y desviados que son, lejos de la Umma y de sus intereses reales.
5) Los terroristas islámicos están en muchos lugares profundamente divididos ideológica y estratégicamente. Aunque las bandas rivales puedan ocasionalmente brindarse apoyo, refugio, información o suministros. La franja de Gaza es dominada desde hace años por Hamas, grupo radical fundamentalista palestino de orientación sunní, en rivalidad directa y violenta con el gobierno palestino de al-Fatah en la Cisjordania. En Gaza, dos organizaciones sucursales de al-Qaida, Ansar al-Sunna y Ansar al-Islam, unos grupúsculos irrisorios, se enfrentan también violentamente a Hamas por la influencia sobre sus habitantes. Los talibanes pakistaníes, principalmente el grupo Tehrik e-Taliban y los independentistas cachemires, realizan periódicamente atentados contra la minoría chií del país. En Irak, al-Qaida se dedica a atacar a los chiíes que acuden en peregrinación desde país y de Irán a los actos anuales de esta religión en sus lugares sagrados de Samarra, Nayaf y Kerbala. También lo hacían los radicales sunníes iraquíes (antiguos funcionarios del Baas y ex miembros de las fuerzas armadas, generalmente depurados sin procesos ni juicios, y grupos regionales tribales), en rebeldía contra los gobiernos de mayoría chií antes del llamado “despertar sunní”, promovido por el general David Petraeus, que los transformó en milicias nacionales de autodefensa.
6) Su afán de publicidad, al que Occidente colabora insensible, necio (es desconocer lo que debería saber) y gustoso.
7) Su objetivo de golpear al gobierno que sea, puesto que el califato radical y agresivo en dar el -Islam no existe hoy en día.
¿Qué es el Islam?
El Islam es la sumisión de los hombres a Dios. En su acepción más simple, es una fe sencilla fácil de seguir y de cumplir, con ritos externos y sociales bien definidos. Los ritos son acciones sacralizadas por una religión y necesarios para que ella se imbuya en el alma personal y colectiva de los creyentes. En el Islam existen 5 grandes ritos, que se simbolizan en su iconografía por una mano abierta:
La profesión de fe, corta declaración que abre a cualquiera la entrada al Islam; las 5 invocaciones diarias (el Salat) a Alá; el ayuno del mes de Ramadán (el Roza); la caridad (el Zakat) con los desvalidos, impedidos y pobres (por este orden) de la Umma (comunidad musulmana universal) y la peregrinación a La Meca o Hajj al menos una vez en la vida, si se poseen recursos, que se realiza en comunidad, congregándose modernamente varios millones de personas simultáneamente, entre el séptimo y el décimo día del último mes del calendario lunar, Dhul i Hijja.
La Yihad, como guerra santa, el esfuerzo de sangre en el sendero de Alá, va dirigida contra aquellos que amenazan la Umma. Estos pueden ser tanto los infieles hostiles externos, como los no musulmanes que conviven en dar el-Islam, las tierras donde la Umma domina políticamente, y que han roto su “pacto de protección” con ella. A éste tienen derecho teórico los judíos y los cristianos, como gentes citadas en el Corán y que detentan algunos de los libros considerados también como proféticos por el Islam. Se considera a la Yihad una obligación prácticamente igual a uno de los llamados Cinco Pilares del Islam, ya citados.
Fuera de los países donde la comunidad islámica domina políticamente (llamados dar el islam) existen las tierras de dar el harb y dar el ´ahd. La primera es la tierra de la lucha, de la yihad, o esfuerzo de sangre de los musulmanes, donde la Umma es amenazada y perseguida, no necesariamente por las armas. La segunda comprende los países donde la Umma no domina políticamente, pero está en paz con sus habitantes y puede llevar a cabo sus actuaciones y ritos. Un ejemplo de dar el ´ahd, las tierras extranjeras de paz, serían los países de Europa en estos momentos.
Las Jerarquías religiosas del Islam.
En el Islam no existe un clero institucionalizado, universal y riguroso, formado de una manera expresa e igual en toda la Umma. Que responda de la ortodoxia y homogeneidad de las ideas, normas y dogmas. Tanto es así que la pertenencia oficial al Islam se logra por la pronunciación de la profesión de fe: “no hay más Dios (en árabe, Allah) que Dios y Mahoma es su Profeta”.
En cuanto a los personajes tenemos a los ulemas o expertos estudiosos en la ley del Islam y a los muftíes o jurisconsultos encargados de interpretar la sharia o ley islámica civil y penal. Aunque ambas estén totalmente imbricadas, ya que el Profeta, con sus hadices y demás tradiciones o sunna, se encargó por inspiración divina de dar normas para casi todas las ocasiones de la vida cotidiana árabe del siglo VII.
El consejo de ulemas, que es algo así como una conferencia episcopal, es la máxima autoridad musulmana en cada país o región. Los más prestigiosos, por su formación, proceden de la Universidad de Al Azhar, de El Cairo. No se puede hablar propiamente de una teología islámica. Ya que la esencia de Dios, incluso la externa, es inalcanzable e inmarcesible para los hombres. De ahí la necesidad de la sumisión a Él. El Corán es una “parte” de Allah (externa a Él y diferente de Él), existente junto a Él (de ahí su sacralidad esencial). Y que Éste ha tenido a bien enviar, para enseñar (revelación) e imponer (mandatos y normas) a los hombres, para su bienaventuranza y felicidad.
Los ulemas son los encargados de custodiar, gestionar y repartir las limosnas canónicas, el Zakat, previstas por el Corán. Esto les da un enorme poder temporal sobre sus distintas comunidades. Que ningún poder político musulmán, incluso los socialistas laicos, se ha atrevido a discutir o a usurpar, incorporando el Zakat a los impuestos recaudados por el Estado.
Luego estarían los imames o capellanes, encargados de presidir la oración en las mezquitas. Se colocan para ello frente al nicho indicativo, situado en la pared que da hacia el oeste (La Meca) y mirando a los fieles. Por último estaría el muecín o sacristán, que avisa cinco veces al día, desde antes del amanecer hasta bien entrada la noche, para que los fieles hagan sus oraciones de adoración y de aceptación y entrega a la voluntad de Dios. La formación de los imames es totalmente dispar dentro de un país y no necesariamente profunda. Sus principales habilidades sociales suelen ser la buena empatía con sus fieles y un cierto don de palabra. Recordemos que el terrorista del 11 de marzo de 2004 llamado El Chino presidió, según se dijo entonces, varias veces la oración en la mezquita madrileña de la calle 30 (antes M-30)…
Las fatawa (plural de fatwa) son propiamente las decisiones jurídicas emitidas por los muftíes, en interpretación de las diferentes situaciones o casos planteados a la Umma. Y no necesariamente presentados a ellos, ya que pueden ser dictadas por su propia iniciativa. Adquirirían un sentido de cuerpo de jurisprudencia de la sharia, si verdaderamente parten de autoridades religiosas reconocidas por su doctrina y conocimientos.
Así, en puridad, la fatwa de Jomeini contra Salman Rushdie careció de valor legal. Ya que Inglaterra o Francia no eran tierras donde se podía aplicar la sharia, al no ser parte de dar el islam. Esta abusiva extensión supuso una peligrosa y descarada intromisión en los asuntos políticos y civiles de países que acogían en paz a los musulmanes, parte de dar el ‘ahd. Otra cosa es que algún musulmán estuviese dispuesto a exponerlo así y a defenderlo, sobre todo a gentes que desconocen absolutamente todo acerca de sus esquemas, parámetros e intereses.
La Yihad en el Corán.
Sin ser exhaustivos, presentamos una selección de versículos o aleyas del Corán, contenidos en sus capítulos o suras, que tratan sobre la Yihad. Hemos usado dos traducciones del Corán: una, más antigua y la otra, editada en Estambul en 2002 (sus versículos están entre paréntesis; si no aparecen, coinciden las numeraciones). Prescindimos de la sunna (tradición) del Profeta, que puede ser objeto de controversia acerca de su legitimidad legal con los chiíes y otros grupos menores.
Sura 2, aleya 186 (190) “Haced la guerra santa por la causa de Alá contra los que os hagan la guerra”.
2, 187 (191) “Matadles dondequiera que los halléis y expulsadles de donde ellos os hayan expulsado (¿Andalucía, Sicilia, los Balcanes? Pero, ¿llegaron acaso ellos primero allí?)”.
2, 189 (190) “Combatidles (a los infieles) hasta que no haya ya idolatría y toda adoración sea dada a Alá”. Se repite casi exactamente en 8, 40 (39).
2, 212 (216) “Se os ha prescrito la guerra y vosotros le habéis tomado aversión”.
2, 214 (217) “La tentación de la idolatría es peor que la carnicería. Los infieles no cesarán de haceros la guerra mientras no os hayan hecho renunciar a vuestra religión, si pueden”.
2, 215 (218) “Los que abandonan su país y combaten en el sendero de Alá (la Yihad) pueden esperar su misericordia”.
4, 7 (69) “Los que obedezcan a Alá y a su Mensajero entrarán en la sociedad de los justos, de los mártires, de los virtuosos, a quienes Alá ha colmado con sus beneficios”.
4, 74 “Que combatan en el camino de Alá aquéllos que vendan la vida de este mundo por la Última. Y a quien combata en el camino de Alá, ya muera o resulte victorioso, le daremos una enorme recompensa”.
4, 79 (77) “…han exclamado: Señor, ¿por qué nos ordenas la guerra? …Respóndeles: El goce de la vida de aquí abajo es poca cosa; la vida futura es el verdadero bien para los que temen a Alá. Aquí no os engañarán ni en una sola brizna”.
4, 105 (104) “Y no flaqueéis en perseguir a esa gente. Si os doléis, también se duelen ellos, pero vosotros esperáis de Alá lo que ellos no pueden esperar”.
9, 39 “Si no marcháis al combate, Alá os castigará con un castigo doloroso: os reemplazará por otro pueblo”.
9, 92 (91) “Los débiles, los enfermos, los que no tienen medios no estarán obligados a ir a la guerra, con tal que sean sinceros respecto de Alá y de su Mensajero”.
(La obligación de la Yihad se hace recaer prácticamente en la Umma, que debe aportar así un número adecuado de muhaydines).
9, 124 (123) “¡Oh, creyentes!, combatid a los infieles que os rodean: que hallen siempre en vosotros una acogida ruda”.
47, 4 “Cuando encontréis infieles, matadles hasta el punto de hacer con ellos una carnicería y encadenad fuertemente a los cautivos para impedirles huir”.
47, 37 (35) “No mostréis cobardía y no llaméis a los infieles a la paz cuando sois los más fuertes”.
Estos y otros versículos expuestos e interpretados ante las comunidades islámicas locales por determinados imames, pueden resultar provocadores, incendiarios y subversivos.
(CONTINUARÁ)