España en Afganistán II.

(CONTINUACIÓN)

El Combate Contrainsurgente en Afganistán.

Las fuerzas contrainsurgentes tienen varias misiones que cumplir simultáneamente. Deben defender sus bases, cuarteles y reductos. Y no simplemente limitarse a las labores de guarnición y espera. Que son de las tareas que más erosionan y carcomen la iniciativa, la disposición combativa y la motivación de las tropas regulares en este tipo de lucha. Deben perseguir sistemática y continuamente a las bandas, especialmente sus bases y unidades mayores o concentraciones de bandas. El fuego aéreo no es más que una parte del plan de fuegos de apoyo de las operaciones de exploración, ataque, hostigamiento y cerco y aniquilación de las fuerzas terrestres regulares y especiales.

Deben defender las instalaciones vitales para el esfuerzo contrainsurgente, especialmente sus comunicaciones terrestres. No es necesario aferrarse a nudos de comunicaciones, puentes, túneles y a los Km. de vías. Sino protegerlos activamente, con iniciativa, creatividad, agilidad y desconsideración hacia el enemigo armado. Deben ganar progresiva y firmemente el apoyo de la población afgana. Unido a este acercamiento, están las verdaderas “bases” militares regulares, cercanas o insertadas en los pueblos y aldeas. Son posiciones seguras que protegen a los civiles y trabajan con y para ellos. Y desde las que se expande y asegura el territorio afgano arrebatado a la influencia de los rebeldes armados. En ellas pueden insertarse, en proporciones variables y según el momento, los equipos de construcción, asesoramiento y formación sociales.

La clave operativa es el patrullaje enérgico, continuo, impredecible, ávido del combate con los insurgentes o de conseguir información. Que constituya un “enjambre” más profesional, más activo, más letal que los insurgentes. Integrado por unidades raramente mayores de una sección. Cuyas armas sean el sigilo, la discreción, la movilidad, con la noche como colaboradora y refugio. Las comunicaciones rebeldes pueden ser dislocadas por la interposición del “enjambre” militar. Los refugios y depósitos de los rebeldes terminarían localizados. La convicción de impunidad de los insurrectos desaparecería. Técnica, táctica y operativamente, los militares extranjeros y, más tarde, luego, cuando aprendan, los nacionales, deben ser por oficio y capacidades, más profesionales, más activos, mejor equipados, más letales, más eficaces, que las fuerzas irregulares a las que buscan y combaten. El problema de una rebelión interior armada debe ser conducido a un problema policial de bandidos o narcotraficantes comunes.

La paciencia debe ser una característica de todos los ejércitos implicados en esta guerra. También hay que alcanzar un mínimo de oficio y veteranía para ser eficaz. En las zonas más favorables a las bandas es muy fácil que, al principio, las operaciones de cerco se cierren en vacío. Hay que ir ganando y seleccionando a su población, como hemos dicho antes, para que el oficio y la lealtad combinados produzcan sus réditos militares y sociales. Los sucesivos triunfos del ejército afgano le irán ganando el favor del pueblo. Porque todos quieren ser emotivamente del bando ganador. Y porque los intereses de los afganos son lábiles, dispares y aún contradictorios, basados en la lealtad a la familia, al clan, a la tribu y al Islam, por ese orden.

El Combate contra los Insurgentes Islamistas en las Zonas Montañosas Pashtunes.

Todo la inversión y el esfuerzo empleados por España en Afganistán, no se han utilizados directamente en cazar a la organización al-Qaida o en acosar y destruir a las bandas talibanes aliadas. El gobierno lo tendría fácil para convencer a la opinión pública. El modelo más visible y paradigmático de los yihadistas internacionales fue Bin Laden. Y lo son ahora su consejero delegado, el Dr. al-Zawahiri, al-Masri (el egipcio), y sus franquicias internacionales. El régimen talibán, por su parte, les procuró amparo y refugio en su territorio, antes y después del 11 S. A partir de octubre de 2003, tras la ocupación de Afganistán por los aliados, Bin Laden y su séquito de familiares, escoltas y colaboradores estrechos no son acogidos abiertamente en ningún país. Bin Laden tenía la categoría de prófugo huido en paradero desconocido.

La “persecución activa sugerida” daría cumplida justicia al alevoso y cruel ataque del 11 M de 2004 en Madrid. Porque nadie piensa que, con el posterior juicio del grupo de islamistas capturados, se hizo cabal justicia de aquella barbarie. Se realizó justicia sobre una colección de camellos, lumpenterroristas y colaboradores hispanos capturados, que participaron en los hechos. El tribunal sentenció sobre los hechos probados que se le presentaron a juicio. Pero nadie cree que ese “grupo paria” pudo por sí mismo, idear, organizar, entramar, dirigir, controlar los pasos y ejecutar el atentado, sin contar con importantes conexiones externas a él.

La persecución de los talibanes y de las recidivas de al-Qaida en la zona montañosa afgana, subsidiaria del Hindo Kush, al oeste de la línea Durand, no requiere de grandes efectivos humanos empeñados. Además, sólo se tomaría la responsabilidad operativa en una zona adecuada. Teniendo en cuenta los efectivos aportados y la compartimentación de sectores que permiten las líneas de alturas. Dentro de un área parcial de la zona, el centro de gravedad de la lucha reside en el control de los pasos y en las alturas dominantes de éstos. Los despliegues militares deben ser largos y estrechos, como exige la orografía. Y en las marchas evidentes, las unidades y pequeñas unidades deben aprovechar simultáneamente toda la red de veredas, desfiladeros y caminos de una zona. Esto les brinda también un cierto desdoblamiento previo para el combate. No es fácil contar con el apoyo de fuego aéreo, por los requerimientos de maniobrabilidad de las aeronaves. Se pueden realizar bombardeos puntuales de saturación sobre una posición reforzada del enemigo, que éste haya decidido mantener. Se deben evitar los fuegos pesados sobre los poblados, incluso sospechosos. Salvo que respondan a la seguridad incuestionable de las propias fuerzas.

Las unidades a emplear en las “interfases de acción” con el enemigo en estas zonas hostiles, son las pequeñas unidades de infantería ligera de élite, con formación de alta montaña. Ninguna columna principal “madre”, avanzando metódicamente por estas áreas, puede sobrevivir sin destacar vanguardia y flanguardias con cierta capacidad de combate. Que vayan ocupando temporal y sucesivamente los puntos dominantes al frente y a los flancos de la línea principal de avance. Apoyada la agrupación de marcha también por una retaguardia, que se adelante por saltos sucesivos observados.

Los drones o aviones no tripulados de exploración y ataque a tierra son un sistema de armas más de la amplia variedad a disposición. Son eficaces contra blancos selectos no combatientes, haciendo vida normal, sin seguridad ni disponibilidad de combate. Que son las condiciones más frecuentes de la vida. En la profundidad de su retaguardia, el enemigo pashtun no piensa jamás en sufrir ataques del tipo “death from above”. Son un arma más del apoyo a tierra. Pero a los jefes de los “grunts” (soldados USA) les fascina. Porque así éstos no tienen que acercarse a las distancias próximas para combatir a un enemigo temperamental, con más indiferencia de la vida que ellos, correoso, belicoso y luchando en sus tierras.

La ventaja de los pashtunes sobre las fuerzas regulares extranjeras, reside en el conocimiento íntimo y el aprovechamiento de su propio terreno. Sobre él se pueden mover a gran velocidad. Tienen una habilidad táctica elemental y una especial astucia, incorporadas a su sentido de supervivencia natural. Son capaces de esperar pacientemente por una favorable oportunidad de actuación, escogiendo generalmente cuándo y dónde hacerlo. Los pashtunes tienen poca disciplina militar colectiva. Los fuegos pesados aéreos y artilleros les afectan bastante en su ánimo y decisión. También les impacta mucho el ver amenazada u ocupada su línea de retirada. Y los fuegos ligeros y medios militares les perturban, cuando los reciben desde alturas superiores a las que ellos ocupan. Los pashtunes pueden atacar de noche algún objetivo que les merezca la pena, pero no son luchadores naturales nocturnos.

Los talibanes gozan de un sistema complicado de cuevas naturales en varios niveles, en algunas zonas fronterizas. Que está reforzado por túneles de comunicación. Éstos están dotados de zonas ampliadas para la espera y el almacenaje de bienes de todas clases. Este sistema es utilizado para facilitar el tránsito entre Afganistán y Pakistán. Sin tener que utilizar los pasos fronterizos o desfiladeros más habituales y conocidos. Y como refugio temporal, cuando los aliados llevan a cabo operaciones a nivel de batallón y de regimiento, de búsqueda de rebeldes o de represalia sobre las zonas pashtunes, donde éstos han sido más activos. Los pueblos montañeses son numerosos, pequeños y diseminados por ambas zonas de la frontera afgano pakistaní. En ellos también se pueden camuflar un pequeño grupo de talibanes, a la espera de que pase de largo una creciente militar como las citadas.

La infantería ligera de élite para estas tareas debe contar con cualidades anímicas y formativas especiales. De partida deben tener la motivación, la formación y el entrenamiento adecuados. Personalmente, tienen que tener creatividad, iniciativa, actividad y resistencia física y anímica. En las misiones tienen que actuar con autosuficiencia y sobriedad; paciencia, quietud y silencio; calma y alerta de los sentidos, simultáneamente. No abundan estos especímenes en los ejércitos actuales. Sin embargo, tras unos pocos años de guerra, en los ejércitos aparecen muchos más individuos de éstas características. Ellos se han formado en la guerra. Y han aprendido (de aprehendere, coger) y asimilado (incorporado a ellos mismos) el oficio. Y la probabilidad de sobrevivir, en los escasos combates que han protagonizado, les sonrió a ellos de frente.

Lo que puede ir a peor, tiene muchas posibilidades de empeorar.

Ahora, el Plan Obama, para desengancharse de Afganistán, empeora, a 3 años vista, las posibilidades estratégicas del Plan de la ISAF para el pais. ¿Con qué ánimo vamos a implicarnos ya en la variante activa de la guerra de Afganistán?

Pues bien, nos queda una tercera posible actuación, que no he mencionado antes, por pensar que era indigna. Y es tirar ya la toalla. Para evitar bajas incomprendidas en la Patria. Encerrarnos en el portento de base “Ruy González de Clavijo” y pasar a la defensa rígida, sin cesión de terreno. Aunque, al final nos remuerda el bochorno de que un ejército irregular tercermundista nos haya arruinado los planes y termine ocupando, dentro de 3 o 4 años, nuestras instalaciones protectoras.

España en Afganistán

¿Hacemos Actividades Socio Políticas Protegidas y de Policía o Guerra     Contrainsurgencia Activa?

Variadas son las tareas y misiones de las fuerzas aliadas de la ISAF en Afganistán. Así, existen 2 grandes grupos de misiones sobre el terreno. Uno es el sostenimiento de la lucha, a través de obras civiles y sociales, de reconstrucción, formación y acercamiento a los afganos. La otra es la lucha contra las bandas armadas. Para aniquilarlas (destruir su voluntad de lucha y/o su capacidad de combate) e ir ganando el respeto y el acercamiento nativos. Ambas están lastradas por el hecho de que los encargados de esas misiones son extranjeros, de civilización y etnia diferentes a los afganos. Y, además, con tiempos de servicio muy cortos y con plazos de retirada, no sólo definidos, sino inminentes.
¿Qué más Podemos Hacer? ¿Podremos Ganar?

Una opinión de un Aliado importante.

El buenismo de las alianzas entre culturas divergentes, sean o no antagónicas, apuesta por la ausencia de guerras, de terroristas alucinados y de tiranos aprovechados en el Mundo. Esto es muy idílico, muy deseable y muy improbable. Y nos recuerdan viejas posturas seudo pacifistas, recurrentes en los períodos de entreguerras europeos. Y por ejemplo, analizando la historia del Imperio Otomano, nunca fue más grande y más poderoso, ya mucho antes de 1453, que cuando combatió a los distintos países europeos de turno. Y su decadencia siempre surgió cuando se apartó de esta línea de acción exterior “imperial y religiosa”.
Sabemos que Washington y otros aliados activos menores no estarán siempre ahí para costearnos social y económicamente la defensa de una civilización común. Robert Gates, en una de sus últimas intervenciones como Secretario de Defensa, ante la reunión de ministros de Defensa de la OTAN del 8 de junio, se ha quejado en este sentido. “¿Le compensa a los EEUU lo que pone en la NATO?” “Las restricciones nacionales han atado las manos de los comandantes de campo de manera irritante” Gates, secretario del ramo con Bush Jr. y con Obama, se manifestó muy preocupado por una Alianza militar dividida en su compromiso real, entre dos clases de aliados. Con miembros que se especializan en misiones humanitarias y labores de desarrollo social y económico y de policía. Donde los medios militares a disposición están dispersos, dilapidados e infrautilizados. Y los miembros que realizan las misiones de combate y de lucha contra la insurgencia reales.

La Actuación Española en Perspectiva y Posibilidades.
La antigua base “General Urrutia”, junto a la capital de Bagdhis, se usó hasta hace bastantes meses como centro de formación de los policías afganos. Ahora ha sido entregada a los afganos. Y ha sido sustituida desde el verano pasado por una gran base militar, situada junto al aeropuerto de Qala-i-Naw. El nuevo acuartelamiento tiene un perímetro de unos 6 kilómetros protegidos y unas 70 hectáreas de superficie, con una capacidad para aproximadamente 1.300 personas. Su estructura está dividida en 5 zonas: mando, logística, servicios, viviendas y campos de tiro. La zona de servicios es a la carta: disfrutando de comedor, cocina, barras, gimnasio, locutorios telefónicos y de Internet, biblioteca, capilla, tienda de efectos y campos de deporte. Cuenta con una central eléctrica propia y una planta depuradora para el agua. Durante su construcción se ocuparon a unos 200 trabajadores locales de media al día. La base costó unos 44 millones de euros, entre la compra de terrenos, el levantamiento de los edificios y las comunicaciones internas. Los terrenos ocupados son colinas terrosas ocres. Los amplios desniveles de la zona, las necesidades defensivas y el clima de la región, húmedo en invierno, formando fangales, obligaron a remover medio millón de metros cúbicos de tierra en la obra civil. Y hubo que conectar los distintos pabellones con vías especiales.
El Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT) de Badghis tiene su cuartel y equipamientos en esta base. A mediados de 2010 había en Afganistán entre 1.600 y 2.000 soldados y militares españoles. Esto suponía entre cuatro y cinco veces más militares que en la primavera de 2004. La gran base “Ruy González de Clavijo” es un ejemplo de instalación militar para la protección, la comodidad relativa y el aislamiento de las fuerzas de la ISAF. Que da tranquilidad a los políticos y a los mandos, por la seguridad relativa que brinda a sus hombres, en una zona poco disputada por los insurrectos.
En torno a nuestras grandes posiciones fijas en Qala-i-Naw, hemos establecido también reductos reforzados, siguiendo la llamada ruta Lithium y la gran Carretera Circular afgana. Ambas unen las dos principales localidades de Badghis: Qala i Naw y Bala Murghab. La primera discurriendo a la izquierda y la otra, a la derecha. Bala Murghab es un centro operativo recidivo de la insurgencia de la provincia. Desde hace tiempo, la ISAF intenta asegurar el paso de convoyes por esa vía, provocando  enfrentamientos con los irregulares. La ruta Lithium está protegida por dos destacamentos españoles fijos, situados en Sangh Atesh y Ludina. En Ludina hay una compañía de la Legión y en el otro, una sección. El último fue establecido esta primavera. Como avanzadas de combate o posiciones de observación se han establecido en las alturas del seco valle varias posiciones semifijas, como la Echo o la Golf. No sirven de gran cosa, porque el enemigo las identifica pronto. Y es un enemigo que no deja una huella táctica apreciable a la observación fija y rutinaria. Una sinuosidad del terreno de menos de un metro, ya le oculta de las vistas. Incluso, sin formación de zapador, puede acercarse a las posiciones militares. Usando para ello la ocultación que le prestan las crestas de alturas. Sólo la observación casi desde encima de éstas puede impedir el acercamiento enemigo a pocos metros, a menos de tiro de granada. La función de los observatorios es avisar a las unidades que los despliegan, de los movimientos sospechosos y evitar las sorpresas a los destacamentos principales. Se complementan con las patrullas motorizadas a lo largo del valle y con los vuelos de los “drones”.
La otra carretera es la sección provincial de la carretera más importante de Afganistán. Su trazado recorre el país, dando una gran vuelta. Aunque hasta hace poco no se completaron totalmente su cierre y su firme definitivo, que no es gran cosa. Ella es algo así como una M-30 a nivel nacional. La llaman, sin demasiada ocurrencia, la Ring Road. La Carretera Circular une Herat con Bala Murghab, pasando por Qala-i-Naw. Desde aquí, para dar seguridad a las obras de ingeniería civil hacia Bara Murghab, hemos establecido también dos posiciones fijas en Muqur y Darra i Bum, fuerte en una compañía. Hacia Herat, capital de la otra provincia donde estamos, tenemos una posición fija en el paso de Sabzack.
Las bandas más organizadas se mueven en grupos pequeños de paisanos, que convergen sobre su objetivo de madrugada. No tienen vehículos ni piezas de artillería. Sus armas “pesadas” son el lanzacohetes monotubo, el mortero desmontable, los lanzagranadas tipo RPG y RL y las ametralladoras ligeras RPD o PK Para atacar una posición débilmente defendida o sin ánimos de lucha, bombardean brevemente con el fuego de los lanzacohetes. Luego se acercan para emplear los morteros. Y, finalmente, el asalto lo realizan varias escuadras independientes. Que convergen desplegadas en línea quebrada, avanzando y disparando ráfagas de su armamento personal, con sus armas “pesadas” al final. Probablemente para realizar estas acciones más audaces, tengan que venir bandas pashtunes, más fogueadas y duras, desde el sur o el este del país.
En la contrainsurgencia activa y eficaz, ávida de localizar al enemigo y de batirlo, las grandes bases militares se incrustan en el territorio enemigo. Son los centros de las redes operativas contrainsurgentes. Formadas sobre las patrullas activas de combate o de exploración, que operan en el territorio hostil. Y que tienen como “nudos” o soportes inmediatos a los reductos fortificados o reforzados. Éstos pocas veces necesitan más de una sección de fuerzas contraguerrilleras. Incuso, sólo con 4 o 5 hombres decididos y motivados, un puesto puede ser defendido por un tiempo. Mientras, los otros, formando 1 o 2 patrullas, pueden salir a hostigar a los guerrilleros, a vigilar las líneas de comunicaciones o a apoyar a otros puestos. La red de patrullas y de pequeños puestos militares, actuando en las zonas en disputa con los talibanes, tiene como fines operativos: negar la iniciativa y la movilidad a las guerrillas; cortar sus comunicaciones con sus bases, con su red de colaboradores y entre ellas. Y levantarlas, como a la caza, de sus “bases” protectoras de carácter civil y de sus reductos aislados. Una cualidad necesaria de sus mandos es la de poseer la fiereza y la garra inherente al choque armado. Satisfaciendo la “necesidad educada” de rematar la faena hasta su mismísimo fin. En este tipo de guerra irregular es necesario actuar sin tibiezas, dudas o condicionamientos ajenos y con celo del triunfo. Porque la moral es el principal activo de las guerrillas y de los militares. Y se desplaza, formando un flujo vital, entre ambos contendientes de esa guerra, según éstos logren éxitos militares y civiles. El conocimiento de los insurrectos de su zona y de su vecindario es en esta guerra un activo mayor.
Y es en las áreas más leales o neutrales donde se pueden ensayar las técnicas y los métodos de acercamiento sincero y efectivo a la población afgana. Las fuerzas nativas de autodefensa, apoyadas por patrullas militares móviles, a cargo de una zona manejable, deben soportar aquí el peso de mantener su propia seguridad. En esta zona pueden localizarse las reservas helitransportadas y mecanizadas suficientes, para ser enviadas en operaciones de apoyo o de ataque a las otras  clases de zonas operativas. También las brigadas de apoyo económico y de rearme cívico, pueden tener aquí sus almacenes y barracones centrales.

(CONTINUARÁ)

A THEORY OF THE CONTEMPORARY WARS

The appearance of the atomic weapon at the end of the World War II supposed a milestone in the exposition, development and manifestation of the wars. The industrial modern powers, not necessarily advanced (neither China nor India were it), could develop, on having ended the World War and in a ripeness period of around 30 years, first the nuclear weapon of fission and then that of fusion. The military revolution that supposes the atomic weapon resides in the frightening concentration of fire, in time and place, of which it is capable. For example, an atomic bomb of 20 kilotons of TNT is equivalent to the simultaneous and concentrated destruction power in a few km2 of 4 million 75 mm. rounds for the Schneider rapid shooting cannon.

The Atomic Weapon as the Center of the Fires Plan.

All that overcomes qualitatively the mobile and fixed barrages and the punctual and concentrated blows of fires used by the heavy artillery. Nevertheless, that keep their usefulness in the forms of fight without atomic weapons and as tactical complement of these: inside positions, in the fighting near the outside limit of these and in urbanized zones, in the mobile war and in the guerrilla and counter guerrilla warfares. With it, also, the atomic tactical weapon is raised as the king of the fires. And to the plan atomic fires, if existed, must adapt the fires plan and the aviation support, both in the preparation and development of the battles.

In difference with other known or existing weapon, the atomic weapon does not have a proportionality or direct, sufficient and habitual correlation between the means used for it (its different vectors are a rocket, a plane, a heavy artillery round) and the destructive instantaneous effect that it develops. And let’s not believe that at the end of the World War II the fires plan of a battle was paltry or a snot of turkey. But with the atomic weapon it is necessary to mobilize neither big air fleets nor artillery divisions in support, to achieve a destructive given effect.

Let’s see a case of tactical employment of the overabundance of conventional fire means. Not looking for the neutralization of the objective, but his difficult destruction. In July, 1944 the Americans were trying the break of the German front at the west of Normandy. To operationally penetrate with the Third Army of Patton in the strategic rear of this great German rejection front. The Lehr Panzer Elite Division was spreading out in static campaign fortifications, including her scanty tanks as centers of support points of the defense, at the west of Saint Ló. She was occupying a sector of 6 km abreast and 4 km in deep. On July 24, 400 American bombardiers attacked the defense positions without causing serious hurts. The following day, approximately 1600 Flying Fortress attacked systematically them. The units that were supporting the German lines were eliminated almost at complete. The ways and roads of the zone remained impracticable. Towards the midday, the area was resembling a lunar landscape. The effect on toughen, formed and motivated men was indescribable, maddening some ones.

An effect of the atomic fires is the general decrease of the efficiency of the active and passive protections. The effect of the atomic air explosion is spherical. And on a ground surface is circular. This way, the forces must spread out in subunits, looking for the circumference that borders the area, and to realize the marches in smaller or deployed groups. Avoiding this way to offer useful goals to the atomic tactical enemy fires. The armored vehicles, for their speed, maneuverability, cross-country movement and crews protection, are useful in the atomic environment fighting. The burials, in the form of trenches or reinforced pits, and the concealments, the rear slope positions, the forests and the urban and industrial (urbanized) zones, continue having an important value in the tactical defense.

The Strategic Projection of the Nuclear Weapon.

The fission weapon has a potential limited by the characteristics of her critical mass. This is the necessary mass of explosive in order that all the neutrons issued in the fission of the atoms of uranium 235 or plutonium 239, produce in turn an atomic fission and a tremendous emission of energy at an almost instantaneous speed. From a certain size, around a dozen of kilos, the own “exogenous and centrifugal” reaction drives the garbage of the reaction and the chunks of fuel still not fissioned, towards the atmosphere and the land, as part of the radioactive cloud. The fusion weapon, by her part, needs a tremendous activation energy at a temperature of million degrees. For it, she only was achieved to have when the fission weapon was at disposal. This is used as “percussion cap” for the fusion of the «explosive».

In this case, her «size» or explosive capacity only is limited by the general considerations of conception, design and assembly. It is a beyond, fundamentally technological step, which leads the atomic weapon to the areas of the national strategy and of the human morality. This way, weapons can be created with the destruction power of millions Tm. of TNT or Megatons. So, a real barbarity. To what there adds the general, extensive and indiscriminate character of the destruction on persons, equipments, goods and households in many Km around the explosion point. It is an abominable vileness, adapted for a unfavorable and implacable Final Judgment.

The Soviets, in their zeal for the more «visible big», to compensate their real lacks, managed to design the «Tsar» bomb in the 50s. It had a destructive capacity of 100 megatons. Finally, they made exploit a minor variation with almost 60 megatons of power, to avoid failures in the operation. Premier Khrushchev cynically complained that his scientists went away the hand and the device was working out slightly more powerful that the foreseen. The device detonated on October 30, 1961, in the Novaya Zemlya archipelago, around 90000 Km2, in Europa’s extreme North-East, in the Arctic Ocean. Immediately after the event, ABC Daily published a front page, where they were turning out to be superposed on our Spain, the impacts of 5 of these insanity devices. We returned to the Middle Age, without capital means or productive infrastructures.

The Trends for the Wars of the XXth and XXIst centuries.

Till now, the wars were making between big and small «nations». They were the only capable of generating a «will of defense». This .made concrete in the Armed Forces and in the economy, the diplomacy and the people support of their societies. Looking for the defense of their strategic and national interests and their survival. A procedure or protocol existed for the war declaration and for the signature of the peace agreement. The one that was not respecting the honor procedure was considered to be infamous. And if he was turning out to be defeated, could wait for a severe punishment. President Roosevelt, on Monday, the 8th of December, 1941, at 12:30 pm. hour of Washington, in his speech before the American Congress assembled in Joint Session, and transmitted by radio to the nation, was declaring: «Yesterday was a day marked by the infamy…I request you declare the existence of a State of War between the United States of America and Germany, Italy, the Japanese Empire and all their Allies». And ultimately were Hiroshima and Nagasaki.

The contemporary wars lasted a few years. After which, exhausted the industrial capacity and the will of defense of the defeated nations, not necessarily invaded or occupied, these were accepting their defeat and the peace was signed. When the armistice or the peace conditions were too leonine and humiliating, they were originating new vital defense «impulses or take-offs» in the defeated people. Seeking to overcome and avenge the received damages and offenses. Those were the sure germ of a future war within a generation, measured in around 25 years. Just remember the treaty of Versailles or «Diktat» against Germany, signed on June 29, 1919, promoted by Georges Clemenceau, called the Tiger. Whose last payments referred to interests of the already liquidated principal debt, the reunified Germany has just done at the end of September, 2010, approximately 90 years after accepted.

The threat of the use of the atomic weapon in the war between the industrial powers, removed indefinitely the historical and recurrent danger of a war of interests of any class between them. The civil and military leaders of all of them, have exhibited throughout more than 65 years an exquisite tact, supported by the nationals diplomacy and economy, in the international relations and in the resolution of the raised conflicts. No «minor» relative question was deserving to assume the risk of an uncertain, costly nuclear warfare and without clear «victors». In any case, the big hegemonic powers or the principal ones in a strategic zone, were solving regionally his ideological and of interests fighting. And they were doing it by means of regionally limited sectoral wars. Where were fighting their partners and like-minded, local, not atomic and subsidiary nations, even out of their strategic natural zone. There we have the case of Angola, Cuba and South Africa, after the decolonization of the first one. Also the fight in the Horn of Africa between Mengistu Haile Mariam’s Ethiopia, Cuba and Siad Barre’s Somalia. The latter’s overthrow, after his defeat in the war for getting the Ogaden Desert in 1991, precipitated Somalia in the chaos in which still is. And we have the Israel and the Arabic bordering countries case, which threaten her from time to time with her elimination and with throwing to the sea the surviving Jews.

The International Politics alters the initial Status Quo.

But the unstoppable proliferation of the atomic weapon between nations of cultures and idiosyncrasies very different from those of the big industrial original nations, can present a new, serious and complex problem. The nuclear threat is so radical and dangerous, that already now the «confidence» does not turn out to be sufficient in the rationality, the goodness and the good perform of all the world leaders, for its exposition and launch. The weapon systems to use will determine if the wars will be or not total. And it is necessary to apply real and practical limitations to those, which guarantee the rights of the Humanity in her survival and peace.

Let’s remember, in addition, that nobody grants the personal and collective human rights. It neither gains them nor obtains any group, supposedly anticipated and activist. They are inherent in the human nature and in all those who take part of her. What can do the political and religious collectivities is to recognize them or not and to defend them or not.

The mentioned systems include the defense systems against the military conventional vectors of the nuclear weapons: ballistic and selfguided rockets and aircraft and several types of ships. But a suicidal group can be also the vector of an atomic weapon of several hundreds of kilotons. That introduces it in an enemy urban center (city, barrack, industrial center). Any rascal power, even as part of a delirious strategy, can facilitate this type of devices to radical anti Western groups, which do not lack economic resources. This would connect intimately the types of contemporary wars.

Nowadays, the Islamic radicals are those who use with profusion and diffusion the suicides. Candidates to use this type of “arm of use and throw», do not lack to any group. And even a certain market exists between the radical Islamic groups, to punctually be facilitated «voluntaries». In the last years, the followers of the Sunna are who are using the suicide in the Islamic Yihad. It is used by al-Qaida, the Afghanistan’s Taliban of the mulhas Omar and Haqqani and the Tehkrit-e-Taliban Pakistan, the members of Hamas and the Pakistani separatists in the Indian Kashmir, accused of the assault to Bombay. The shiies of the Lebanese Hezbollah and Iran do not habitually use it. Though in the assault against the barracks of the western forces in Beirut in October, 1983, which was the presentation in society of Hezbollah, the drivers of the trucks, full of explosives, thrown against those, were suicidal. Also, the Iranians used their basijs militias in frontal massive assaults against the fixed reinforced positions, supported by mine fields, of the Iraqis, during the war from 1981 to 1989. The basijs were «popular militias» of the Islamic Republic of Iran. Without organization, method, discipline, resources or too much military instruction. But they were full of religious and patriotic anxieties. They were the last to come to the Khomeini revolution. And they had to demonstrate their fervor and militancy for her. In the Iranian cities they had turned into a rebellious problem for the clerical shii authorities. That canalized his redeeming impulse towards the lay enemy front. The militias were authentic, dispensable «cannon fodders».

(continuará)

LA CAZA Y CAPTURA DE BIN LADEN

Las pequeñas unidades atacando con objetivo limitado (una incursión profunda, la toma de una posición crítica, el rescate de una personalidad, una emboscada) constituyen un “sistema” militar cerrado. Esta condición impone unas características específicas en sus “interfases de acción” con el enemigo. Que no siempre son idénticas a las de la lucha de unidades y grandes unidades, sobre todo en la limitación de los medios y del tiempo de actuación disponibles.

Las unidades así empeñadas deben imponer rápidamente y mantener una superioridad combativa sobre el enemigo. Para poder conseguir la supremacía local y temporal, que les permita conseguir dichos objetivos limitados. La característica o el factor de la concepción de su misión es la simplicidad. Las características de su preparación son la inteligencia, la seguridad y el entrenamiento. Las características de su acción son la sorpresa, la velocidad de acción y el compromiso de los participantes en la misión.

El caso “The Hunt for Bin Laden” está tratado con profusión y difusión suficientes, en cuanto a sus características publicitarias, políticas, legales, humanas y técnicas. Ahora analizaremos las particularidades tácticas y operativas que lo caracterizaron.

A la CIA le llevó casi 9 años encontrar a Bin Laden desde su “escapada” en el otoño de 2001. Aunque entonces lo tuvieron a mano y mansito.

En el otoño de 2001 tuvo lugar el rápido desmoronamiento del régimen talibán de Afganistán. Era un estado precario y mal estructurado, que daba cobijo y apoyo logístico a la jefatura de al-Qaida. Ésta, junto con sus “agentes de escolta”, un pequeño grupo miembros activos y prosélitos entrenándose, se agruparon con tiempo, formando un despliegue de marcha extenso y laxo. Y se escurrieron, siguiendo las estrechas y escarpadas rutas que les ofrecía la zona, por las montañas afganas hasta Tora Bora. Comenzó entonces, en diciembre de 2001, la gran operación de búsqueda y captura del dirigente máximo de al-Qaida. Que era el responsable directo y declarado de los atentados del 11 de septiembre contra los EEUU.

Se reunieron para ello cerca de 100 grupos especializados en “long range independent operations” estadounidenses, en la zona en la que se suponía que se escondía Bin Laden. ¿Por qué no lo cogieron o lo mataron? Posiblemente, si fuesen comandos israelíes, lo hubiesen logrado. En su día, según los informes que han ido apareciendo a la luz pública, dijeron que fue por “falta de medios”. «¡Necesitábamos más soldados allí!, declaró recientemente el agente de la CIA Gary Bernstein. Durante su testimonio, aseguró que «podríamos haber terminado todo allí». En las 50 páginas de un informe publicado en 2010, se citan los testimonios de varios responsables militares estadounidenses. Que vieron como sus Altos Mandos les negaban, por ejemplo, los mil hombres necesarios, según ellos, para taponar las entradas y salidas a Pakistán, o varios bombardeos sin objetivos definidos.

¿Necesitaban más de 100 comandos de élite para una operación de cerco y aniquilamiento de un grupo enemigo no combatiente? Que estaría limitada a la zona aproximada donde los rastros enemigos y sus sensores electrónicos, satélites, sus espías y sus agencias inteligencias, ubicasen al enemigo. Rodeada dicha zona, mediante un doble cerco, no necesariamente continuo, sino eficaz, los comandos penetrarían centrípetamente en el área sospechosa. Actuando simultánea, paciente, metódica y sigilosamente, como un “enjambre” de pequeñas unidades. Donde el flanco y la retaguardia de cada pequeña unidad estaría defendida por su iniciativa y actividad ofensiva. Y por la “influencia” irradiada por una unidad compañera cercana.

También le achacaron parte de la responsabilidad en la escapada a un halcón como Donald Rumsfeld. Por aquel entonces, dicen ahora, que Rumsfeld declaró que si EEUU era tan duro en Afganistán (¿por capturar limpiamente al responsable de aquella tragedia alevosa y civil?), despertaría un sentimiento antiamericano mayor del que ya existía entonces. Y por eso era más partidario de una táctica más “ligera” con bombardeos controlados y la colaboración con los militares afganos. Esto no resulta coherente ni creíble.

El fallo de la operación constituyó un decisivo fracaso estratégico. De hecho, durante años no se han tenido datos fidedignos del paradero de Osama, según reconoció el secretario de Defensa Robert Gates, el 7 de diciembre de 2008. Y ahora Al Qaida está renovada y desparramada. Y Bin Laden, como el Che muerto, inspira que no comanda, a una nueva generación de extremistas islámicos, extendidos por numerosos países.

Se hizo justicia, aunque no fuese según todas las leyes vigentes.

La sociedad tiene dos enemigos: los que no cumplen las leyes y los que las cumplen a rajatabla. Entre estos últimos, en su paroxismo legalista, están los que engendraron las inquisiciones y las persecuciones en la Historia.

La unidad militar elegida para llevar a cabo la “Operación Gerónimo” fue la US Navy Seal. Ésta es la unidad de su Marina de Guerra encargada de las acciones puntuales especiales por mar (sea), aire, (a) y tierra (l). Los Seals se crearon al final de la década de los 50 del siglo XX. Al apreciarse la necesidad de contar con militares polivalentes, extremadamente preparados y capaces de actuar en cualquier ámbito en condiciones exigentes. A primeros de los 60 y por deseo del presidente Kennedy, comenzaron a actuar en Vietnam. La formación general de un Seal se prolonga durante años de duro trabajo. El Seal cobra entre 37 mil y más de 60 mil euros al año. Su trabajo minucioso, preciso, duro y peligroso no se compensa económicamente. Satisfacer su amor a la milicia, su vocación de servicio (éste se le enseña), su amor a la patria y su compromiso con sus colegas y la unidad son su paga principal. La “unidad 6” de los Seals, un grupo de élite de una veintena de hombres, participó en esta misión, encargándose de los objetivos principales. Se dice que el almirante jefe dirigió la operación. La naturaleza de los Seals, la estructura de las subunidades aerotransportables participantes y de los transportes y apoyos eran elementos que contribuían a la simplicidad de la misión, ya que se adecuaban perfectamente a ella.

El entrenamiento y el ensayo de la misión no fueron descuidados, a pesar de la enorme experiencia general de los hombres. Antes de la activación de la unidad en Jalalabad, ésta fue entrenada en un “modelo” que reproducía fielmente las instalaciones, la extensión y las características de la mansión de Bin Laden y los terrenos aledaños. El “essay model” fue levantado probablemente en una de las bases de entrenamiento más o menos protegidas de los Seals. Y éste se prolongó por unas 6 semanas, con intervalos. Durante esta fase se mantuvo el factor seguridad de la misión, ya que los ensayos y prácticas que realizan los Seals son variados y cambiantes.

La unidad atacante se desplegó en su base de partida principal al menos unos 10 días antes, para no incrementar su tensión y facilitar su adaptación final. El enemigo talibán, cercano, observador y vaporoso, fiel correveidile con al-Qaida (hoy diríamos al-Caida), no fue capaz de detectar su activación. El factor seguridad se mantuvo incólume durante toda la gran fase de preparación de la misión.

En la tarde del domingo 1 de mayo, el jefe de vuelo de la fuerza de transporte tomó el mando de la operación y ordenó el despegue de los helicópteros de su base de partida principal junto a Jalalabad. La fuerza de transporte procedía de alguna de las divisiones 82 0 101 aerotransportadas del US Army. El vuelo al objetivo, en una noche de luna nueva, se realizó siguiendo hasta 3 direcciones diferentes, para no llamar la atención de observadores o curiosos en tierra. Las trayectorias se orientaron al este-noreste, evitando el cercano eje de comunicaciones terrestres de Islamabad-Peshawar-Khyber-Jalalabad. Con ello se protegían los factores de seguridad y de sorpresa de la misión, durante la fase de acercamiento.

La fuerza de operaciones utilizaba 4 o, posiblemente, 5 helicópteros. Eran probablemente del tipo UH-60 Black Hawk, de la variante dotada en su morro con un radar picudo, para el guiado del vuelo nocturno. Uno de ellos se averió gravemente ya en el objetivo y optaron por destruirlo. Pero las aeronaves restantes fueron suficientes para trasladar de vuelta a todos los hombres, con su botín de información para la inteligencia y el cadáver de Bin Laden.

Ya en el objetivo, el coronel jefe (¿o el almirante citado?) de la fuerza de ataque tomó el mando de la operación. Las tripulaciones de los helicópteros, dotadas de medios de fuegos pesados, se encargaron de sellar el complejo de viviendas del exterior. Los 58 seals avanzaron sobre aquél por sus tres lados y algunos descendieron a su interior, en techos y patios, mediante cuerdas. Una fracción de ellos formaron un “anillo” para aislar el complejo desde tierra. Ya en el interior, la mayor parte de los hombres se encargó de neutralizar a los escoltas y a los civiles de las viviendas. Todos estaban comunicados entre sí mediante una Intranet sofisticada. Un grupo especial, el “hunting team”, a cargo del coronel, fue a por Bin Laden. El equipo de identificación formaba parte del grupo. Otro grupo, el “inteligence collect team” se encargó de recoger toda la información sensible existente en la gran mansión. Ambos grupos de misión se dividían en subgrupos, para completar rápidamente sus misiones por el complejo. Asimismo, en las detecciones indicadas colaboraban todos los hombres dentro del perímetro. La operación Gerónimo culminó en unos 45 minutos, los hombres ocuparon sus helicópteros y éstos partieron de regreso.

THE HUNT FOR BIN LADEN

The small units attacking with limited aim (a deep incursion, the capture of a critical position, the rescue of a personality, an ambush) constitute a military closed «system». This condition imposes a few specific characteristics in his «interfaces of action» with the enemy. That not always are identical to those of the fight of units and big units, especially in the limitation of the available means and of the time of action.

The units so committed must impose rapidly and keep a combative superiority on the enemy. To be able to obtain the local and temporary supremacy, which allows them to obtain the above mentioned limited aims. The characteristic or the factor of the conception of his mission is the simplicity. The characteristics of their preparation are the intelligence, the security and the training. The characteristics of their action are the surprise, the speed of action and the commitment of the participants in the mission.

«The Hunt for Bin Laden» is publicly treated by sufficient profusion and diffusion, as for his advertising, political, legal, human and technical characteristics. Now we will analyze the tactical and operative particularities that characterized it.

It took to the CIA almost 9 years to find Bin Laden from his «escape» in the autumn of 2001. Though then they had him at hand, scared and gentle.

In the autumn of 2001 took place the rapid crumbling of the Taliban regime of Afghanistan. It was a precarious and bad structured State, which was giving cover and logistic support to the headquarters of al-Qaida. This, together with his «escort agents», a small group of active members and training proselytes, gathered in time, forming an extensive and lax marching deployment. And they slipped, following the narrow and steep routes that the zone was offering them, for the Afghan mountains up to Tora Bora. It began then, in December, 2001, the great operation of search and capture of the maximum leader of to al-Qaida. That was the direct and declared person in charge of the attempts of September 11 against the USA.

They met for it near 100 specialized Americans groups in «long range independent operations», in the zone in which it was supposed that Bin Laden was hiding. Why they did not got or killed him? Possibly, if they were Israeli commands, they had achieved it. In his day, according to the reports that have been appearing to the public, they said that it was by «lack of means». «We needed more soldiers there!”, declared the agent of the CIA Gary Bernstein. During his testimony, he assured that «we might have finished everything there». In a 50 pages’ report published in 2010, are mentioned the testimonies of several military American at charge. They saw how his High Commands were denying them, for example, a thousand necessary men, according to them, to turn off the entrances and exits to Pakistan, or several support bombardments, without definite goals.

Did they need more than 100 elite commands for an operation of search, circle and annihilation of an enemy irregular group? That would be limited to the approximate zone where the enemy tracks and their electronic sensors, satellites, spies and intelligence agencies, were locating the enemy. Surrounded that zone, by means of a double ring, not necessarily continuous, but effective, the commands would penetrate centripetally in the suspicious area. Acting simultaneously, patiently, methodically and secretly, like a «swarm» of small units. Where the flank and the rear of every small unit would be defended by his initiative and offensive activity. And by the «influence» radiated by a nearby unit companion. Also they imputed part of the responsibility in the flight to a “falcon” like Donald Rumsfeld. In those days, they say now, Rumsfeld declared that if the USA was so hard in Afghanistan (for cleanly capturing the person in charge of that treacherous and civil tragedy?), it would wake an anti-American major feeling up that the already existed then. And because of it, he was more in favor with a «more «light» tactics, with controlled bombardments and the collaboration with the Afghan military men. This turns out to be neither coherent nor credible.

The failure of the operation constituted a decisive strategic failure. In fact, for years there has not been trustworthy information of Osama’s whereabouts, as admitted the secretary of Defense Robert Gates, on December 7, 2008. And now Al Qaida is renewed and spread. And Bin Laden, as the dead Che, inspires a new generation of Islamic extremists, spread over numerous countries.

Justice was done, though it was not according to all the laws.

The society has two enemies: those who do not fulfill the laws and those who fulfill them strictly. Between the last, in their legalistic paroxysm, are those who generated the Inquisitions and the pursuits in the History.

The military unit chosen to carry out the «Operation Geronimo» was the US Navy Seal. This is the unit of the Navy in charge of the punctual special actions by sea, air, and land. The Seals were created at the end of the decade of the 50 of the 20th century. On having appreciated the need to possess polyvalent military men, extremely prepared and capable of acting in any area in demanding conditions. At the beginning of the 60 and for desire of the president Kennedy, they began to act in Vietnam. The general formation of a Seal extends during years of hard work. The Seal receives between 37 thousand and more than 60 thousand Euros a year. His meticulous, precise, hard and dangerous work is not compensated economically. To satisfy his love to the militia, his vocation of service (this one is taught to him), his love to the mother land and his commitment with his colleagues and the unit are his principal pay. The «unit 6» of the Seals, a group of elite of a score of men, took part in this mission, taking charge of the principal aims. It is said that the admiral in chief directed the operation. The nature of the Seals, the structure of the airborne subunits participants and of the transport and supports, were elements that contributing to the simplicity of the mission, as they were adapted perfectly to it.

The training and the test of the mission were not neglected, in spite of the enormous general experience of the men. Before the activation of the unit in Jalalabad, this was trained in a «model», which was reproducing faithfully the facilities, the extension and the characteristics of Bin Laden’s mansion and the bordering areas. «Essay model» was raised probably in one of more or less protected training bases of the Seals. And this extended for approximately 6 weeks, with intervals. During this phase the factor security of the mission was kept, because the tests and practices that the Seals realize are varied and changeable.

The attacking unit deployed in her principal operational base at least approximately 10 days before, to not increase her stress and to facilitate the final adjustment. The Taliban enemy, nearby, observant and vaporous, faithful tale-bearer to al-Qaida, was not capable of detecting her activation. The security factor was kept unscathed during the whole great phase of preparation of the mission.

In the evening of Sunday, the 1st of May, the chief of flight of the force of transport took the command of the operation and ordered the takeoff of the helicopters in their base near Jalalabad. The force of transport was coming from one of the 82 or 101 Airborne Divisions of the US Army. The flight to the objective, in a new moon night, followed up to 3 different directions, not to call the attention of observers or onlookers in land. The paths orientated East-Northeast, avoiding the nearby axis of ground communications of Islamabad-Peshawar-Khyber-Jalalabad. With it were protected the security and surprise factors of the mission, during the approximation phase. The operations force was using 4 or, possibly, 5 helicopters. They were probably of the type UH-60 Black Hawk, of the variant endowed in his knob with a pointed radar, for guided of night flights. One of them was seriously broken already in the objective and they chose to destroy it. But the remaining aircraft were sufficient to move home all the men, with their booty of information for the intelligence and the corpse of Bin Laden.

Already in the objective, the colonel chief of the assault force took the command of the operation. The crews of the helicopters, provided with means of heavy fires, took charge sealing the houses complex from the exterior. The 58 seals advanced on that from its three sides and some of them descended at the interior, over ceilings and courts, using ropes. A fraction of them formed a «ring» to isolate the complex from land. Already in the interior, most of the men took charge neutralizing the escorts and the civilians of the house complex. All they were communicated between themselves by means of a sophisticated Intranet. A special group, the «hunting team», at the command of the colonel, went for Bin Laden. The identification team was forming part of this group. Another group, the » intelligence collecting team” took charge gathering all the sensitive existing information in the great mansion. Both mission groups were dividing in subgroups, to complete rapidly their missions at the complex. Likewise, in the indicated detections all the men were collaborating inside the perimeter. Operation Geronimo culminated in around 40 minutes, the men occupied their helicopters and these departed returning home.

The operational characteristics of the «Operation Geronimo».

The simplicity allows to focus in a few critical related subaims. Using for it a limited number of men and means in an isolated «system». It is something like to look and to isolate the «limited objective» with a zoom, which crumbles and characterizes it for us. And to center in this «small giant» which occupies us. If we also manage to use, in addition, a new tactics or a new or different technology, which is original in the given situation, both the simplicity of conception and the surprise of execution will be very favored.

On September 12 of 1.943, the captain of the S. S. Otto Skorzeny realized the rescue of the Duce in his prison of the high mountain hotel in the Great Sasso, in the Apennines. The employment of gliders to assault the position, fighting against the difficult draughts (increased on having landed at the midday, for the delay in coming on) and landing in the scanty useful ground chunks, facilitated the surprise of the guarding «carabinieri». This extended, allowing Skorzeny and his team to accede to the principal building, when a General known by the «carabinieri», landed with him and he was accompanying him. The combat supremacy was achieved rapidly.

In May of 1.940, German airborne forces landed in gliders on the ceilings of Eben Emael’s Belgian fort. 78 men had to neutralize a garrison of approximately 1200 Belgian soldiers, to allow that the German ground forces should approach Albert’s channel, dominated in a great extension by the heavy artillery of the fort. Apart from the surprising disembarkation on the fort, the Germans were possessing a new weapon: the hollow load bombs. These later would find wide usefulness as antitank weapons. With them they demolished the domes and bunkers where the cannons were lodging and blocked some of the redoubts, where the soldiers that not surrendered had sheltered. The enemy remained overwhelmed and neutralized, without capacity of useful response. The arrival the following day of the German columns, specially the pioneers (engineers), precipitated the surrender of the fort Eben Emael.

The security refers principally to the stages of planning, preparation and training and, if it proceeds, to the stage of transport or insertion. It must be active and passive. Giving different information and concealing the real intentions, up to after the stage of action on the objective. The safety was supported and respected carefully along all the phases of conception, preparation and execution of the Operation Geronimo.

The necessary intelligence supposes the complete and continuously updated knowledge for the mission, in time, circumstances and characteristics that meet in it. For the characteristics of this and the exiguous specialized means of assault, the intelligence is facilitated by agencies and units foreign to those who intervene in the mission, even those of state level (singularly the CIA, the Agency of National Security, more known as NSA and the Central Security Service or CSS, which acts as link of the last one with the Pentagon).

The training must be as much generic, in the actions and different tactics, as in the specific for the planned mission. Independently of those who make the different units, it is necessary to realize the training of the coordinated actions, with the units that take part simultaneously somewhere in the mission. It is also necessary to realize a “full rehearsal” with all the characteristics of the mission, including its “foreseen duration”, with a margin of error.

The independent variable «time» introduces sometimes unexpected and unforeseeable effects in a mission like this. And not always are good. For example, a vehicle, an auxiliary machine, only present problems after X hours of severe functioning. And they do not give them in a “limited time test” or «at scale». It is good also to include some variant that represents a mistake, an unforeseen event or a loss of capacity of combat or of movement. And that the men train in correcting them or, at least, in neutralizing them with his own effort. For example, a part of the helicopters is knocked down or lands at major distance of the expected landing zone.

The surprise supposes attacking the enemy, even deployed in “prepared strengthened defense”, in an «aspect» or «flank» neglected by him in these moments. This offers to us a favorable»interface of action» to act. Always it must suppose a tactical innovation. Though also it contains technical differential or new elements, which will promote it. These were the hollow load and the flame-throwers in their moment. The surprise is the sufficient and necessary multiplier of the capacity of combat of the incursion force. That will allow her to compensate the scanty military resources that she has on the area. Together with her inconsiderate employment, carefully applied with speed. To achieve the temporary local superiority. As being an “isolated military system”, the incursion force will receive neither reinforcements, nor supplies, not any more operation time. Time is not neutral, here is her enemy.

The speed consists in consistently operating ahead the enemy in elementary successive «cycles of action», that define a full action or process. This also supposes acting with opportunity and pace (relative speed, adapted to the enemy). Let’s remember that a cycle of action has a phase of observation, other one of determination of the «situation», one of decision and that of execution. If we are «going forward» the enemy, he will be acting according to “almost instantaneous already antiquated” situations.

The speed also implies rapidly reaching the “active supremacy situation” in useful combat capacity against him. The military initial actions must be specially thoughtless, to get it. The enemy speed of reaction is always initially very slow. He will be with stupor and will try to check what happens. His phase of determination of the initial situation will get longer. A “deception action” in these moments, will lengthen the time passed up to his perceptions and determination of the real picture of the situation. For example, the utilization of the uniformity, of some equipment or the language of the enemy, by certain parts or subunits of the units involved in the action.

Once the supremacy is reached over the enemy, it must be kept always. As his loss and the scanty relative means the force locally deploys, will make its recovery very difficult. On having reached the capacity of combat supremacy, the “mission success” probabilities increase exponentially. And the vulnerability of the force will be diminished also drastically against the enemy, during her action.

The commitment of the men and commands and theirs selection qualities used will give some characteristics of moral and physical courage to their actions. These are necessary to overcome the uncertainty, the apprehension, the mistakes and the diversions, the action of the enemy, sometimes punctually critical, and to take advantage of the opportunities. The loss of comfort and the general wear does not seem that are going to have a degrading effect on the force, due to the limited action time. The commitment supposes the full knowledge of the characteristics and the transcendence of the mission and his voluntary and enthusiast assumption by all the participants. Evidently, it is presumed in advance that the chosen forces have the motivation and the necessary formation for the mission.

EL EJÉRCITO NACIONAL AFGANO II

(CONTINUACIÓN)

Los Soldados del Ejército Nacional de Afganistán.

Su formación militar corre a cargo de las fuerzas armadas estadounidenses. En casi todos los campos de instrucción (boot camps) que proliferan por las provincias afganas, fuera del sur y el este fronterizo, existen una compañía de afganos y un pelotón reforzado de suboficiales y soldados estadounidenses. Estos instructores no son asesores militares. Les explican a los afganos lo que tienen que hacer y les enseñan y corrigen por repetición. Y es muy común que se refieran a los reclutas como “mis o nuestros soldados”.

Con ellos tienen que trabajar con paciencia, simplicidad y método. Para conseguir ir desasnándolos muy poco a poco.

Los nuevos soldados del Ejército Nacional son como niños grandes, vacilones y primitivos. En sus marchas de campo no cesan de hablar o de reir, formando pequeños grupos. Muchas veces son remisos a trabajar los viernes, el día semanal de descanso en Afganistán, o a salir de patrulla de entrenamiento si llueve, para no estropear los uniformes. Al principio, es necesario corregirles una y otra vez, con paciencia y firmeza, la forma de colocarse el casco o de sujetarse las botas de faena. Su pose, típica de los reclutas tercermundistas es cansina y displicente. En las teóricas se suelen aburrir, porque no tienen disciplina ni capacidad de concentración. Las aulas les fatigan y algunos bostezan ostentosamente. Su aparamenta mental les exige ver y experimentar en la práctica, los conocimientos y las destrezas más elementales.

El arma básica del infante o tirador es una de las variantes del Kalashnikov. Hace apenas un año y medio, en mayo de 2009, se comenzó a repartir entre los afganos el M-16 2. Es más preciso y su alcance efectivo, mayor. Pero también es mucho más delicado que el todo terreno Kalashnikov. Son dos conceptos de armas destinados a satisfacer dos conceptos de fuegos ligeros. El último pretende acogotar al enemigo que aún resiste, saturando de balas el área de su posición de tirador. En las primeras demostraciones, algunos reclutas no sabían como empuñarlos. En el “range line”, en posición recostados, muy pocos acertaban algún blanco en las dianas, tras descargar el cargador entero de 20 balas.

Los centros de entrenamiento están dotados de las facilidades elementales de los ejércitos modernos: barracones dignos, comedores comunes, duchas, aseos, intendencias. En esto sí que los soldados afganos se han acostumbrado rápidamente a estas comodidades foráneas y desconocidas.

El Cuerpo de Oficiales afgano.

Son tres las fuentes principales que proveen oficiales para las fuerzas armadas. La primera son las academias generales y especiales de las armas, servicios y apoyos. La segunda son las universidades que imparten determinados planes técnicos y temas militares. Donde se pueden graduar oficiales, especialmente para dirigir las reservas. La tercera es la cantera de los propios soldados aventajados, que pueden ser promovidos sucesivamente desde las filas y desde el cuerpo de oficiales, tras pasar las formaciones complementarias necesarias. Las dos primeras fuentes son en Afganistán veneros insuficientes, de cauces resecos y de resultados inseguros.

El cuerpo de oficiales afganos no tiene, de momento, ni una gran formación, ni una especial dedicación a sus soldados. De hecho, manteniéndose cerca de las líneas institucionales de autoridad y no involucrándose directamente con los problemas de sus hombres, buscan minimizar sus responsabilidades. Esto dificulta la dirección de las pequeñas unidades y su conversión en eficaces unidades de combate. El sistema de informes de eficacia de los oficiales y los reportes sobre la disponibilidad de los medios a su cargo, proceden de una distorsión burocrática importada, que desea observar, medir y trazar todo. Esto traerá inevitablemente la necesidad del retoque de los informes, para hacer aparecer siempre a los oficiales como competentes ante sus superiores. Pero la doctrina de cero errores y deficiencias produce el agostamiento de la creatividad de los oficiales de mando directo. Una consecuencia práctica será su fijación estricta a las órdenes y a los planes. Sin lugar para la iniciativa y la improvisación creativas, dentro de los márgenes de la misión recibida y el objetivo de los superiores en las pequeñas unidades de acción.

Desde hace siglos los ejércitos victoriosos exhiben tres o cuatro características, como soportes institucionales de su actuación: una vocación particular para las armas; un cuerpo de oficiales relativamente pequeño, formado por un 5 a 7% del total de los enrolados; una cierta estabilidad en los destinos de éstos, esencialmente en las unidades de acción, para crear lazos, cohesión y unidades eficaces, sin que ello afecte a su promoción por un tiempo y un código asumible y asumido de virtudes apropiadas.

Algunas Conclusiones.

Sin un cuerpo de oficiales y suboficiales estables y permanentes, capaces de conseguir y mantener un ejército bien entrenado y resistente a los esfuerzos de las operaciones de guerra, las habilidades militares del ejército nacional afgano son muy dudosas. El amateurismo y la lejanía de los cuerpos tampoco facilitan la cohesión de las pequeñas unidades, ya que no se desarrollan los lazos interpersonales necesarios para ello. Se espera que en plazos cercanos al año y medio, el ejército afgano consiga formar unidades de combate efectivas. Aunque los propios estadounidenses reconocieron hace varias décadas, que estos períodos eran demasiado cortos para lograrlo y partían de reclutas más cualificados para ello.

Una de las ventajas de este sistema mixto es la política. Ya que puede ayudar a desarrollar en los reclutas los hábitos de pertenencia a una entidad social superior a su tribu y de respeto y obediencia a la autoridad, al margen del Pashtunwalli. Otra “ventaja” puede ser que así la carga del esfuerzo militar recae sobre los estratos más pobres de la sociedad afgana y no sobre sus magros niveles dominantes.

Las armas son una profesión especial, a veces olvidada por la sociedad o, al menos, descuidada. Sobre todo cuando la oportunidad de su empleo no se vislumbra en un futuro inmediato. No se puede regir esta Institución por los parámetros de competencia y tensión internas, downsizing y outsourcing de funciones secundarias (por ejemplo, cocina, limpieza, lavandería y seguridad de acceso), gestión empresarial y dirección por objetivos, característicos de las grandes y medianas corporaciones. Esto lo intentó el portento de Robert McNamara, como secretario de Defensa del cuestionable JFK, en su reforma de 1960. El resultado se vio unos años después, en plena guerra de Vietnam. Muchas unidades no pudieron confiar en sus jefes natos y bajo el fuego enemigo, colapsaron literalmente y se negaron a luchar. Esta putrefacción institucional llevó a que al menos 1000 oficiales y suboficiales de pequeñas unidades fueran asesinados por sus hombres. Aunque la cifra real podría ser mayor. El número de oficiales muertos en Vietnam fue del orden de los 4500. La historia militar moderna no ofrece otro ejemplo de esta magnitud y trascendencia.

EL EJÉRCITO NACIONAL AFGANO

El objetivo de la formación del ejército afgano es alistar, estructurar y entrenar a un colectivo multirracial de unos 200 mil afganos, para formar el nuevo Ejército Nacional de Afganistán. Los reclutas son contratados tras pasar un somero examen físico, estar comprendidos en un intervalo amplio de edad y pasar por un filtro “político” local, que avale su no pertenencia evidente a los grupos insurrectos. Es de recordar que los que hoy son respetables jefes populares y representantes parlamentarios en la democracia, durante el período de la guerra civil de “casi todos contra todos” de 1989 a 1996, fueron señores de la guerra, antiguos jefes muhaydines antisoviéticos, muchos de los cuales están acusados y no procesados por supuestos delitos y crímenes. Al no existir la tradición de un ejército popular y suficiente de reclutamiento universal, se ha optado por adquirir un ejército de voluntarios, intentando profesionalizarlo.

Características del Reclutamiento General y Primeros Pasos de la Formación.

Las etnias afganas que nutren las filas del ejército son principalmente los uzbecos (10%de la población) y los tayikos (25%), que viven al norte del país, limítrofe con las repúblicas independientes de Tayikistán y Uzbekistán y los hazaras (20%), relacionados con los persas, que viven en el centro. Los pashtunes no abundan por ahora en el ejército afgano, a diferencia del ejército pakistaní. Por ello, a veces, la guerra parece una guerra de liberación pashtún.

El nivel cultural no es un impedimento para el ingreso en el ejército afgano. Es más bien un criterio de selección, junto con una buena recomendación de sus jefes de clan y de los mandos del ejército o de la policía, para pasar a formar parte del cuerpo de suboficiales. Al no existir una tradición militar moderna en el país, no existen en él las academias de suboficiales de las distintas escalas, al estilo occidental o ruso. La formación de los suboficiales no es un asunto baladí, aunque escapa a la percepción del periodista civil insertado o visitante en las diferentes unidades autorizadas. Las unidades de formación del ejército afgano están fundamentalmente dirigidas por suboficiales y oficiales estadounidenses, destacadas en multitud de “boot camps” desperdigados por numerosas provincias del centro y del norte del país.

Los reclutas del ejército afgano pasan por “temporadas” una serie de jornadas de formación en técnicas elementales de lucha; de endurecimiento físico; de disciplina militar, basada en formaciones cerradas y sus movimientos, para imprimirles carácter; de cumplimiento de las labores cotidianas de vida en común y de convivencia como colectivos uniformados. La principal labor conseguida es desasnar a los hombres, que se acostumbren a formar colectivos permanentes y prepararlos básicamente para su formación en las unidades de destino. Dependiendo de las levas, de su calidad y de la uniformidad de ésta, este período se extiende entre los 60 y los 100 días. Y éste es un tiempo de formación considerado insuficiente.

Como parte de un ejército muy aficionado a medir todo (lo que no se puede medir, no existe), los militares estadounidenses observan y controlan (monitoring), miden y registran el “progreso” de sus soldados afganos en formación. Existen más de 75 habilidades individuales desmenuzadas, precisas e identificadas, que son necesarias para que los soldados desempeñen correctamente sus funciones y puedan sobrevivir a los peligros, imprudencias y condiciones de combate. Utilizan para ello los “check list” y las comprobaciones y verificaciones adaptadas al caso, que han ido desarrollando y perfeccionando con sus propios reclutas. El problema es que estos reglajes pueden determinar el comportamiento mecánico de un hombre como parte del colectivo militar y su “marksmanship in the range” o eficacia en el campo de tiro. Pero no reflejarán nunca cómo se comportarán en combate, ante la presión del enemigo, la evolución inesperada, la incertidumbre, el miedo, el aislamiento y la pérdida de confort. Ni cuál es su lealtad a sus jefes y a la pequeña unidad o cuánto están motivados para cumplir sus nuevos deberes.

En las unidades de destino será donde los reclutas adquieran, tras el período de iniciación señalado, una formación militar “razonable”, dominando mejor las “habilidades” esenciales citadas y su integración en pequeñas unidades militares cohesionadas. La columna vertebral de estas unidades operativas es el cuerpo de suboficiales. Ellos son los encargados de su mando inmediato, de completar la formación de los reclutas y de cohesionarlos en la convivencia común, con el ejemplo, el interés por ellos y la profesionalidad. Y, por último, de convertirlas en pequeñas unidades de acción, dotadas de cierta iniciativa y suficientes motivación y compromiso con las misiones.

El Cuerpo de Suboficiales: Características y Posibilidades.

Los futuros suboficiales son entresacados de entre los sucesivos grupos u hornadas o lotes de reclutas que son alistados. Es importante señalar que la paga garantizada es el principal argumento de alistamiento, en un país asolado por la guerra, las sucesivas olas de destrucción sufridas y la desestructuración social. Los soldados afganos también tienen “corazones y mentes”, los cuales deben ser convencidos y ganados, para que defiendan a su joven país y su inestable y corrompido régimen político, frente a las fuerzas disolventes que lo amenazan. Pero la corrupción por sí misma no es razón suficiente para rehuir defender y ayudar al régimen afgano. La corrupción es general, tradicional, arraigada y omnipresente en toda la región geoestratégica árabe: desde el norte de África a las fronteras de la India. Sadam Hussein, el partido Baaz y su régimen estaban asentados en el clientelismo, el copago y el terror selectivo contra los enemigos internos, tanto reales como potenciales o estimados. Con la religión (variedad sunní) y los comunes orígenes tribales como criterios de selección, para comenzar a medrar en las estructuras estatales. Y sobrevivieron a dos guerras exteriores, una larga y otra contra una coalición de países modernos, y a varios intentos armados de rebeliones internas étnicas y religiosas.

Los suboficiales afganos no se sienten como un cuerpo profesional y selecto y aparte de los reclutas, ya que su origen, necesidades y aspiraciones son comunes. En todo caso, si se segregan de éstos es más por vana superioridad y exhibición de poder fatuo, que por razones objetivas. Pero esta lejanía malsana es percibida claramente por los hombres y perjudica la cohesión y la capacidad combativa de las pequeñas unidades. En efecto, son 3 las características o cualidades que los soldados esperan de sus suboficiales, como jefes inmediatos natos: 1) Las tropas siempre tienen que creer que los suboficiales se preocupan realmente por ellos. Y que harán lo posible para facilitarles la vida y para no dilapidarlos en la batalla. 2) Los soldados deben conocer que sus suboficiales cuidan de ellos. S sienten que sus jefes abusan de ellos o los utilizan mal, se volverán indisciplinados y pensarán que no merece la pena seguirlos. 3) Los soldados tienen que confiar en la competencia profesional de los suboficiales. Éstos tienen que tener un juicio militar claro, definido y solvente en las batallas y en las misiones. Sus tropas tienen que reconocer que si los siguen, sus oportunidades de supervivencia y, luego, de triunfo, son tan buenas, al menos, como las de aquéllos.

Los intereses de los oficiales y suboficiales están profundamente enraizados en los de sus familias y clanes, en sus etnias y patrias chicas. Para construir progresivamente, desde los clanes hacia arriba, una entidad regional y, luego, una nacional, hay que crear lazos y relaciones consistentes de progreso y seguridad, que los aglutinen poco a poco. Con ello se irá formando una “moral nacional”, un sentido de pertenencia a una unidad social superior, que respete y garantice sus derechos, a cambio de unas obligaciones sociales y les ofrezca un futuro de paz, utilidad, bienestar y progreso. La estructura social nacional afgana se puede comparar con su red viaria de carreteras y caminos: Es escasa, local y pobre. Así, los oficiales y suboficiales afganos no pueden comprometerse voluntaria, seria y debidamente con un ejército en la defensa del régimen nacional. Que está colocado como una superestructura de escasa vitalidad, sobre las redes sociales centenarias del país. Pensando algunos que, simplemente por ello, ya pudiese sustituirlas eficazmente. Incluso un injerto debe tener una cierta afinidad y cercanía biológica con el patrón o pie receptor, para que prospere a su debido tiempo.

No es de esperar que los suboficiales, tanto los de mando directo de los hombres como los de la escala superior, puedan desempeñar cabalmente su cometido. No creemos que lleguen al 15% del total, los que puedan ser considerados como buenos tanto por los oficiales como por los soldados. Esto va a crear una debilidad estructural, un vacío existencial, en las capacidades militares del ejército afgano en la lucha contra los insurgentes. Los talibanes tienen una fuerte y fanática motivación religiosa y un compromiso con sus misiones. Su cada vez menor diferencia de capacidad militar, la compensan con su decisión de utilizar los hombres necesarios en las misiones decididas. Una prueba es que encuentran suficientes adeptos para llevar a cabo las periódicas misiones suicidas. Pocas sociedades han tenido o tienen guerreros capaces de autoinmolarse para matar y mutilar a sus enemigos. Y, generalmente, sin perspectivas de victoria, sino buscando el fruto inmediato de su sacrificio personal. Los aviadores soviéticos, agotadas las municiones o el combustible, embestían a veces contra los aviones alemanes. Los “kamikazes japoneses”, el “viento divino” protector de las islas contra la invasión mongola, se sacrificaban para compensar la supremacía militar e industrial estadounidense, en aras del código de honor shintoista y de la voluntad del dios-emperador. Pero los hombres del ejército afgano tienen una motivación débil e imperfecta, y tienen una formación y un entrenamiento militares demasiado someros y precipitados.

Quizás no sean muchos los talibanes “full commitment”, capaces de luchar hasta el mismísimo fin contra los corruptos, los renegados de la Fe y los infieles invasores. Aquéllos son apenas un porcentaje mayor que los comisarios políticos de los ejércitos rojos. Pero también es cierto que es mucho menor el porcentaje de fuerzas de la ISAF y del ejército nacional afgano, dispuestos a dar la vida por la causa de la libertad del país y ganar la lucha contra el terrorismo en tierras lejanas a las suyas.

(continuará)

Los Talibanes en Qala-i-Naw.

El miércoles 25 de agosto, a partir de un extenso comunicado facilitado por Defensa, los periódicos españoles publicaban un artículo de redacción, donde informaban de los éxitos militares españoles en la provincia de Bagdhis. Gracias a los mayores despliegues de la primavera, a las patrullas “demostrativas” de columnas de vehículos y a pie, al establecimiento de 2 posiciones fijas en la ruta Lithium, a cargo de una compañía y de una sección de la Legión, un grupo abrumado de unos 25 talibanes con su jefe entregaron las armas en el aeropuerto de la capital (situado entre ésta y nuestra nueva gran base “Urrutia” en las colinas) el viernes 20.

Una Acción Inesperada del Enemigo Talibán.

La ceremonia de recepción de los rebeldes en Qala-i-Naw, el domingo 22, presidida por el gobernador provincial Dilbar Jan Arman y jefes militares de nuestra brigada paracaidista, confirmaba los progresos logrados en la estrategia de “afganización” del conflicto.

En los mismos momentos en que los españoles recibían y leían la noticia, poco más de las 9 a.m. en Afganistán, un talibán chófer de la policía afgana, que había logrado la confianza de sus mandos y, por tanto, de nuestra seguridad, penetró en la antigua base Urrutia. En ella, la Guardia Civil realizaba la formación de más de 50 policías afghanos, enseñándoles desde como cachear a un sospechoso a atender una denuncia. Ghudan Sakhi, con el seguro de su Kalashnikov en posición de fuego semiautomático, entró en una sala aula donde estaban 3 españoles, un capitán y un alférez de la Guardia Civil y un traductor de farsi, y los tiroteó a mansalva hasta la muerte. En vano trató de huir, ya que fue abatido rápidamente junto a la entrada.

El tiroteo fue la señal para que muchos bagdhisis, “amigos” de España, se reunieran a la entrada de la escuela de adiestramiento. Iban equipados con largos garrotes, provistos de sus cuchillos personales, y portaban adoquines, apilados previamente allí, y granadas y cócteles incendiarios. Al grito de “Allah u Akbar”, varios cientos de nuestros favorecidos nativos comenzaron a hostigar la entrada de la escuela y su perímetro inmediato, reclamando el cadáver del traidor asesino taliban. Los alborotos incluso impidieron el aterrizaje de los helicópteros enviados desde Urrutia para evacuar a las víctimas. La enfurecida turba tuvo que ser dispersada por las armas de la policía afgana, apoyada por la G. C., produciéndole un par de decenas de heridos.

Características Socio Culturales de los Afganos.

Los afganos se mueven por una mezcla de intereses personales, una religiosidad formal, pero “adaptada” a sus costumbres (les viene muy bien esgrimirla para mantener sometidas a las mujeres, un imperativo social anterior al Islam) y una cultura social amplia, antigua, estructurada y arraigada. El Pashtunwalli es el “código” que establece los deberes del pashtún con su familia y su clan y los de éstos con los individuos. Se trata de defender los derechos de todos, extender la protección y la supervivencia por todo el colectivo y sus propiedades y preservarlos de injerencias foráneas no buscadas o deseadas. Similarmente, con variaciones, existen los Waziriwalli, Afridiwalli, etc.

La debilidad operativa principal de las tribus del sur y del este de Afganistán, también llamadas los pueblos de la Frontera, es su falta de unidad. Cuando no ocurren las “naturales” incursiones de rapiña, surgen los estados intermitentes de guerra irregular entre ellas, generalmente encadenando y prolongando la venganza de algún “agravio”. Y aderezado todo por los cambios fáciles e inexplicables, a veces, de alianzas entre los clanes o, incluso, las tribus. Esta belicosidad arraigada y explosiva, imprime carácter a los pashtunes, waziris, baluchis, cafres, afridis y otras tribus menores de la Frontera. Y ello a pesar de que el Islam prohibe seriamente la guerra entre musulmanes… Ya tienen bastante con matar a los infieles en la Yihad.

Las áreas que se incluyen en las fronteras de Afganistán y Pakistán, donde viven algunas de las razas más fieras, esquivas y luchadoras del mundo, son de norte a sur, el Pequeño Pamir, Chitral, Kohistán, Bajaur, Khyber, Nangarhar, Tirah, los dos Waziristanes, Paktika, Kandahar y Baluchistán. Esta extensa zona a ambos lados de la Línea Durand, fue conocida como The Grim o “la macabra” por generaciones de soldados británicos. Por extensión, impregnación e imitación, muchas de las peores cualidades de la Frontera, fueron permeándose lentamente, trasladándose hacia el oeste, a las otras etnias afganas. Los uzbecos (10% de la población) y los tayikos (25%), viven al norte del país, limítrofe con las repúblicas independientes de Tayikistán y Uzbekistán. Y en el centro viven los hazaras (un 20%).

No se puede obtener la lealtad de los pueblos afganos, si no se convive realmente con ellos. Y esto es imposible de lograr en los 5 meses de turnos de servicio. La mayoría de los oficiales británicos de la etapa colonial, destacados en la Frontera, conocían algo de pashtun, antes de incorporarse al servicio. Y, durante los primeros meses en su destino, intentaban obtener el Higher Standard o grado superior en pashtun. El título los calificaba favorablemente para traslados y ascensos y les suponía un importante plus de sueldo. No se puede exigir lealtad a los afganos, si no somos capaces de preservar consistentemente su integridad física y sus bienes de las represalias y de los ataques de los talibanes. Con los planes de evacuación militar a plazo fijo que anuncian los estadounidenses, estamos dando una esperanza definida a la resistencia armada enemiga, en un país de gente belicosa, levantisca, rapiñadora, dura y muy suya. En 1947, a raíz de la independencia de la India y Pakistán, las tribus de la Frontera se extrañaron mucho de que las tropas británicas se retiraran de sus posesiones al oeste del Indo, sin haber sido derrotadas… Los éxitos en la reconstrucción y el desarrollo del país, en la educación del pueblo y en la lucha contra la endémica y arraigada corrupción, tienen que estar basados en éxitos militares suficientes, progresivos y continuos contra la insurrección armada.

Existe una leyenda, que si no es cierta está bien traída, que cuenta que el 14 de agosto de 1947 se celebró un acto en Waziristán del Sur, con motivo del intercambio de soberanía, al que asistieron un comisionado general británico y el nuevo gobernador pakistaní. Uno de los notables que acompañaban a éste, un malik de los Mahsuds transfronterizos, se dirigió a su “agente político” inglés (algo así como el jefe de factoría en las reservas indias del Far West) y le preguntó: “Por cierto, Sir, ¿sabe Ud. lo que quiere decir Sahib?” Éste era el término con el que los indígenas se dirigían respetuosamente a los dominadores británicos. El agente político, un poco descolocado, lo intentó: “¿Será algo así como jefe o señor?” “No, le contestó el malik, quiere decir hijo de puta”.

Más Parámetros de la Guerra Contrainsurgencia.

Una cualidad necesaria de los mandos en todas las guerras es la de poseer la fiereza y la garra inherente al choque armado, satisfaciendo la necesidad de rematar la faena hasta su mismísimo fin. Es decir, actuar sin tibiezas, dudas o condicionamientos espurios y con celo del triunfo. Clausewitz ya notó que la mayoría de las bajas del derrotado, se producían en las últimas fases de la batalla. Cuando la resolución y la decisión de aquél languidecían, y esto se extendía en ondas de conmoción por todo su despliegue. Guderian solía decir a sus tanquistas, “no le pinche, apuñálelo y hágalo puré”. No podemos atar corto o estorbar con órdenes y prevenciones políticas a un mando, en lo que se refiere a sus capacidades operativas, y pretender que se bata y supere a un enemigo aguerrido, ladino, escurridizo y móvil. Ho Yen Hsi, un comentarista de Sun Tzu, decía que esto era como sujetar al lebrel negro de los Han y pretender que atrape a liebres inalcanzables. ¿Cuál es la diferencia?

La iniciativa, manifestada en la guerra irregular en multitud de pequeñas grandes acciones, está siempre habitual y consistentemente del lado ganador final. No se puede permitir que el enemigo la tome, la use y la retenga. La iniciativa va unida a la imaginación creativa, enmarcadas e iluminadas por los conocimientos profesionales y la experiencia. Juntas, reforzando a un carácter emprendedor, pueden aquí ser decisivas y eficaces militarmente.

Ninguna de las leyes de la guerra definidas en las convenciones de Ginebra y de La Haya favorecen a los talibanes. La condición de beligerantes de derecho la otorga el cumplimiento de las mismas. Para ello las partidas deberían ir uniformadas, exhibiendo las armas, mandadas por un jefe y actuando en nombre de un estado que retuviese la soberanía de, al menos, una parte de su territorio. Estas exigencias sólo las cumplían los partisanos soviéticos durante la II guerra mundial. En los otros casos, se aplican las legislaciones nacionales. Que suelen ser especialmente duras en los casos de sedición armada, calificando de asesinos, terroristas o bandidos sin entrañas, a los insurrectos. Si bien es cierto que hasta los alemanes en el Frente del Este, una guerra étnica radical, suavizaron el tratamiento dado a los partisanos, para no exacerbar las posturas y recrecer los desmanes y las pérdidas.

La Guerra de Afganistán, Hoy II

(continuación)

La lucha de los alemanes contra los partisanos soviéticos durante la Gran Guerra Patria.

Veamos un ejemplo histórico de la actuación de fuerzas contrainsurgentes, en condiciones desfavorables para ellas. Las fuerzas antipartisanas alemanas en la URSS intentaron siempre no ser forzadas por los guerrilleros a la pasividad de la guarnición o la escolta. En su manual de “Guerra contra las Bandas” establecían que “la iniciativa debe ser siempre nuestra. Incluso si el comandante solamente tiene una pequeña fuerza a su disposición, no debe mostrar fallos en su resolución. Si es posible, cada acción de las bandas debe ser contestada”.

Los alemanes no sólo estaban obstaculizados en sus operaciones contra guerrilleras por una habitual inferioridad de hombres. Sino, también, por la heterogénea calidad de las que disponían. Sus tropas antipartisanas consistían en una siempre variable combinación de fuerzas de diversos orígenes y calidades: tropas de fronteras y tropas de seguridad y policía alemanas; tropas de seguridad de sus aliados en el frente del Este, especialmente italianos y rumanos; y una mezcla variopinta de fuerzas “rusas” aliadas de seguridad y de autodefensa, a veces, inseguras. El núcleo duro de las unidades eran los alemanes. En los puestos no se solían poner tropas homogéneas. En ellos las calidades se entreveraban, para que la presencia del fuerte animase al más flojo o novato, y le alejase los pensamientos de debilidad o deserción.

Ante la imposibilidad de guarnecer su retaguardia en todo el territorio conquistado a la URSS, al oeste de una línea imaginaria trazada entre Leningrado y Stalingrado, los alemanes tenían que seleccionar muy bien los puntos de guarnición. Éstos pocas veces contaban con más de una sección de fuerzas contraguerrilleras. Además, se consideraba que con 4 o 5 hombres, el puesto podía ser defendido por un tiempo. Mientras, los otros, en 1 o 2 patrullas, salían a perseguir a los partisanos en las aldeas cercanas, a vigilar la vital línea de comunicaciones o a apoyar a otros puestos. Cuando se creaban nuevas unidades o si había un “sobrante” temporal de fuerzas antipartisanas, se formaban patrullas de exploración y combate, algo así como unas fuerzas de reconocimiento en fuerza, para localizar y hostigar a los guerrilleros. Cuando era necesario realizar una acción ofensiva mayor, ante una amenaza guerrillera o la localización de una concentración importante, incluso se traían temporalmente tropas de primera línea (de la zona operativa) para el ataque y destrucción de aquélla, generalmente buscando su cerco y aniquilamiento.

Es cierto que los resultados alemanes fueron limitados. Y también es cierto que el principal objetivo operativo de sus fuerzas antipartisanas se cumplió. Se mantuvieron razonablemente abiertas las líneas de abastecimientos desde Alemania, Polonia y Rumania hasta las retaguardias de las fuerzas alemanas y de sus aliados en el Este. Y el flujo de hombres, armamentos, equipos, repuestos y mercancías que recibieron fue constante, para permitir el gigantesco esfuerzo de guerra contra los casi inagotables recursos de la URSS. Millones de prisioneros soviéticos fueron enviados al Reich y hacia allí retornaron incontables unidades y hombres de la Wehrmatch, en sus continuas rotaciones.

La operatividad de la guerra contra insurgencia en Afganistán.

La red de patrullas y de pequeños puestos militares, operando en las zonas a disputarles a los talibanes, tiene como fin operativo negar la iniciativa y la movilidad a las guerrillas, cortar sus comunicaciones con sus bases, con su red de colaboradores y entre ellas, y levantarlas, como a la caza, de sus “bases” protectoras de carácter civil y de sus reductos aislados. El conocimiento de los insurrectos de su zona y de su vecindario es en esta guerra uno de sus mayores activos. Pero, la red nacional afgana puede cubrir operativamente una amplia extensión y es capaz así de captar la información sensible.

La clave operativa es el patrullaje enérgico, continuo, impredecible, ávido del combate con los insurgentes o de conseguir información. Que constituya un “enjambre” más profesional, más activo, más letal que los insurgentes. Integrado por unidades raramente mayores de una sección. Cuyas armas sean el sigilo, la discreción, la movilidad, con la noche como colaboradora y refugio. Las comunicaciones rebeldes pueden ser dislocadas por la interposición del “enjambre” militar. Los refugios y depósitos de los rebeldes terminarían localizados. La convicción de impunidad de los insurrectos desaparecería. Técnica, táctica y operativamente, los militares extranjeros y, luego, nacionales deben ser por oficio y capacidades, más profesionales, más activos, mejor equipados, más letales, más eficaces, que las fuerzas irregulares a las que buscan y combaten. El problema de una rebelión interior armada sería conducido a un problema policial de maleantes comunes.

Una especialización de las patrullas, con técnicas diferentes, son las seudo bandas rebeldes. Éstas estarían destinadas a actuar en las zonas pastunes proclives a la insurgencia, de donde varios de sus integrantes procedan. Su acción es favorecida por el carácter descentralizado de los grupos rebeldes. Sus misiones serían conseguir información, probar la lealtad de los civiles e incluso aniquilar pequeños grupos enemigos y suicidas.

La paciencia debe ser una característica de todos los ejércitos implicados en esta guerra. También hay que alcanzar un mínimo de oficio y veteranía para ser eficaz. En las zonas más favorables a las bandas es muy fácil que, al principio, las operaciones de cerco se cierren en vacío. Hay que ir ganando y seleccionando a su población, como hemos dicho antes, para que el oficio y la lealtad combinados produzcan sus réditos militares y sociales. Los sucesivos triunfos del ejército afgano le irán ganando el favor del pueblo, porque todos quieren ser emotivamente del bando ganador. Y porque los intereses de los afganos son lábiles, dispares y aún contradictorios, basados en la lealtad a la familia, al clan, a la tribu y al Islam, por ese orden.

Por último, políticamente es necesario buscar el acercamiento a los líderes moderados pashtunes. Hay que evitar las acciones y actitudes disolventes como los bombardeos contra “guerrilleros entreverados con los civiles”. Con el principio de fondo de que una democracia islámica (basada en la Umma, el Corán, la sunna del Profeta y la Sharia o el conjunto de leyes penales y civiles basadas en ellos) no es igual a una democracia occidental. Cuyo modelo queremos insertar sin más, en esta sociedad milenaria, resistente, tozuda, independiente, orgullosa y aguerrida.

McChrystal, Petraeus and the Allied Strategy in Afghanistan

At the end of June, 2010, diverse analyses appeared in the written press, that brings over the possible changes that might happen in the direction of the war in Afghanistan, on the occasion of the substitution of the general in command McChrystal by the more notorius general Petraeus. The above possibility would exist if it was a question of a company, which manager or first executive had been fired. But not, it is a question of the substitution of the general in chief of a theater of operations.

The Definition of the Military Strategy for Afghanistan.

It is elaborated by the Joint Chiefs’ of High Staff (the Pentagon) and is approved by Mr. Obama. Corresponding, then, to the general in chief to develop it with his operational strategy. Where already it has a few limits his autonomy, to stamp his way and his stamp. The general of the theater of operations is a great manager, a high managerial command, of the immense means that the USA and his allies, jointed in the ISAF, put to disposition to reach the goals of the war.

The total strategy raised by the USA can be summarized in obtaining the defeat of the Taliban and the extirpation of Al-Qaeda’s extensions in Afghanistan. And in the progressive incorporation of the Afghans to the labors of public order and against insurgency, possessing a government increasingly strengthened, respected and obeyed, capable of attracting the least radical insurgency to the democracy rules. All this, intermingled with an economic support for the reconstruction, the public health, the people education and the civil infrastructures. But that reaches from the provision of the military means to the delivery of bribes, donations, incentives and sinecures to certain fighters, in order that they leave the weapons, and to civilians, in order that they facilitate information or collaborate in the multiple necessary tasks. The famous strategy against insurgency of «gaining the hearts and the minds» of the native peasantry, which dates back to the intervention in South Vietnam in the 60s, assumes in this triple aim.

The Substitution and the Loss of a Commander in chief in Operations. They had Tired and Bored up to the eyebrows the old good Stanley.

Let’s see two cases, similar but not identical, in which the loss of the commander in chief turns out to be irreparable. Sometimes the military commander constitutes a critical strategic vulnerability of his armed people, at hand of his enemies. This was the case skilfully handled by the Spaniards in the 16th century during the conquest of America. It was a question of the capture or the death of the great chief or «emperor» of the indigenous coalitions in the big countries to colonizing: Montezuma, Atahualpa. And that was possible because the «great adorned with feathers» was presiding his army in combat. This was giving a devastating blow, though temporal, at the indigenous forces. Because once turned into hostage the symbolic representation of a chief of this type was plummeting. Since the social vitality of the collectivity to which he was directing, was now demanding his renovation, as if he had died.

We have also the cases of great political military commanders, as Alejandro, Gustavo Adolfo or Napoleon. They were incorporating in them selves the essence and the virtues of a whole military style and of a political regime. That were radiating permanently to their peoples, galvanizing them for a common task of historical transcendence. His disappearance in operations had been fatal for their collective interests. As it happened in case of Sweden, with the death in combat on November 6, 1632, of his king Gustavo II Adolfo in Lützen’s battle.

Stanley McChrystal’s case was different. He was only an emphasized military man inside a professional, enormous, diversified, technical and modern army. As already he had almost 30 years of service, nearly the retirement, certain luxuries could be allowed. He was tired of interferences from the court politicians of Washington in his «way» (his kingdom was the operational strategy) of commanding the war and in the cuts that they were imposing on him to his requests of means to attend a long, unpopular and versatile war. His crime was to publicly call, in a published interview, «wimps» to some of these politicians of the rope of the “presi”, with whom it ran up in his honest way. The name defines a weak, coward, irresolute and ineffective person for the matters. His aggravating circumstances were the premeditation and the mockery that were exhibiting in the magazine.

The Coalition that General Petraeus gets.

In Afghanistan are present military forces from approximately 46 countries. Some of them are dedicated to support, garrison and rear tasks. As being a great coalition, without subordinating to it any of the interests that to each country dictate his needs and his political commitments, the coincidences between the allies are partial, have solutions of continuity and are unstable through time. This intrinsic fragility of the coalition, is born of that almost all the allies do not practice State policies. It is necessary to indicate that this owes largely to that there is not a clear perception of the Afghan problem. Not of his direct or indirect, immediate or distant nearness, to the national respective interests.

The Dutches, with approximately 2 thousand soldiers in Uruzgan’s province, at the north of that of Kandahar, have confirmed his march from Afghanistan in August of this year. By 2012 also there want to go away other 1550 Australians, which garrison this province. It is supposed that this multinational «brigade» will be replaced with efficiency with American, and especially, Afghans forces. In the province of Kandahar, the old fief of mulah Omar and the first national quarry of the Taliban, there are more than 2800 Canadian troops, joined with British and American forces. It is one of the first «fighting fronts» against the country insurgency, together with Kandahar and the eastern afghan provinces. The Canadians will move back from Afghanistan between July and December, 2011. They remain the British and the Americans.

And, which is the «vital path» (or curriculum vitae) of the British in this conflict? Of the warlike fervor of these «European technologically modern soldiers», give faith the operations carried out for 8 years in the Pashtun province of Helmand, at the south of the country. After the war of 2001, which ended with the medieval radical intransigent regime of the Taliban, around Lashkar Gal, capital of the province, approximately 8 thousand British soldiers established permanently, successively relieved by their replacements in «tours of duty». This powerful quota of professional experienced soldiers was unable in almost 8 years to fight the opium culture in Helmand. Nor to appease the province, for the effective implantation in her of the government of Kabul.

To finally achieve these goals, apparently very difficult to realize, on Friday, February 12, began the Moshtarak (United) operation in Marjah’s region, at approximately 40 km from Lashkar Gal, by approximately 15 thousand allied soldiers, from the NATO and Afghans. That had to go demonstrating that all the efforts and the money spent in the formation of his National forces, have not squandered wretchedly. The Taliban, a light irregular infantry, without aviation, with a pedestrian and insufficient logistics and without artillery, were beaten and removed from his combat positions in Marjah, dispersing finally to the bordering provinces, largely. To extend the information, see our article «Marjah’s Battle» in this Blog. Nevertheless, already the out-standing journalists (this is better than «fixed») in Afghanistan warn us, that the green outbreaks of the insurgency are appearing, as vigorous and firm renews, around Marjah and Nad Ali areas of Helmand province.

Finally, the Americans have indicated the July 1, 2011 as a deadline to initiate the retreat of his deployment. They are approximately 94 thousand soldiers in these moments and will reach 98 thousand at the end of the summer. They are spread through the whole Afghan territory, as a framework that supports and stimulates the general effort of war against insurgency and al-Qaeda. By then it is supposed that they will be enlisted, trained and equipped near 400 thousand Afghans joined the forces of Police, some regional militias and the Afghan National Army. Will they be motivated also to defend an inorganic western democracy? For the present time, the tayicos and the hazaras form most of the actual security forces of Afghanistan: there are approximately 100 thousand policemen and approximately 90 thousand native soldiers, with variable degrees of motivation, loyalty and training. In the Pashtun districts there are in general no enrollments to the national army nor to the Afghan police. A Pashtun liberation war is outlined this way inside an oppressive or neglected country towards them.

LA INFANTERÍA MECANIZADA EN AFGANISTÁN

A pesar de la asimetría cualitativa y cuantitativa entre los medios que disfrutan los ejércitos occidentales y los que padecen los talibanes, los clanes locales aprovechados levantiscos y los bandidos afganos a tiempo parcial, los soldados modernos se quejan de la falta de medios y de su calidad.

El medio militar afgano para el empleo de la infantería mecanizada.

Las sucesivas noticias que vamos recibiendo desde las zonas de operaciones de guerra en Afganistán, procedentes de periodistas insertados en las fuerzas combatientes, de los corresponsales destacados en Kabul y otras poblaciones y las que emiten los ejércitos en presencia, van destilando una serie de características que son comunes a las fuerzas de los distintos ejércitos.

Todos van cayendo en la tendencia iniciada por los estadounidenses de tener al enemigo menos cerca, más visto y observado y más batido por el fuego pesado aéreo y artillero. No se busca con éste, en orden creciente de efectos, perturbar, cegar o neutralizar, sino destruir. Que es el más costoso (bueno para el complejo industrial correspondiente) e improbable de sus efectos (al 100%), lo que exige un gasto incrementado deficiente de recursos. Y no existe siempre su conexión directa con las maniobras ofensivas de las fuerzas terrestres. Que muchas veces no acuden a batir al enemigo quebrado tras el golpe múltiple de fuegos. El fuego pesado se ha convertido en un sustituto económico (troca esfuerzo militar por dólares) e industrial de las maniobras y los ataques de las fuerzas terrestres.

La exploración operativa y de combate descansa en Afganistán en los medios aéreos no tripulados y, en segundo lugar, en los aparatos tripulados que sobrevuelan ampliamente las marchas de las columnas. Lo que es parecido a buscar una aguja en un pajar. Precisamente los talibanes no dejan una “huella de guerra” por ninguna parte. No tienen vehículos pesados, ni posiciones fija reforzadas permanentes, ni artillería pesada, ni se mueven en columnas reguladas por “policía” militar, horarios, distancias entre agrupaciones, etc. Los talibanes que se cobijan en una choza, se esconden de los sensores electrónicos infalibles, cubriendo inocentemente de fango su techo. Si los aviones vuelan de día, ellos se mueven entre posiciones o concentraciones, en pequeños grupos dispersos durante la noche, aprovechando para sembrar explosivos de carga hueca, recubiertos de plástico. Que al explotar, el chorro ígneo suficiente va a penetrar como un soplete en el siempre fino bajo vientre del vehículo mecanizado o motorizado enemigo. Y va a diseminar la granalla encendida, en una aspersión por su interior y sobre sus tripulantes y contenidos.

Los modernos soldados han intercambiado, trocado u olvidado los “principios o reglas del buen hacer” de la guerra, por la simultaneidad y la profundidad del fuego lejano, cubriendo toda la zona enemiga altamente probable. Con ello no hay economía de medios, ni esfuerzo principal, ni la necesaria casi segura discriminación entre combatientes y civiles potencialmente enemigos. Los despliegues terrestres son “secundarios” y, por lo tanto, sus movimientos, dispersiones y concentraciones.

Los ejércitos buscan ávidamente la seguridad o confianza en sus decisiones y empleos. Precisamente cuando el medio en el que están y actúan es variable, fugaz, sin límites definidos, confuso e inaprensible. La incertidumbre, el caos, los errores y los fallos, los medios escasos y los planes parcialmente cumplidos, el cansancio y el miedo son los demonios omnipresentes que caracterizan y afectan a ese magma neutro de la guerra. Y es neutro porque se deja impulsar y guiar en gran parte por los “designios y acciones” humanos superiores. Que son el “sentido correcto” de los mandos, la determinación, la voluntad, el coraje físico y moral, la motivación, el entrenamiento, el compromiso con las tareas y misiones y los mandos respetables y respetados.

Las características operativas de los modernos vehículos de combate de infantería.

El comportamiento campo a través de los tanques, exige para aquéllos una tracción integral a orugas o, al menos, un chasis construido a propósito con tracción a ruedas.

La amenaza NBQ en el ambiente de la guerra moderna, necesita la posibilidad de aislamiento de la tripulación del entorno, manteniendo una contrapresión y una ventilación depurada internas y un sellado adecuado de los cierres y tomas del vehículo.

El hecho de que casi todos los ejércitos desplieguen VCI, hace probable encontrárselos en un conflicto. Y demanda de éstos la habilidad de destruir a sus iguales, mediante los cohetes filodirigidos de carga hueca y/o con armas automáticas con munición cinética o química perforante. Esto, idealmente, se debería extender a la destrucción de tanques enemigos en condiciones apropiadas y favorables. Por ejemplo, empleando el vehículo como plataforma escondida y cubierta, preferiblemente en la pendiente posterior, de los cohetes antitanques citados.

Los vehículos deben dar protección suficiente a su tripulación y a sus mecanismos principales contra el fuego ligero y medio de la infantería y contra las esquirlas de los fuegos indirectos de la artillería. Aquí existe un “límite superior” poco superable para extender la protección a otros artefactos. Que lo hace costoso e inviable de superar, por los mayores pesos y la peor agilidad y velocidad que supone.

Deben los VCI tener capacidad para enfrentarse en combates con la infantería regular o irregular enemiga, con escasos medios y/o alistamiento para la lucha. Para, poder actuar, incluso en marcha, desde diversas troneras protegidas del vehículo y con ametralladoras pesadas y/o cañones ligeros automáticos. En estos combates, la altura de los vehículos, destacable sobre las posiciones ocultas y/o protegidas de la infantería enemiga, hace que sean vulnerables al no explorado fuego antitanque enemigo a distancias medias y próximas.

El uso de los VCI en la lucha contrainsurgencia en Afganistán.

En estos momentos, en Afganistán se están usando modernos sistemas de combate de infantería, no los mejores y más caros en todos los casos, en misiones de patrullaje rutinario y/o demostrativo, de enlace entre puestos y posiciones y de escolta o apoyo a las columnas de marcha del ejército afgano. Gran parte de las características citadas de estos vehículos, sobran para estos usos. Ya que no son empleados siquiera para la exploración y el reconocimiento de las vías por delante de aquéllas. O como vanguardias de combate, para asegurar pasos y parajes comprometedores. Los VCI son buscados como habitáculos protegidos para escuadra o pelotón, dotados de suelos altos construidos como poliedros convexos, destinados a reflejar las explosiones de los artificios improvisados, y como plataformas de tiro rápido para rechazar a los irregulares hostiles. Quizás se callan los mandos, porque al menos brindan la mayor seguridad posible a los hombres.

Aspectos esenciales de la lucha contra los fanáticos hostiles en Afganistán.

El único modo de defenderse de estas partidas insurrectas es privándoles de la iniciativa, dislocando sus movimientos entre posiciones y hacia objetivos, esquilmando su retaguardia operativa, quitándoles la libertad de acción y demostrando al pueblo quiénes tienen los medios y la determinación para ganar la guerra, apoyando a su gobierno y autoridades. Defenderse no es dejarse reducir o arrinconar en las guarniciones, por la actuación y la extensión de las bandas. Guarniciones que se convierten en enormes y costosos “depósitos protegidos” de materiales y hombres sin utilizar. Esto es dejarse oxidar, desmoralizar y enervar por el enemigo móvil, activo y muy asimétrico.

Con ello se dará un primer paso necesario para la pacificación, como base para la reconstrucción social y física del país. La corrupción es un mal más o menos endémico de todas las naciones y épocas. No hay más que mirar alrededor, para comprobarlo. El problema social aparece cuando la corrupción se recrece y desborda, engullendo gravemente los magros recursos de los países débiles. Deteniendo así su desarrollo y perpetuando un régimen intolerable de abusos. La lucha eficaz contra la corrupción comenzará en Afganistán cuando se consoliden socialmente los primeros éxitos militares, continuos y sostenidos, contra los hostiles armados de toda condición.

Para defenderse eficazmente de la insurgencia radical terrorista es necesario el empleo de una infantería motivada, con creatividad e iniciativa y entrenada específicamente. Capaz de actuar en silencio, con quietud y paciencia, sobria y autosuficiente sobre el terreno. De acercarse o de esperar al enemigo a las distancias próximas. Y empleando el lanzagranadas de pelotón, las granadas, el mortero de 60 mm., el cuchillo o bayoneta, cuando no se quiere alertar a otras partidas o su grueso. Esos fuegos suenan muy parecidos al fuego artillero. Disparando a blancos comprobados o de arriba a abajo y de abajo a arriba, para evitar daños propios en los ataques de objetivo limitado con poca visibilidad. Para poder explotar las múltiples debilidades de los rebeldes, su incoherencia operativa, su nomadismo y erradicarlos de sus bases de refugio o de apoyo. Convirtiendo la noche donde se ocultan y amparan en su peor enemigo, ya que carecen de visores de infrarrojos o térmicos y no son proclives a combatir en la oscuridad. Muchos de los empleos actuales habituales del ISAF llevan a la segregación y al distanciamiento con los civiles neutrales o enemigos. Que no sabrán leer, pero que tienen una exquisita sensibilidad natural para conocer a los “amigos” temporales y/o circunstanciales, que les ayudan muy interesadamente.

Los británicos, en los siglos XIX y XX, tenían que acercarse a los pashtunes y combatir con ellos en condiciones duras. Aunque tuvieran el apoyo de las gatlings, de la artillería de montaña y de los ingenieros. Y empleaban a las tribus pashtunes menos belicosas y montaraces, de las estribaciones hindúes más bajas, al sureste del macizo del Hindu Kush, como fuerzas de infantería ligera con oficiales británicos. Los khattaks, los bangashis y los yusufzais, todos también pashtunes, produjeron cipayos de primera, leales a sus mandos británicos directos. Usándolas para contener en sus territorios a las tribus más indómitas, rapaces y levantiscas. Ocupando fortines cuadrangulares de adobe ocre y piedra, con acceso por escalera removible, y troneras altas a los cuatro costados, y explorando el territorio. Y para realizar contra ellas operaciones de castigo o de exacción de multas, por alguna incursión o desmán cometido por sus miembros. Dejando a aquéllas tribus ariscas, libres de mantener su gobierno local, basado en los maliks o jefes y en sus jurgas o asambleas soberanas tribales. Integradas aquéllas fuerzas en la amplia organización del ejército británico de la India, los hombres adquirían un refinamiento y un estado social envidiable, confirmados ante sus familias y clanes por la paga en metálico asegurada. Lograr esta organización suponía tiempo, dedicación, perseverancia, interés y trabajo de campo social para los británicos más directamente implicados en ella. Y exigía el apoyo permanente y seguro de sus mandos medios y superiores.

Eran tiempos en que los horarios, los políticos y las prisas por los resultados no lo estropeaban todo. A pesar de tener unos medios cualitativamente menos técnicos y más escasos que los de hoy en día.

McChrystal, Petraeus y la Estrategia Aliada en Afganistán.

A finales de junio de este año, aparecieron diversos análisis en la prensa, principalmente la escrita, acerca de los posibles cambios que podrían ocurrir en la dirección de la guerra de Afganistán, con motivo de la sustitución del general McChrystal por el más conocido general Petraeus. Dicha posibilidad existiría si se tratase de una empresa, cuyo gerente o primer ejecutivo hubiese sido destituido. Pero no, se trata de la sustitución del general en jefe de un teatro de operaciones.

La Definición de la Estrategia para Afganistán.

Cuya estrategia militar la elabora la Junta de Jefes de Estado Mayor (el Pentágono) y la aprueba Mr. Obama. Correspondiendo, entonces, al general en jefe el desarrollarla con su estrategia operativa. Donde ya tiene unos límites su autonomía, para imprimir su impronta y su marchamo. El general del teatro de operaciones es un gran gestor, un alto mando gerencial, de los inmensos medios que los EEUU y sus aliados, coaligados en la ISAF, ponen a disposición para alcanzar los objetivos de la guerra.

La estrategia total planteada por los EEUU se puede resumir en conseguir la derrota de los talibanes y la extirpación de las recidivas de Al-Qaida en Afganistán. Y en la incorporación progresiva de los afganos a las labores de orden público y de contra insurgencia, contando con un gobierno cada vez más fortalecido, respetado y obedecido, capaz de atraer a la insurgencia menos radical. Todo ello, entreverado con un apoyo económico para la reconstrucción, la sanidad, la educación y las infraestructuras. Pero que alcanza desde la provisión de los medios militares a la entrega de sobornos, dádivas, incentivos y prebendas a determinados combatientes, para que abandonen las armas, y a civiles, para que faciliten información o colaboren en las múltiples tareas necesarias. La famosa estrategia contra insurgencia de “ganar los corazones y las mentes” del paisanaje nativo, que data de la intervención en Vietnam del Sur en los años 60, se incardina en ese triple objetivo.

La Sustitución y la Pérdida de un Comandante en jefe en Operaciones. Habían cansado y aburrido hasta las cejas al viejo Stanley.

Veamos los dos casos, parecidos pero no idénticos, en los que la pérdida del comandante en jefe resulta irreparable. A veces el caudillo militar constituye una vulnerabilidad crítica estratégica de su pueblo armado, a mano para sus enemigos. Éste fue el caso hábilmente manejado por los españoles en el siglo XVI durante la conquista de América. Se trataba de la captura o la muerte del gran jefe o “emperador” de las coaliciones indígenas de los grandes países a colonizar: Moctezuma, Atahualpa. Y que fue posible porque el “gran emplumado” presidía a su ejército en combate. Esto daba un golpe demoledor, aunque temporal, a las fuerzas indígenas. Porque una vez convertido en rehén la representación simbólica de un jefe de este tipo caía en picado. Ya que la vitalidad social de la colectividad a la que dirigía, exigía su renovación, como si hubiese muerto.

También tenemos los casos de los grandes caudillos político militares, como Alejandro, Gustavo Adolfo o Napoleón. Ellos incorporaban en sí mismos la esencia y las virtudes de todo un estilo militar y de un régimen político. Que irradiaban permanentemente a sus pueblos, galvanizándolos para una tarea común de trascendencia histórica. Su desaparición en operaciones hubiese sido fatal para sus intereses colectivos. Como ocurrió en el caso de Suecia, con la muerte en combate el 6 de noviembre de 1632, de su rey Gustavo II Adolfo en la batalla de Lützen.

El caso del general del ejército (cuatro estrellas de plata) Stanley McChrystal fue distinto. Sólo era un militar destacado dentro de un ejército profesional, enorme, diversificado, técnico y moderno. Como ya tenía casi los 30 años de servicio, próximo a la jubilación, podía permitirse ciertos lujos. Estaba cansado de intromisiones de los políticos cortesanos de Washington en su “modo” (su reino era la estrategia operativa) de llevar la guerra y en los recortes que le imponían a sus peticiones de medios para atender a una guerra larga, impopular y polifacética. Su delito fue llamar públicamente, en una entrevista publicada, “wimps” a algunos de esos políticos de la cuerda del presi, con los que se topó en su camino. Una traducción, no demasiado expresiva, sería “peleles”. El nombre define a una persona débil, cobarde, irresoluta e inefectiva para los asuntos. Sus agravante fueron la premeditación y el recochineo que se exhibían en la revista. ¿No les suena algo?

La Coalición que se Encuentra Petraeus.

En Afganistán están presentes fuerzas militares de unos 46 países. Algunas están dedicadas a misiones de apoyo, de guarnición y de retaguardia. Al ser una gran coalición, sin subordinarle ninguno de los intereses que a cada país le dictan sus necesidades y sus compromisos políticos, las coincidencias entre los aliados son parciales, tienen soluciones de continuidad y son lábiles en el tiempo. Esta fragilidad intrínseca de la coalición, nace de que casi todos los aliados no practican políticas de estado. Hay que señalar que esto se debe en gran parte a que no se tiene una percepción clara del problema afgano, ni de su cercanía, directa o indirecta, inmediata o lejana, a los intereses nacionales respectivos.

Los holandeses, con unos 2 mil soldados destacados en la provincia de Uruzgan, al norte de la de Kandahar, han confirmado su marcha de Afganistán para el mes de agosto de este año. Para 2012 también se quieren ir los otros 1550 australianos que guarnecen esta provincia. Se supone que esa “brigada” multinacional será sustituida con eficacia por fuerzas estadounidenses y, sobre todo, afganas. En la provincia de Kandahar, el añejo feudo del mulá Omar y primera cantera nacional de los talibanes, hay más de 2800 tropas canadienses, junto a fuerzas británicas y estadounidenses. Es uno de los primeros “frentes” de lucha contra la insurgencia del país, junto con Kandahar y las provincias del este. Los canadienses se retirarán de Afganistán entre julio y diciembre de 2011. Quedan los británicos y los estadounidenses.

Y, ¿cuál es la “trayectoria vital” de los británicos en este conflicto? Del fervor guerrero de estos “soldados europeos tecnológicamente modernos”, dan fe las operaciones llevadas a cabo durante 8 años en la provincia pashtún de Helmand, al sur del país. Tras la guerra de 2001, que terminó con el régimen medieval radical intransigente de los talibanes, en torno a la ciudad de Lashkar Gal, capital de la provincia, se instalaron permanentemente unos 8 mil soldados británicos, relevados sucesivamente por sus reemplazos en los “tours of duty”. Este potente contingente de soldados profesionales experimentados fue incapaz en casi 8 años de combatir el cultivo del opio en Helmand y de pacificar la provincia, para la implantación efectiva en ella del gobierno de Kabul.

Para lograr por fin estos objetivos, al parecer difíciles de realizar, se inició el viernes 12 de febrero la operación Moshtarak (Juntos) en la región de Marjah, a unos 40 Km. de Lashkar Gal, a cargo de unos 15 mil soldados aliados, de la OTAN y afganos. Que tenían que ir demostrando que los esfuerzos y los dineros gastados en la formación de sus fuerzas nacionales, no se han dilapidado miserablemente. Los talibanes, una infantería ligera irregular, sin aviación, con una logística pedestre e insuficiente y sin artillería, fueron batidos y desalojados de sus posiciones de combate en torno a Marjah, dispersándose finalmente, en gran parte, a las provincias limítrofes. Para ampliar la información, véase nuestro artículo “La Batalla de Marjah”, en War Heat Internacional nº 88. Sin embargo, ya nos avisan los periodistas destacados (no será mejor esto que “empotrados”) en Afganistán, que los brotes verdes de la insurgencia están apareciendo, como renuevos vigorosos y firmes, en torno a Marjah y a Nad Ali.

Por último, los mismos estadounidenses han señalado como fecha límite para iniciar la retirada de su despliegue, el 1 de julio de 2011. Son unos 94 mil soldados en estos momentos y alcanzarán los 98 mil a fines del verano. Están desparramados por todo el territorio afgano, como un armazón que sostiene e impulsa el esfuerzo general de guerra contra insurgencia. Para entonces se supone que estarán alistados, entrenados y equipados cerca de 400 mil afganos, integrados en las fuerzas de policía, algunas milicias regionales y el Ejército Nacional. ¿Estarán también motivados para defender una democracia inorgánica occidental? Por el momento, los tayicos y los hazaras forman la mayor parte de las actuales fuerzas de seguridad de Afganistán: hay unos 100 mil policías y unos 90 mil soldados nativos, con grados variables de motivación, lealtad y entrenamiento. En los distritos pashtunes no hay en general alistamientos al ejército nacional ni a la policía afgana. Se perfila así una guerra de liberación pashtún dentro de un país opresor o descuidado hacia ellos.

La Guerra de Afganistán, Hoy

La ministra Chacón suele centrar sus argumentaciones para solicitar al Congreso su autorización para incrementar el contingente español en la ISAF, en que “a más hombres, más rápidamente acabarían sus tareas y su compromiso en Afganistán y más pronto regresarían todos”. Si se tratase simplemente de realizar múltiples tareas civiles y educativas, en localizaciones diferentes, es posible. Y con tal de que la Tabla de Tareas, ordenando los trabajos y midiendo sus tiempos, no impidiese los trabajos en paralelo, ni apretujara a los hombres, neutralizando sus esfuerzos. Pero se trata de realizar una parte de las labores cívicas económicas necesarias en una guerra contra una insurrección armada, creciente, desparramada y decidida. Y los hitos en el tiempo de la insurrección los marcan los avances en las labores militares, a cargo de otros ejércitos en presencia más comprometidos con ellas.

Introducción.

Para efectuar una campaña eficaz contra los rebeldes irregulares en Afganistán, es necesario establecer: la estrategia política, incluyendo alianzas nacionales y extranjeras firmes y estables; la estrategia militar, incluyendo los medios a su disposición y quiénes y cuándo los aportarán y mantendrán; y las prioridades y marcos de acción de los esfuerzos cívicos y bélicos de la guerra irregular.

¿Se busca la derrota total y efectiva de los talibanes? ¿Están de acuerdo el presidente Karsai y los otros miembros y apoyos del gobierno afgano? ¿O prefieren algunos un acercamiento a los grupos más moderados de los talibanes? Que realmente son los que ven en el diálogo una forma de avanzar en sus planes últimos. La ideología islámica radical imprime carácter. Es muy dudoso que, quienes la tienen por su misión y razón de ser y, además, estén ganando posiciones, influencia y adeptos civiles, deseen negociar sinceramente, algo que no sea el cómo y el cuándo de la rendición enemiga y la marcha de su país de los militares extranjeros invasores infieles. Por último, ¿ha servido la Jirga o asamblea de notables afganos convocada en mayo por el recientemente reelegido Karsai, para un acercamiento nacional?

La actuación de los ejércitos regulares en presencia.

Las unidades tácticas de los ejércitos aliados (la ISAF y los EE.UU.) en Afganistán son los batallones y regimientos. Con las fuerzas de un batallón intentan barrer una zona supuestamente insurrecta siguiendo un sentido y dirección, en cuyo límite opuesto han desplegado un cerrojo. Con un regimiento suelen intentar ya una operación de cerco y aniquilación en una zona enemiga dada, separada de lugares y aldeas civiles. No parece que esto sea suficiente ni eficaz. La prueba es que cada vez más, la insurgencia se pasea por donde quiere. Y los soldados occidentales se protegen en sus acuartelamientos. O patrullan reiteradamente, sin eficacia contra guerrillera, por ciertos lugares acotados, dicen que para evitar bajas civiles. Tienen los guerrilleros montañeses unas armas naturales de las que carecen los soldados europeos actuales: la motivación, la paciencia, la calma, la agudeza de los sentidos, la resistencia física, la autosuficiencia y la sobriedad.

Por su parte, al ejército afgano le falta instrucción, experiencia, espíritu de cuerpo e interés combativo. Pero es nativo, no ocupante, y no parte de cero. Y con la habilidad y profesionalidad de sus mandos y asesores extranjeros, puede adelantar etapas rápidamente. El coste a pagar mientras tanto es el tiempo, prolongado en una lucha interna dolorosa, sangrienta y costosa.

Los talibán o talibanes.

Los talibanes y al-Qaida forman dos movimientos organizados verticalmente y desde abajo a arriba. La cercanía ideológica y geográfica les permite colaborar tácticamente. Su estructura hace que sus células no sepan exactamente cuáles son los jefes superiores. Sólo saben dónde tienen que ir para recibir apoyo o para enviar o recibir información o para comunicarse con otra célula “pareja”. Las direcciones de estos movimientos actúan por excepción, no por presencia o por acción deliberada. Esto les permite operar bastante bien sin la intervención de sus altos mandos. La muerte de algunos altos jefes en un bombardeo estadounidense, afectaría poco a su efectividad, a sus niveles actuales de actuación militar irregular.

Los insurrectos, por la fuerza y por su popularidad, en una mezcla variable y siniestra, son capaces de mezclarse y diluirse con la población civil pashtún y esconderse seguros en casas, zulos, cuevas, etc. Aunque una parte de la población esté a su lado, la coacción ejercida por insurrectos armados existe siempre. Si el ejército afgano es capaz de proteger permanentemente un barrio o población de los ataques o de la presencia de los hostiles irregulares, puede también ir progresivamente exigiendo la lealtad nacional debida a sus habitantes. Lo que es inadmisible es que se someta intermitentemente a la presión militar de uno y otro bando a las poblaciones civiles locales, exigiéndoles una lealtad que no les ofrece seguridad.

Los pueblos montañeses pashtunes son numerosos, pequeños y diseminados por las amplias zonas a ambos lados de la frontera entre Afganistán y Pakistán. En ellos se pueden camuflar un pequeño grupo de talibanes “regulares”, a la espera de que pase de largo una creciente militar. Aparte, los talibanes gozan de un sistema complicado de cuevas naturales en varios niveles, reforzado por túneles de comunicación, dotados de zonas ampliadas para la espera y el almacenaje de bienes de todas clases. Este sistema es utilizado para facilitar el tránsito entre Afganistán y Pakistán, sin tener que utilizar los pasos fronterizos o desfiladeros más habituales y conocidos, como “etapas” del trayecto completo. Y como refugio temporal cuando los aliados llevan a cabo operaciones de búsqueda de rebeldes o de represalia, sobre las zonas pashtunes donde han sido más activos. Los talibanes son de la etnia pashtún. Sólo los distinguen de las tribus locales, su mayor fervor y proselitismo religioso y su actual actividad militar. Parte de los lugareños con los que se encuentran los soldados en sus patrullas y registros, son talibanes “a tiempo parcial” y simpatizantes. Dos o tres hombres de un grupo de nativos que transitan por un camino rural, pueden ser una escuadra de talibanes moviéndose de un lado a otro. Su logística es tan parca, que es frecuente, en zonas muy batidas por los soldados, que los guerrilleros transiten desarmados. Y que sean armados de nuevo por los grupos locales a los que acceden, tras su viaje. Los talibanes no dejan fácilmente una “huella operativa” detectable por los sensores y artilugios electrónicos modernos.

La clave operativa de los talibanes reside en sus innumerables jefecillos locales, con sus pequeñas bandas de guerrilleros. Ellos son los responsables de intimidar, aleccionar, asustar, atacar y ocupar más o menos temporalmente algunos de los numerosos poblados y caseríos. Según el grado de presión que deban ejercer sobre los lugareños para que les informen, les escondan y les ayuden. Evidentemente su elemental grado de desarrollo operativo mantiene al movimiento en la defensiva estratégica. Sin poder disputar a ninguno de los ejércitos presentes en esas áreas ningún territorio o pueblo. Sin poder realizar otras acciones más allá de las emboscadas, los ataques a pequeñas unidades enemigas aisladas, el hostigamiento por el fuego a media distancia, el secuestro, incursiones aisladas de corta duración y el minado de caminos y veredas. Concentrados ideológicamente en la conversión a su movimiento, a sus células semi nómadas, de los pashtunes más afines o cercanos. En un grado mucho menor y menos extenso, actúan las células de al-Qaida en Afganistán.

La propaganda constituye un objetivo estratégico básico de los insurrectos, con el que colaboran entusiasmados los medios y las agencias occidentales. Cualquier ataque rebelde con éxito es inmediatamente retransmitido al mundo. Esto debilitará siempre la voluntad de permanencia de los EE.UU. y sus aliados. Sus “grunts”, llamados por sus casas, quieren regresar, para gozar del consumo variado y superfluo y las vacaciones exóticas.

Los insurgentes saben que la lucha no acabará simplemente porque las fuerzas de los aliados se retiren. Esto hace que algunos grupos de este mosaico variopinto, preocupados por las consecuencias graves e imprevisibles de que se instaure luego un caos social, puedan ser atraídos a dejar las armas con arreglos políticos y civiles. Por otro lado hay que explicar y convencer al pueblo que la mejor forma para que cese la presencia militar extranjera, es la desaparición de la rebelión talibán. Las mejoras continuas en comercio, servicios, suministro de energías están teniendo efectos positivos y deben ser expuestas enfáticamente por la administración nacional. Recíprocamente, su destrucción o sabotaje por los rebeldes debe ser siempre capitalizado en su contra por los medios y agentes del estado afgano.

La lucha contra la insurgencia irregular en Afganistán.

Las guerras contra los irregulares armados son por naturaleza largas, dolorosas y difíciles. El carácter prolongado, por el lado rebelde, se origina de la necesidad de que una fuerza “popular”, partiendo casi de la nada, se desarrolle y se extienda y llegue a derrotar moral o militarmente a un ejército regular propio o de ocupación. A su vez, el carácter prolongado por el bando oficial y regular se debe a que una rebelión más o menos popular y extensa, delata una importante fractura en la estructura y en la convivencia de la sociedad que las sufre. Y su reparación y recuperación son largas y costosas. Las dificultades y los crueles males surgen por el elevado componente civil que participa en ellas. Son guerras localizadas en el patio de casa, en la retaguardia propia u ocupada. Aquí no hay frentes a establecer y retaguardias operativas acogedoras, protectoras y abastecedoras. Lo que hay son grupos de enemigos, de apoyo logístico y de información de éstos y de simpatizantes de ellos, integrados según el distinto coraje personal de sus miembros, y todos ellos extendidos y asentados por un territorio sin límites ni retaguardias clásicas.

Los aspectos operativos de la guerra afgana contra los rebeldes irregulares deben centrarse en la lucha por la movilidad y la iniciativa. Para conseguir fuerzas suficientes y mantener la iniciativa, los ejércitos aliados y afgano deben concentrarse en la defensa de sus objetivos estratégicos y de sus comunicaciones. La defensa de poblaciones menores, especialmente fuera de las zonas pashtunes, debe recaer en unidades locales de auto defensa y de policía, apoyadas por unidades militares móviles, que patrullen por todo un sector amenazado.

Las fuerzas contrainsurgentes tienen varias misiones que cumplir simultáneamente. Deben defender sus bases, cuarteles y reductos. Y no simplemente limitarse a las labores de guarnición y espera. Que son de las tareas que más erosionan y carcomen la iniciativa, la disposición combativa y la motivación de las fuerzas regulares en este tipo de lucha. Deben perseguir sistemática y continuamente a las bandas, especialmente sus bases y unidades mayores o concentraciones de bandas. El fuego aéreo no es más que una parte del plan de fuegos de apoyo de las operaciones de ataque, hostigamiento y cerco y aniquilación de las fuerzas terrestres regulares y especiales. Deben defender las instalaciones vitales para el esfuerzo contrainsurgente, especialmente sus comunicaciones terrestres. No es necesario aferrarse a nudos de comunicaciones, puentes, túneles y a los Km. de vías, sino protegerlos activamente. Deben ganar progresiva y firmemente el apoyo de la población afgana. Unido a este acercamiento, están las verdaderas “bases” regulares (no son las grandonas, “seguras” y aislantes), cercanas o insertadas en los pueblos y aldeas. Como posiciones seguras que protegen a los civiles y trabajan con y para ellos. Y desde las que se expande y asegura el territorio afgano arrebatado a la influencia de los rebeldes armados.

Veamos sucintamente la posible distribución de las bases militares en función de la actividad enemiga. En las zonas más favorables a los talibanes, los puestos militares deben ser sólidos y resistentes, pocos y con mayor guarnición. En estas áreas deben predominar la exploración de las bandas y las mayores operaciones ofensivas contra ellos, sobre sus bases, concentraciones, refugios y pasos.

En las zonas donde los rebeldes intentan asentarse, progresar y llegar a dominar a los civiles, partiendo de las zonas pashtunes del este y del sureste de Afganistán, los puestos serán más numerosos y con menos tropas. Éstas son las zonas más lábiles, de guerra más irregular, de encuentros (la emboscada lo es) más frecuentes. Aquí se decide, primero, el avance y el progreso y, finalmente, el triunfo de uno de los dos contendientes. Las comunicaciones enemigas y los núcleos rebeldes en estas áreas son los objetivos operativos de las fuerzas leales, junto con la defensa de las poblaciones. Apoyándose, en parte, en fuerzas de autodefensa locales, reforzadas por patrullas militares muy móviles, incluso helitransportadas. Asegurada la defensa de un área en estas zonas, es posible exigir lealtad a la población protegida, y comenzar las labores de apoyo económico y de rearme cívico nacionales.

En las áreas más leales o neutrales y pacíficas es necesario ensayar las técnicas y los métodos de acercamiento sincero y efectivo a la población afgana. Las fuerzas nativas de autodefensa, apoyadas por patrullas militares móviles, a cargo de una zona manejable, deben soportar aquí el peso de mantener su propia seguridad. En esta zona pueden localizarse las reservas helitransportadas y mecanizadas suficientes, para ser enviadas en operaciones de apoyo o de ataque a las otras 2 clases de zonas operativas. También las brigadas de apoyo económico y de rearme cívico, pueden tener aquí sus almacenes y barracones centrales.

(CONTINUARÁ)

Al-Qaida en Irak

Gran Golpe a la Franquicia Terrorista: la Caída de tres Importantes “Abus”

Hace ya unas semanas nos han vuelto a dar la noticia de la muerte violenta de Abu Ayyub al-Masri y de Abu Omar al-Bagdadi. Resultaron definitivamente muertos el sábado 17 de abril, durante el ataque a su vivienda de fuerzas militares combinadas estadounidenses e iraquíes. El objetivo estaba al suroeste de Tikrit, la tierra natal de Sadam Hussein, ejecutado en 2006 por las autoridades iraquíes. La casa quedó destruida, ya que le tiraron hasta cohetes medios, en un exceso de fuego pesado profiláctico y protector, habitual con los estadounidenses.

El Resumen de la Situación.

Los cadáveres de los dos jefes insurrectos fundamentalistas estaban en un hueco del edificio, donde se habían refugiado. También aparecieron en la vivienda los cadáveres de un ayudante de al-Masri y de un hijo de al-Bagdadi. El jefe de las fuerzas estadounidenses en Irak, general Odierno, calificó las muertes como “el golpe más importante que se ha dado a al-Qaida en Irak desde el comienzo de la insurgencia” (a mediados de 2003).

Seguramente se olvidaba de la muerte de Abu Musab al-Zarqaui. Que fue el anterior jefe de al-Qaida en Irak, muerto en junio de 2006 en un ataque aéreo selectivo. Y en una etapa mucho más activa y tenebrosa de la polifacética insurgencia armada iraquí. En enero de 2004, la inteligencia norteamericana interceptó un memorándum de 17 páginas escrito por Abu Musad al-Zarqaui y dirigido a Osama bin Laden, en el que le expresaba su preocupación por su supervivencia: “En Iraq no hay montañas donde podamos refugiarnos, ni bosques en cuya espesura nos podamos esconder. Hay ojos avizores en todas partes. Nuestras espaldas están expuestas y nuestros movimientos se realizan a la vista de todos”.

En Iraq las bases insurrectas están siempre en las ciudades y poblaciones más favorables a la actividad de los distintos grupos rebeldes armados. Y rodeadas o permeadas por las fuerzas militares locales y foráneas. Por ello, no todas las poblaciones son defendibles de los poderosos medios militares, ni los insurrectos tienen la intención de hacerlo. Aquí no existen formas numantinas de lucha militar sin esperanza.

Al-Masri era el actual jefe de al-Qaida en el país. En octubre de 2006 anunció la creación de una coalición con algunos grupos insurrectos sunníes, auto proclamada Estado Islámico de Irak. Permeada y dominada por al-Qaida, la coalición quedó desde entonces bajo el mando de al-Bagdadi.

A finales de 2003 comenzó a revelarse una alianza de colaboración entre los baasistas iraquíes y los yihadistas extranjeros o miembros de Al-Qaida, la organización islámica radical internacional que opera en Iraq superpuesta a la subversión nacional. Los objetivos de Al-Qaida son generales, imprecisos y amplios. Cualquier gobierno o sociedad no islámica radical sunní es su enemigo potencial. Los extranjeros muhaydines realizan la inmensa mayoría de los ataques suicidas.

Los baasistas, “las redes leales” o “ahl al thiga”, que eran el núcleo de la insurgencia sunní y que buscaban restaurar su control, en un país donde apenas son el 20% de la población, les brindaban a aquéllos infraestructura logística, refugio y colaboraban en la coordinación de los ataques. El flujo de mártires iluminados era suficiente y constante. Era muy común que la organización terrorista le pagase a la familia del suicida una pensión permanente mensual, que podía alcanzar hasta los 600 o 700 euros y que financiara también su atención sanitaria y la educación de los niños.

Hoy en día, al-Qaida en Irak es una organización mucho más deslavazada y acosada que hace 3 o 4 años. Sus células o grupos locales están descoordinados operativamente. Y el daño que realizan contra el pueblo iraquí (en los EEUU les es mucho más difícil atacar), árabe como ellos, es el que pueden hacer las fieras acorraladas y/o heridas. Son acciones locales limitadas, por lo que su trascendencia operativa es menor.

Los sunníes iraquíes no ya mantienen relaciones importantes con al-Qaida. Han ido incorporándose progresivamente al esfuerzo militar oficial desde primeros del 2007. A través de las milicias al-Sahwa o del despertar sunní, de auto defensa del territorio de los clanes y las tribus. Fueron promovidas y desarrolladas por el general David Petraeus, sin contar mucho al principio con las autoridades chííes y kurdas iraquíes. También se han ido integrando progresivamente los sunníes en partidos y coaliciones políticas interreligiosas y laicas, para poder participar en los comicios de 2010. Convencidos de la necesidad de participar para influir efectivamente en la actual situación política y social de Irak. Y de que en 2005 desaprovecharon una importante oportunidad, al abstenerse de concurrir a las elecciones, dejando todo el gobierno iraquí en manos de los chiíes y los kurdos.

Precisamente, el martes 20 de abril, las fuerzas aliadas estadounidenses e iraquíes realizaron otra acción conjunta en Mosul, en la que resultó muerto Abu Seheib Ahmed al-Obeidi. Este elemento faccioso era el jefe de los grupúsculos locales de al-Qaida en las provincias al norte de Irak, Kirkuk, Nínive y Salahadín.

Las informaciones que permitieron la eliminación de tres de los terroristas más buscados en Irak, las facilitó un terrorista de segundo nivel capturado hace unas semanas, según declaró el general Qassem al-Musaiu, portavoz militar iraquí. No sabemos el grado de persuasión empleado para obtener los datos del informador. Los más duros, sanguinarios y recalcitrantes terroristas islámicos suelen derrumbarse, por ejemplo, si se les envuelve en una piel de cerdo. Como es una religión formal, el pecado de impureza se comete independientemente de la voluntad del transgresor. Y su entrada al Jardín de las Huríes, por un tiempo desconocido e indeterminado, no necesariamente eterno, correría un serio peligro de fiasco y malogro.

Alcance, Contenidos y Razones de los Nombres Utilizados por los Terroristas del Califato Mundial Imposible.

Esos nombres, para un occidental, pueden resultar complejos y pomposos. Y aún evocar nobleza. Como un González de los Santos y Martínez-Arraiz. O cualquier otra combinación de apellidos simples, que recordemos o nos imaginemos. Pues, no. Estos tipos se significan empleando términos paupérrimos, sumergidos en ambientes familiares y locales estrechos. Y propios de sociedades agrarias no desarrolladas, donde sólo tienen sentido y alcance los apelativos y nombres.

Al-Masri o al-Bagdadi son dos toponímicos. Y quieren decir respectivamente, el egipcio y el bagdadí o de Bagdad. Y Abu Omar y Abu Ayyub quieren decir padre de Omar y padre de Ayub. Así como bin o ben Laden quiere decir hijo de Laden, el nombre familiar. Y bin Saud significa hijo de Saud, el fundador del conocido reino saudí. Y podría corresponder a uno de los “mil príncipes” oligarcas de la monarquía islamista radical wahabita.

Abu Seheib Ahmed al-Obeidi, se podría expresar como Ahmed, padre de Seheib, natural de Obeidi. En la época del Profeta, muchos compañeros y jefes islámicos añadían el Abu al resto de su nombre. Era como un galón más. Ahora los terroristas yihadistas imitan esa distinción de los primeros tiempos de la Yihad.

Es decir, los nombres de estos rebeldes truculentos primitivos radicalizados, son como nuestros Manuel el de Rita, Xuan el del cura (un posible hijo del pecado), el hijo de la parida o Perico de los Palotes, muy conocidos todos en sus casas a las horas de comer.

La Batalla de Marjah.

La Operación Moshtarak (“Juntos”, en dari, una de las lenguas regionales afganas) ha comenzado. Con algunos periodistas, especialmente estadounidenses, insertados en las unidades empeñadas en las operaciones ofensivas. Y otros esperando las informaciones oficiales en las “bases de partida” del distrito de Marjah.

Para la operación se han reunido unos 15 mil soldados aliados, de la OTAN y afganos. El contingente EEUU lo forman unos 4 mil marines y 800 soldados del US Army. Los afganos son 2 mil hombres y acompañarán a los estadounidenses en los ataques y ocupaciones. Los británicos son 4 mil hombres y hay contingentes de Canadá, Dinamarca y Estonia.

Los Objetivos Estratégicos Operativos de la Operación Juntos.

Varios son sus objetivos operativos. El primero y no explicitado al público es asestar un golpe rápido y contundente a los talibanes, adelantándose a las habituales operaciones de la primavera. Y mostrándoles quiénes han tomado ahora la iniciativa.

Se trataba también de erradicar la producción de droga del distrito de Marjah. Según la Agencia de la ONU para la Lucha contra la Droga y el Crimen Organizado, el 42% del opio mundial se produce en la provincia de Helmand. Y Marjah es uno de los centros principales del cultivo de la amapola y de su procesamiento químico. Los británicos fueron anteriormente los encargados de combatir su cultivo en la zona. Y de pacificarla, para la implantación efectiva del Gobierno de Kabul en Helmand. Pero sus esfuerzos, hasta el pasado verano, fueron insuficientes e ineficaces para lograr esos dos objetivos. A pesar de la presencia, a 40 Km de la villa de Marjah, de más de ocho mil soldados británicos, desde hace unos ocho años.

Dentro de la estrategia de contrainsurgencia se busca limpiar de talibanes la zona y proteger a sus habitantes de su influencia. Se supone que la trascendencia del éxito de las operaciones será indefinida. Ya que el Gobierno no puede solicitar la lealtad del pueblo, si éste no es defendido eficaz y permanentemente de las represalias de los talibanes, si retornan.

Otro objetivo operativo es el de dar cancha a los soldados del Ejército afgano. Aumentando su autoestima y su experiencia, probando sus capacidades operativas y organizativas y contrastando sus lealtades.

Por último, se quiere que Marjah sea un “centro de prueba y verificación” de las distintas técnicas de pacificación y de desarrollo civil, de aplicación inmediata y futura en el resto del país. En una guerra contra rebeldes nacionales armados, estas operaciones civiles son el otro “brazo”, complementario y necesario, de las actuaciones militares con éxito sobre aquéllos.

La Situación de Partida en Helmand y Marjah.

En la zona de operaciones del distrito de Marjah, viven entre 100 y 150 mil campesinos. Entre ellos se dispersan, en pequeños grupos de no más de 40 o 50 hombres, un total de menos de mil (según fuentes del ISAF) o de dos mil (según el “comandante” rebelde Qari Fazludin) talibanes.

Algunas fuentes de la lucha contrainsurgencia cifran en diez mil (este es un número recurrente en las luchas contra islamistas rebeldes en Oriente Medio) el número de talibanes armados. Y calculan que sólo unos tres mil están “motivados”, el resto son “mercenarios”. Esto es impensable y ridículo. Supone que con esos activistas militantes y misioneros, controlan amplias zonas del país y tienen a la defensiva (la mayor parte del tiempo) a unos 150 mil soldados extranjeros y a unos 100 mil militares y afganos.

En la zona se esconden numerosas y pequeñas plantas de “procesado de la amapola” para la obtención de heroína, y de confección de los “artificios explosivos”, con los que los talibanes hostigan los movimientos militares por el sur del país. En lo que va de año, en mes y medio, han muerto 73 militares de la OTAN en Afganistán, víctimas de bombas y de suicidas explosivos. Los talibanes no suelen gestionar directamente el negocio de la producción y el mercadeo de la droga. Por ejemplo, los traficantes indican que, en los centros de procesamiento de Marjah les pagan a los talibanes entre $600 y $1200 mensuales, como impuesto canónico.

El terreno del distrito está surcado de canales de irrigación, que drenan el río Helmand, para los cultivos. Y es de difícil transitabilidad para los vehículos militares. Está reforzado para la defensa, especialmente cerca de Marjah y en su interior, en torno a su bazar, por una red muy rala de posiciones de combate y trincheras de comunicación, protegidas por una maraña inconexa de pequeños campos de minas y de numerosas trampas explosivas o “bobby traps”. Que son “sorpresas ingratas”, letales y mutilantes, activadas por personas que no las esperan encontrar a su paso.

La información sobre el trazado y los edificios de la villa, captada por los satélites y sensores militares, permiten a los atacantes establecer unas vías de penetración en el poblado, separando definidamente los sectores de avance y la responsabilidad táctica de cada batallón, para evitar el fuego amigo y la confusión en las maniobras. Así pueden establecer centros de gravedad del ataque en los edificios públicos, mezquitas y otros puntos singulares. Y definir bien los posibles puntos fuertes enemigos, donde sería necesaria una concentración puntual (“golpe”) de fuego pesado de apoyo. Éste debería ser directo, aportado por blindados pesados en subordinación de guerra en cada sector. Con la precisión del tiro filante, se evitarían muchos daños indeseables en personas y bienes ajenos.

El Desarrollo de la Operación Juntos.

En los días previos al inicio de las marchas al contacto se distribuyeron octavillas por la zona, avisando de la inminencia de la operación. Se dice oficialmente que fue para evitar los daños colaterales, “collateral damages”, (mejor, en español, indeseados) de civiles no combatientes. Sin embargo, a punto de concluir la ocupación y limpieza de Marjah, los muertos registrados de civiles y de talibanes están casi igualados. Además, el ministro afgano de Defensa Abdul Rahim Wardak, desde la capital de Helmand, Lashkar Gah, ofreció una mano abierta a los talibanes que se rindieran, aprovechando el programa de paz y reconciliación nacional. Un viejo principio operativo de la guerra dice que “guerra avisada, no mata soldado”.

Los estadounidenses y afganos partieron el viernes 12 de febrero de los campamentos Cuello Duro, Price y Bastión, situados al norte del distrito. Estaban apoyados y transportados en parte, por unos 60 helicópteros de ataque Apache y de transporte Chinook. Los británicos y el US Army avanzaron desde su conocida ciudad de Lashkar Gal, a 40 Km al este de Marjah. Los primeros se concentraron en torno a Nad Ali, una villa al norte de Marjah. Que es el centro del apoyo logístico de la operación.

La defensa de los talibanes no es una defensa móvil, ni una defensa retardante con cesión de terreno. Ni tienen un plan de fuegos coordinado. Sólo aspiran a hostigar por fuego directo ligero y medio intermitente a las tropas. Cuando se detienen brevemente para neutralizar unas minas o unos artificios explosivos artesanales. O cuando están esperando nuevas instrucciones para avanzar o están avituallándose. Dentro de Marjah, con calles estrechas y laberínticas, los soldados deben avanzar por dentro de los edificios, evitando los cruces importantes y las plazas. Como dato, podemos decir que un portavoz comunicó que los marines necesitaron nueve horas para avanzar una milla en el interior de la villa, en los días cruciales de este asalto.

A los 4 días de iniciado el ataque, ya había hasta 21 civiles muertos en los combates, reconocidos por las fuerzas aliadas. Y dejando aparte a otros cinco civiles muertos por un ataque de la aviación en Kandahar, hacia el este. Unos 13 fueron abatidos al principio de las operaciones, por el fuego de cohetes antitanques lanzados contra edificaciones de adobe. Otros 3 o 4 murieron el lunes 15 en el intercambio de disparos con los rebeldes.

La artillería se emplea en ataques deliberados antes de la irrupción, para batir posiciones de fuego, observatorios de las distintas armas, posiciones de combate y el rechazo de las avanzadas de combate (en el borde de los poblados), a lo ancho del sector de avance en el límite anterior aproximado detectado.

Aquí el enemigo es una infantería ligera irregular. Sin medios pesados de rechazo. El fuego pesado contra sus posiciones en poblado, sólo puede acarrear bajas civiles indeseables. Posiblemente, en el primer caso, los atacantes habían realizado un reconocimiento por el fuego, que puede ser correcto en combates con otro ejército. Esta conducta militar es reiterada. Y ocurre aún en los casos en que declaran tener un exquisito cuidado para no producir bajas de no combatientes. Está promovida por la repugnancia que sienten los altos mandos y luego los oficiales y sus hombres, de ser muertos o mutilados en los combates a las distancias próximas. Donde las unidades sólo tienen el apoyo de sus armas orgánicas. Y las diferencias de formación, entrenamiento y equipamiento con el enemigo irregular resultan en la práctica menos “asimétricas”. Y evitaban tradicionalmente esos combates, primero arrasando por el fuego y luego ocupando lo que quedaba.

Dos generales afganos actúan como portavoces de las fuerzas aliadas, dando periódicamente a los periodistas destacados en las bases de partida, la información sobre el desarrollo de las operaciones. Aquéllos forman parte de la sección G-5 del EEMM de operaciones, “guerra psicológica y relaciones civiles”. También el Gobernador de Helmand, Gulab Mangal ofrece ruedas de prensa a los informadores. Y el sábado 13 ya aseguraba que: “hemos capturado 11 posiciones enemigas y su resistencia está controlada”.

En los primeros días de la ofensiva han muerto varias decenas de combatientes enemigos y unos 15 han sido detenidos. Entre los últimos, el llamado “gobernador” talibán del distrito. La batalla se está desarrollando más en avanzar, bombardeando o cañoneando las posiciones sospechosas y ocupando y consolidando los avances logrados. El cerco externo y el control de las posibles vías de escape de los guerrilleros están a cargo de los británicos y de las fuerzas auxiliares de Canadá, Dinamarca y Estonia. Que también defienden las vías de comunicación aliadas. Calculan que la operación se completará en unos 30 días.

El primer día murieron un marine, por fuego enemigo, y un británico, víctima de una explosión. También el sábado 13 murieron otros cinco militares de la OTAN, tres de ellos estadounidenses, en ataques con explosivos improvisados y en un tiroteo. Pero no se ha aclarado si esto ocurrió en la zona de Marjah o en otra parte del sur del país. El lunes 15 murió un británico.

Consideraciones Finales.

Uno de los objetivos de la operación, presentada ya como un éxito a los escasos días de iniciarse, ha sido el desalojo ordenado de los talibanes del distrito. Y su ocupación por los marines y las fuerzas del Ejército afgano.

Queda por delante toda una labor de ganarse el respeto, la confianza y la lealtad de los lugareños. Y de que comiencen a aceptar al gobierno central afgano. También es necesario ofrecerles un futuro de paz, seguridad y prosperidad. Sustituyendo sus medios de vida actuales, basados en el cultivo de la adormidera y en el transporte de droga, por otros que les resulten razonablemente rentables. Y que no les trasladen simplemente a una agricultura de subsistencia sin esperanza. Los marines son excelentes fuerzas de acción. Pero en las vulgares y pacientes tareas de ocupación y de civilización de un territorio más o menos hostil y extraño, son mediocres, lejanos y desmotivados.

Sin éxitos militares sucesivos sobre el enemigo armado insurrecto nativo, no se dan las premisas para la conversión nacional y democrática (dentro de los márgenes de su cultura y religión) de los clanes y tribus locales y regionales afganos. Cuyos parlamentos operativos son las shuras o jurgas (asambleas); cuyos jefes y “padres” son los maliks locales; cuya religión altamente socializada es el Islam; cuyos códigos de conducta, derechos y honor son el Pashtunwalli y sus variaciones raciales.

El aumento de la presión militar contra los talibanes en el sur, les puede llevar a trasladarse en parte a la frontera con Pakistán (áreas pashtunes), donde la guerra se ha intensificado, o a las zonas uzbecas y tayikas, al norte del país, o hazaras, en su centro. En ocasiones han llegado hasta las provincias del noroeste, Herat y Badghis, donde operan las fuerzas españolas. Con misiones y reglas de enfrentamiento diferentes a las de los aliados combatientes.

Pero ése no es un Camino de Santiago. Las distancias son largas, los satélites militares vigilan, los parajes no siempre son amigos o neurales, no hay zonas preparadas de refugio, descanso o aprovisionamiento, y es necesario viajar en pequeños grupos dispersos inconexos.

Una ruta de escape de Helmand, pasa por la provincia de Farah, donde existen dos concentraciones de talibanes en Bakwa y Bala Baluk. Si van a Herat, deben cruzar el vale de Zirko y el paso de Shindand, donde España ha sufrido tres bajas en los últimos años, para alcanzar las zonas rebeldes. Si van al distrito de Bala Murghab, donde se han hecho fuertes, deben ir a Badghis, en cuya capital Qala i Naw está en construcción avanzada una gran base hispano afgana.

Hay que tener en cuenta que la asimilación e incorporación de nuevas fuerzas en los últimos casos, está limitada por las características y la organización de los talibanes.

The Suicide and the Islamic Jihad II.

(continuation)

The principal branches of the Islam and their ideology.

The Sunnism, which follow nowadays 90 % of the Muslims, also accepts as Allah´s revelation the tradition (the Sunna) of the Prophet. These are his facts and his commentaries or hadices. The major or minor rigor in the selection and acceptance of this tradition characterize three of its theological schools, founded astride between the VIIIth and IXth centuries.

The most opened and flexible school, the Chafií, founded by the Palestinian al-Chafii, died in Cairo on 820 at the age of 53 years, opens an encouraging door for the pacific evolution of the Islam. She accepts also the consensus of the wise persons of the community and the analogical reasoning or qiijas, as correct ways for the adjustment of the Islam to all the times and places, from his “rural, illiterate, poor, medieval and surrounded of hostile peoples, origin”. For she starts from the hadiz: «Allah recognizes the Good in what the Muslims have judged as such «.

There exists a great ideological and practical difference between the Sunnism and the Chiism. The last feels pursued, in reason of the dynastic (the Chiism arises from the fourth caliph, Alí, cousin, son-in-law and companion of the Prophet) and the ideological orthodoxy (it admits fewer revelation sources), that it proclaims and defends. This way, it assumes historically a fatalistic, passive attitude, even of physical suffering for it, waiting for the return of the (caliph) Imam missing. Imam is the name that the political – religious guides take in the Chiism, not only the common mosques´ prayer. That one will return as Mahdi (the guided by Allah), in a given moment of the History, to make triumph the orthodox Umma (themselves).

But also cases of insurgent action have happened in the Chiism, even with certain success and popular implantation, as in Jomeini’s Iran, in The Lebanon with Hezbolah or Allah’s Party and his subsidiary Hamas, in Palestine.

The Suicide. Characteristics of the Suicides. Their Employment by the religious Fanatics.

It is not easy to make commit suicide to a normal, serene and prepared person. To commit an outrage against the similar one is the most violent act, less than 5 % of the population is «prepared» for that in a natural or innate way. And this does not want to say that they should be going to realize it. Only that are more qualified naturally to act as armed effective persons. If to this joins the survival instinct, powerful and innate in all the men, the induced suicide is something that turns out to be in general strange and difficult.

In general, in 90 % of the suicides there is present some mental distorted, affected component. If the difficulties, privations and opprobriums were affecting so much the men, to push them to the suicide, the Humanity had not survived all the punishment and displeasures that have constantly accompanied her in the develop of her history. Nobody had survived the gulags, fields of extermination and fields of reeducation raised against the Humanity by the off balance and wicked. When a person commits suicide for a loving disillusion, for example, behind it has a mental picture of melancholy, weakness, immaturity and anxiety, in a changeable and fatal cocktail, which disarms him and induces to it.

And it is not worth saying, in the actual relativism, that it is a «chosen option». Because the people die of infections, circulatory damages, cancers and accidents, and this death is not chosen. The modern societies have in the suicide one of the first not natural reasons of death. In Spain they already overcome the victims of the vehicles accidents. Nevertheless, except in some isolated country, the societies look for another side, avoiding the painful vision and without giving the due medical and psychological assistance to the affected and to their families.

To overcome the men natural repugnances to commit an outrage against others or against themselves, it is necessary to appease and neutralize temporarily the mentioned human instincts. Let’s see some motivations used for it.

A «negative» motivation is the chronic loss of the basic natural needs: sustenance, family, safety, refuge and cover, expectations and reasonable progress. It is an effective spur to induce the employment of the liberating violence to a part of the society, specially the idealistic young men. The «positive» motivation would be the economic prizes that different radical Islamic organizations give to the families of the martyrs. And these are so much the fallen in combat as the suicides.

Following the way towards the human psychology and soul, the religious motivation is another powerful mean of conviction and rooting. The suicides of the Jihad are methodically and intensely catechized. The Koranic verses related with the Jihad, are known by heart by them. The other suicides «example» surrounds them in their daily life. In the way of photos, manuscripts, testimonial videos and destiny companions. Their preachers, we refuse to call them imames, clarify their doubts and encourage them to prematurely reach the Paradise. That is destined specially to the martyrs of the Jihad.

The suicide must go unnoticed in the place chosen for the attack, by its age, genre, aspect and attitude. He has also to conceal perfectly his appliance and his equipment. To be able to approach his target and make exploit that one. His passport for the Garden of the Houris is to take with him the major number of dead and mutilated enemies. This way, the physical damages that are caused around the point of explosion are «not looked for, collateral damages».

The Islam, his religious Groups and the Suicide.

What his counselors and co religionists do not say to the suicide in formation, is that his stay in the mentioned Paradise is not eternal, but indefinite. Allah has not had reveal its duration or end. On the other hand, only there is a verse of the Koran that prohibits expressly the suicide, without spreading too much: Sura (chapter), 4, aleya 33 (29) «…Oh, believers…do not kill yourselves…». Probably it was for the natural repugnance that all the simple and primitive tribes have in committing it. On the hygiene recommendations, which in her origin all the written religions give their faithfuls, it was not necessary to insist very much for its prevention.

A «ideologist» of al-Qaida, Abu Yahya al-Libi, developed a theory of «religious» base on the «not looked for hurts», related to persons. According to her, it is allowed to their militants to kill Muslims when this is inevitable. And sometimes, more than when be inevitable, when it is also useful. This way, in a message where they assumed the authorship of an assault of August, 2009 in Baghdad, al-Qaida wished a rapid recovery the wounded sunníes and expressed her hope that the dead men should be accept by Allah also as “martyrs”. Due to the fact that al-Qaida has limited capacities to attack her western enemies, the organization supports her influence and reputation attacking from time to time in countries with Muslim majorities.

In these years, the followers of the Sunna are which are using the suicide in the Islamic Yihad. Al-Qaida, the Afghanistan and Pakistan Taliban and the members of Hamas uses it. The Lebanese Hezbollah and Iranians chiíes do not habitually use it. Though in the assault against the western forces barracks in Beirut in October, 1983, which was the presentation in society of Hezbollah, the drivers of the trucks full of explosives thrown against those, were suicidal.

Also the Iranians used their basijs militias in frontal massive assaults against the reinforced fixed positions, defended by mines fields, of the Iraqis during the war from 1981 to 1989. The basijs were «popular militias» of the Islamic Republic of Iran. Without organization, method, discipline or enough military instruction. But they were full of religious and patriotic anxieties. The last to come to the radical Khomeiní revolution, had to demonstrate their fervor and militancy. In the cities they had also turned into a problem for the clerical chiíes authorities, which canalized their redeeming impulse towards the enemy front.

During the Great Patriotic War of the USSR against Germany, an American general detached in the Front (a group of Armies) commanded by Georgi Zhukov, asked him how was that his infantry was thrown cross-country, running through the enemy minefields, to reach the forward limit of the of German defense position. It is of indicating that in the infantry were enlisted the worse formed and trained men of the Red Army: the peasants and the slightly qualified workers. The artillery, the engineers, the cavalry, the tanks and the scanty motorized units were taking to themselves the best scanty men who existed. Zhukov made clear to him that the losses that were suffering, were just about the same of an assault to a prepared German position … and was admitted than that was the case.

The men were in both cases authentic «cannon fodders». Two examples of how the chiefs of the countries domineer their peoples and how the big ones, oppress them. Without differences in the ideologies and the times.

So sensitive against the suicide it is the Islam, that the second major Islamic «organization» of Indonesia, called Myhammadiyah, has prohibited to smoke to her 30 million members. The reason is that the tobacco kills and that the Islam prohibe the suicide. Indonesia, with more than 220 million inhabitants, is the fourth country most populated in the world. It is the country with major Muslim population, approximately 200 millions, and also the third world consumer of cigarettes.

The possible actions against the Islamic violent Jihadists from the own Islam.

In the face of this own terrorism (war actions against general, innocent and indiscriminate targets), the Islamic world is paralyzed and do not knows what to say or do. The spokesmen and intellectuals affirm that the Islam is peace and tolerance. But this is not totally true, as we saw before. The majority of the Muslims take away from the attacks for opportunism, to protect the Islam, worried by the increasing rejection that it suffers in Western countries. But, when do the ulemas or the muftís intervene in the polemic? Almost never.

Never was carried out inside the Islam a deep reflection on the political and religious opportunity of the violence. Does someone know Islamic active pacifists? It is not the case that the intellectual laymen Moslem react. These are not operative in the way that we know in the West, since for a good Muslim the politics, the society and the religion form the only, exclusive and inseparable trinity established by Allah. Besides, the social and political failure of the intellectual laymen Arabs remains tied with that of the nationalistic, leftist and Europeanized elite, that stimulated the independence of the different Arabic nations after the World War II.

The Islam has to assume that the Jihad was necessary for the establishment and the defense of the believers’ primitive community, the Prophet establishing the Islamic state from the violent destruction of the jahiliyya (the existing barbarism previous to the Islam Arabic). And even the Jihad could be useful for its RAPID extension through the world, according with the existing condition of culture and development of the medieval civilizations. But its historical opportunity does not exist nowadays and then it must be replaced for «another type of EFFORT in Allah’s path». A concept that already exists in the Sunna and that might be recaptured and proclaimed by the ulemas and the pious muftis, which are the ideologists of the real and everlasting Islam. And, certainly, those enjoy the most ample political, social and economic independence: they are respected and / or fearsome by the governments in their respective countries, and are usually those who administer the Zakat or the canonical alms.

Since the emergence of 4 principal theological Sunnis schools before mentioned, the principle of the personal reflection effort, the ichtihad, got power in the Islam. The ichtihad is going to allow the development of the Arabic culture, so much for the civil aspects (sciences, trade, literature, art), as for the enrichment of its ideology. It is the base of Islamic lawyers as al-Chafii. The ichtihad is a source of brilliancy, creativity, enrichment, progress and peace in the way of the personal and collective effort towards God (this is the nucleus and the reason of the Islam), when already the Umma has spread and multiplied enormously through the world.

But, circa the XIth century (V century from the hégira or march to Medina), the theologians close the door to the ichtihad. The methodological Islamic approach alters: from then, it is imitating, repeating and following itself and abusing of the compendiums.

El Suicidio y la Yihad islámica II.

(CONTINUACIÓN)

Los grandes Grupos religiosos del Islam: el Sunnismo y el Chiismo.

El sunnismo, que siguen más del 85% de todos los musulmanes actualmente, acepta como revelación de Allah el Corán y la tradición (la sunna) del Profeta. Ésta la forman sus hechos y sus comentarios o hadices, recogidos por los discípulos. El mayor o menor rigor en la selección y aceptación de esta tradición caracterizan a tres de sus escuelas teológicas, fundadas a caballo entre los siglos VIII y IX. La escuela más abierta y flexible, la chafií, fundada por el palestino al-Chafii, muerto en El Cairo en el 820 a la edad de 53 años, nos abre una puerta esperanzadora a la evolución moderna pacífica del Islam. Ella acepta también el consenso de los sabios de la comunidad islámica y el razonamiento analógico o qiijas, como vías correctas para la adaptación del Islam a todos los tiempos y lugares, desde su origen rural, analfabeto, pobre, medieval y rodeado de hostiles. Para ello parte del hadiz “Alá reconoce el bien en lo que los musulmanes han juzgado como tal”.

Existe una gran diferencia ideológica y práctica entre el sunnismo y el chiismo. Éste se siente perseguido por dos razones. La ortodoxia dinástica, ya que el cisma chií surge a partir del cuarto califa, Alí, primo, yerno y compañero del Profeta. Y la ideología que proclama y defiende, porque admite menos fuentes de revelación divina. Así, el chiismo asume históricamente una actitud fatalista, pasiva, incluso de sufrimiento físico por ello, a la espera del retorno del imam (califa) desaparecido Éste es el nombre que toman los guías político religiosos en el chiismo y que no tiene nada que ver con el imam o lector de las mezquitas sunníes. Aquél vendrá como al-Mahdi (el guiado por Alá), en un momento dado de la Historia, para hacer triunfar a la Umma (comunidad islámica universal) ortodoxa (casualmente, ellos). Pero modernamente también se han dado en el chiismo casos de acción insurgente violenta, incluso con cierto éxito e implantación popular, como en el Irán de Jomeini y en El Líbano con Hezbolla o partido de Alá.

El Homicidio. Características de los Suicidas. Su Empleo por los Fanáticos religiosos.

No es fácil hacer cometer suicidio a una persona normal, serena y preparada. El atentar contra un semejante es un acto violentísimo, para el que menos de un 5% de la población está “preparada” de modo natural o innato. Y esto no quiere decir que lo vayan a realizar. Sólo que están más capacitados naturalmente para actuar como personas armadas eficaces. Si a esto se une el instinto de supervivencia, poderoso e innato en todos los hombres, el suicidio inducido es algo que resulta extraño y difícil en general.

En general, en el 90% de los suicidios está presente algún componente mental distorsionado, afectado. Si las dificultades, privaciones y oprobios afectasen tanto a los hombres, como para empujarlos al suicidio, la Humanidad no hubiese sobrevivido a todas las penalidades y sinsabores que le han acompañado continuamente en el devenir de su historia. Nadie hubiera sobrevivido a los gulags, campos de exterminio y campos de reeducación levantados contra la Humanidad por los desquiciados y malvados de turno. Cuando una persona se suicida por un desengaño amoroso, por ejemplo, detrás tiene un cuadro mental de melancolía, debilidad, inmadurez y ansiedad, en un cóctel variable y fatal, que le desarma y le induce a ello.

Y no vale decir, en el relativismo actual, que es una “opción elegida”. Porque la gente se muere de infecciones, daños circulatorios, cánceres y accidentes, y no se elige esa muerte. Las sociedades modernas tienen en el suicidio una de las primeras causas no naturales de muerte. En España superan ya a las víctimas de los accidentes de vehículos. Sin embargo, salvo en algún país aislado, las sociedades miran para otro lado, rehuyendo la visión dolorosa y sin prestar la debida asistencia médica y psicológica a los afectados y a sus familias.

Para vencer las repugnancias naturales de los hombres para atentar contra otros o contra ellos mismos, hay que aplacar y neutralizar temporalmente los citados instintos humanos. Veamos algunas motivaciones empleadas para ello.

Una motivación “negativa” es la pérdida crónica de las necesidades básicas naturales: sustento, familia, seguridad, refugio y cobijo, expectativas y progreso razonable. Ella es un acicate efectivo para inducir al empleo de la violencia liberadora a una parte de la sociedad, especialmente a los jóvenes idealistas. La motivación “positiva” serían los premios económicos que distintas organizaciones radicales islámicas dan a las familias de los mártires. Y estos son tanto los caídos en combate como los suicidas.

Siguiendo el camino hacia la psicología y el alma humana, la motivación religiosa es otro medio poderoso de convicción y arraigo. Los suicidas de la Yihad son catequizados metódica e intensamente. Los versículos coránicos relacionados con la Yihad, se los saben de memoria. El “ejemplo” de otros suicidas los rodea en su vida cotidiana, en forma de fotos, manuscritos, vídeos testimoniales y compañeros de destino. Sus predicadores, nos resistimos a llamarles imames, les aclaran sus dudas y les alientan a alcanzar prematuramente el Paraíso. Que está destinado especialmente a los mártires de la Yihad.

El suicida debe pasar desapercibido en el lugar elegido para el ataque, por su edad, género, aspecto y actitud. Debe también ocultar perfectamente su artefacto y su equipo. Para poder acercarse a su objetivo y hacer explotar aquél. Su pasaporte para el Jardín de las Huríes es llevarse con él al mayor número de enemigos muertos y mutilados. Así, los daños físicos que se ocasionan en torno al punto de explosión son “daños no buscados” o colaterales (los “collateral damages”, que copian algunos del inglés).

El Islam, sus Grupos religiosos y el Suicidio.

Lo que no le dicen sus mentores y correligionarios al suicida en formación, es que su estancia en el citado Paraíso no es eterna, sino indefinida. Allah no ha tenido a bien revelar su duración o final.

Por otro lado, sólo hay un versículo del Corán que prohíba expresamente el suicidio, sin extenderse demasiado: Sura, 4 aleya 33 (29) “…Oh, creyentes… no os matéis a vosotros mismos…”. Probablemente fue así por la repugnancia natural que las tribus sencillas y primitivas tienen en cometerlo. En las recomendaciones de higiene, que en su origen todas las religiones escritas dan a sus fieles, no había que insistir mucho para su prevención.

Un “ideólogo” de Al-Qaida, Abu Yahya al-Libi, desarrolló una teoría de base “religiosa” sobre el “daño no buscado”, referido a personas. Según ella, se permite a sus militantes matar musulmanes cuando esto es inevitable. Y a veces, más que cuando sea inevitable, cuando sea también útil. Así, en un mensaje donde asumieron la autoría de un ataque de agosto de 2009 en Bagdad, la organización deseó a los sunníes heridos una rápida recuperación y expresó su esperanza de que los muertos fueran aceptados por Dios también como ‘mártires’. Debido a que Al-Qaida tiene capacidades limitadas para atacar a sus enemigos occidentales, la organización mantiene su influencia y notoriedad atacando periódicamente en países con mayorías musulmanas. Entonces, si se examinan los ataques de 2007 y no se consideran los perpetrados en Irak y Afganistán, la proporción de no occidentales muertos por Al-Qaida sube a 99%. Este porcentaje fue del 96% en 2008. O sea que, entre 2006 y 2008, los no occidentales tenían 38 veces más probabilidades de morir por un ataque de Al-Qaida que los occidentales.

En estos años, son los seguidores de la Sunna, los que están utilizando el suicidio en la Yihad islámica. Lo emplean al-Qaida, los talibanes de Afganistán y Pakistán y los miembros de Hamas. Los chiíes del Hezbollah libanés y de Irán no lo utilizan habitualmente. Aunque en el ataque contra los cuarteles de las fuerzas occidentales en Beirut en octubre de 1983, que fue la presentación en sociedad de Hezbollah, los conductores de los camiones llenos de explosivos lanzados contra aquéllos, eran suicidas.

También los iraníes emplearon a sus milicias basijs en ataques frontales masivos contra las posiciones fijas reforzadas, defendidas con campos de minas, de los iraquíes durante la guerra de 1981 a 1989. Los basijs eran “milicias populares” de la República Islámica de Irán. Sin organización, método, disciplina ni demasiada instrucción militar. Pero estaban llenos de ansias religiosas y patrióticas. Los últimos en llegar a la revolución jomeiní, tenían que demostrar su fervor y militancia. En las ciudades también se habían convertido en un problema para las autoridades clericales chiíes, que canalizaron su impulso redentor hacia el frente enemigo.

Durante la Gran Guerra Patriótica de la URSS contra Alemania, un general estadounidense destacado en el Frente (un grupo de Ejércitos) comandado por Georgi Zhukov, le preguntó a éste cómo era que lanzaba su infantería campo a través por los campos de minas alemanes, para alcanzar el límite anterior de la posición de defensa alemana. Es de señalar que en la infantería eran alistados los hombres peor formados y entrenados del Ejército Rojo: los campesinos y los obreros poco cualificados. La artillería, los ingenieros, la caballería, los tanques y las escasas unidades motorizadas se llevaban a los escasos mejores hombres que había. Zhukov le explicó que las bajas que sufrían eran poco más o menos las mismas de un ataque a una posición preparada alemana…y se admitía que ése era el caso.

Los hombres eran en ambos casos auténticas “carnes de cañón”. Dos ejemplos de cómo los grandes de la tierra tiranizan a sus pueblos y de cómo los grandes, los oprimen. Sin diferencias en las ideologías y los tiempos.

Tan sensible contra el suicidio es el Islam que la segunda mayor “organización” islámica de Indonesia, llamada Myhammadiyah, ha prohibido fumar a sus 30 millones de afiliados. La razón es que el tabaco mata y que el Islam prohibe el suicidio. Indonesia, con más de 220 millones de habitantes, es el cuarto país más poblado del mundo. Es el país con mayor población musulmana, unos 200 millones, y también el tercer consumidor mundial de cigarrillos.

Las Acciones posibles contra la Yihad islámica desde el propio Islam.

Ante ese terrorismo (acciones de guerra contra objetivos generales, inocentes e indiscriminados) propio, el mundo islámico se paraliza y no sabe qué decir o hacer. Afirman sus portavoces e intelectuales que el Islam es paz y tolerancia. Pero esto no es totalmente cierto, como acabamos de ver. La mayoría de los musulmanes se distancian de los atentados por oportunismo, para proteger al Islam, preocupados por el creciente rechazo que sufre en Occidente. Pero, ¿cuándo intervienen en la polémica los ulemas o los muftíes? Casi nunca.

No se ha dado en el Islam una reflexión profunda sobre la oportunidad política y religiosa de la violencia. ¿Alguien conoce a pacifistas islámicos activos? No se trata de que reaccionen los intelectuales laicos musulmanes. Éstos no son operativos de la manera que conocemos en Occidente, ya que para un buen musulmán la política, la sociedad y la religión forman una trinidad única, excluyente e inseparable, establecida por Allah. Además, el fracaso social y político de los intelectuales laicos árabes quedó refrendado con el de las élites nacionalistas, izquierdistas y europeizadas, que impulsaron la independencia de las distintas naciones árabes tras la II guerra mundial.

El Islam tiene que asumir que la Yihad fue necesaria para la instauración y la defensa de la primitiva comunidad de creyentes. Estableciendo el Profeta el estado islámico a partir de la destrucción violenta de la jahiliyya (la barbarie existente anterior al Islam) árabe. Y aún pudo ser útil la Yihad para su rápida extensión por el mundo, por el estado existente de cultura y desarrollo de las civilizaciones medievales. Pero que su oportunidad histórica no existe actualmente. Y entonces debe ser reemplazado por “otro tipo de esfuerzo en el camino de Alá”, cuyo concepto ya existe en la sunna y que podría ser retomado y proclamado por los ulemas y los muftíes piadosos, que son los ideólogos del Islam verdadero y perenne. Y, por cierto, los mismos gozan de una independencia política, social y económica amplísima: son respetados y/o temidos por los gobiernos en sus respectivos países.

Ya desde el surgimiento de las 4 principales escuelas teológicas sunnies citadas, cobró fuerza el principio del esfuerzo de reflexión personal, el ichtihad, en el Islam. El ichtihad va a permitir el desarrollo de la cultura árabe, tanto en lo tocante a los aspectos civiles (ciencias, comercio, literatura, arte) como al enriquecimiento de su teología; es la base de jurisconsultos como al-Chafii. El ichtihad es fuente de lucidez, creatividad, enriquecimiento, progreso y paz en el camino del esfuerzo personal y colectivo hacia Dios (esto es el núcleo y la razón del Islam), cuando ya la Umma se ha extendido y multiplicado enormemente por el mundo.

Hacia el siglo XI (siglo V de la hégira o marcha a Medina), los teólogos cierran la puerta al ichtihad. El enfoque metodológico islámico se altera: a partir de entonces, se imita, se repite, se abusa de los compendios.

La Estrategia de los EE. UU. en Afganistán.

Introducción.

En la etapa actual de la guerra de Afganistán, cuando los rebeldes fundamentalistas islamistas están extendiendo sus ramificaciones e influencias fuera de sus territorios habituales pashtunes y baluchis, los estadounidenses están discutiendo al más alto nivel sus objetivos estratégicos y operativos de esta ya larga campaña.

La estrategia nacional (llamada también “gran estrategia” hasta la década de los años treinta del pasado siglo) trata de la definición de los grandes objetivos de una guerra. En su consecución se incorporan todos los recursos del estado. Es decir, la economía, la diplomacia, la propia sociedad y los medios militares. La estrategia militar, como parte de aquélla, define los objetivos de un teatro de operaciones, de una campaña, y asigna los medios militares, generalmente escasos y aún poco suficientes, que recibe del estado para alcanzarlos.

La táctica se dedica a la preparación y a la realización óptima y favorable de los combates, frente a un enemigo que se opone por medios violentos al logro de los objetivos estratégicos propios. Entre ambos niveles de actuación militar, existe un “espacio de actividad” eminente y esencialmente práctico, llamado nivel operativo o estrategia operativa. Su misión es optimizar los empleos de las tácticas y de los medios disponibles en la campaña o el teatro de operaciones. Para ello, define y conceptualiza las marchas, las batallas, etc., es decir, tanto las operaciones militares como su correcta sucesión en tiempo y lugar, buscando el cumplimiento de los objetivos militares decisivos.

Uno de los problemas de la estrategia en Afganistán de los estadounidenses es que para ellos, el dinero es una cuestión estratégica secundaria, evidente y bastante fácil de dar. Y generalmente siempre ha sido así. En la II Guerra Mundial sufragaron en parte los esfuerzos de guerra de otras naciones aliadas. En IraK compraron clanes sunníes, con soldadas y contribuciones a fondo perdido, para alejarlos de Al-Qaida y de la rebelión promovida por el Partido Baaz y por los funcionarios y militares iraquíes despedidos en masa, sin más, por el incompetente Paul Bremer. En Vietnam apuntalaron durante años el régimen del Sur, incapaz de entusiasmar y arrastrar a su pueblo a la defensa firme y comprometida de un régimen libre nacionalista democrático (con todos sus defectos de gestación y parto), sobre el que pesó la incapacidad y la falta de probidad de sus políticos.

Otro de los problemas de la estrategia estadounidense en Afganistán es su repugnancia civil y nacional a pagar el “precio de sangre” necesario para actuar militarmente, con contundencia, decisión y eficacia en los niveles de sección, pelotón, equipo o team y hombre, en una guerra irregular. Precio de sangre que es inevitable en cualquier guerra. Y que es menor de lo que la “percepción sesgada por el temor” vaticina y amenaza. Porque tratándose de una “guerra de guerrillas” (le llaman ahora pomposamente de “cuarta generación” o asimétrica), contra rebeldes armados, el “precio de sangre” nunca será tan alto como en una guerra de tercera generación, contra un ejército moderno, tecnificado y mecanizado, que maneje bien la estrategia operativa.

Tampoco los estadounidenses tienen un compromiso permanente e indefinido, el marchamo del buen aliado, con el régimen político afgano. Que es un rompecabezas incoherente de intereses tribales y personales, aglutinado por el poder que hoy detentan y se reparten. Tampoco se puede “impregnar” en su totalidad y sin más, una democracia inorgánica occidental en un país musulmán con una estructura social antigua y firme, pero poco evolucionada. Sin principios y formas liberales en su idiosincrasia (esto no se adquiere con unas inyecciones de “liberalismo forte”) los dirigentes y jefes populares utilizarán los nuevos mecanismos de poder que se les ofrezcan para aumentar su influencia y beneficio, en la sociedad supuestamente moderna y libre, pero inarticulada. Aquí, el principio de fondo es que una democracia islámica (basada en la Umma, el Corán, la sunna del Profeta y la Sharia o el conjunto de leyes penales y civiles basadas en ellos) no es igual a una democracia liberal.

Un problema importante de la estrategia en Afganistán de los EE.UU. es su falta de cercanía y de compromiso con el pueblo afgano. Que percibe a los “extranjeros infieles armados” en su territorio, como algo temporal, relativo, ajeno, dañino y superpuesto a sus intereses y necesidades cotidianas, familiares, tribales, culturales y religiosas, por este orden. Solamente algunos británicos consiguieron, a título personal, ser aceptados, respetados y estimados por los pashtunes y baluchis. Era la época del Imperio de la India británica y de la ominosamente famosa Frontera del Noroeste, con Afganistán. En una etapa histórica lejana, cuyos acontecimientos discurrían a una menor velocidad que hoy en día, los “turnos de servicio” (“military tours of duty”) en ultramar duraban algunos años.

Entonces, con el tiempo, algunas figuras extranjeras, que verdaderamente se integraban y trabajaban en el ambiente tribal, consiguieron su inmersión personal con los pashtunes y baluchis. Eran individuos que exhibían las cualidades de sobriedad, resistencia, respeto, valentía, justicia y benevolencia, que el Pashtunwalli o código de conducta y honor de las tribus, apreciaba y promovía, a su estilo. Y que actuaron generalmente como oficiales de las fuerzas indígenas de infantería ligera. Que fueron reclutadas al oeste del valle del Indo, en las estribaciones de las cadenas montañosas fronterizas. Y que se empleaban por los británicos para contener a las tribus más indómitas o belicosas en sus zonas tribales. O para castigarlas con incursiones punitivas y exacciones de multas, por sus desmanes o abusos, que realizaban generalmente fuera de aquéllas. Las soldadas percibidas por estos pashtunes movilizados suponían: unos ingresos importantes para sus tribus, dada su economía de subsistencia o de rapiña, y un status social privilegiado para ellos, en sus familias y clanes. La lealtad de estos pashtunes a su uniforme y a sus jefes británicos fue constante y ejemplar.

Un problema no menor de la estrategia de los EE.UU. en Afganistán es que carecen de un “liderazgo socio militar proyectado”, de una figura dirigente que les ofrezca iniciativa, esfuerzo, sudor y lágrimas para defender por unos años decisivos, una causa que sea aceptada por la mayoría del pueblo estadounidense. No olvidemos que se actuó en Afganistán para derrocar al régimen reaccionario, retrógrado e hiperintegrista, que daba cobijo, amparo y apoyo a la cúpula intelectual e inspiradora de Al-Qaida: el árabe internacionalista islámico Bin Laden, su especie de “consejero delegado”, el médico egipcio Al-Zawahiri, y su “Corte” del terror contra Occidente y contra la mayoría de los regímenes islámicos establecidos. Y que la doctrina Bush estableció, quizás sin ser explicada bien ni aceptada  popularmente, que esas “asymmetrical wars” (irregulares y con bajo nivel de equipamiento militar) se sostenían y eran necesarias, para alejar de los territorios estadounidense y de sus aliados, las amenazas del terrorismo foráneo fundamentalista de cualquier origen, religión o ideología.

La Situación Actual.

Según definió el “New York Times” a mediados de Octubre pasado, el “resident pessimism”, en relación con la guerra en Afganistán, se ha asentado en la Casa Blanca y en el Consejo Nacional de Defensa. Quiere decir algo así como un “pesimismo duradero” para evaluar y decidir la estrategia de los EE.UU. en Afgannistán.

El general de ejército Stanley McChrystal, al mando de las fuerzas en el teatro de operaciones, en un informe de 66 páginas presentado en Septiembre pasado, reclamaba al menos unos 40 mil soldados más, para poder ir imponiéndose al enemigo en armas. La cúpula del Pentágono apoya este refuerzo. Sin embargo, otras personas o agencias estadounidenses suponen que será necesario incrementar las fuerzas en presencia en dicho teatro hasta casi el doble de las actuales. Es decir, sólo podrían ir controlando y venciendo a los insurgentes, si desde los 68 mil hombres actuales pasan a contar con unos 130 mil y en el plazo de un año.

Para ello hay que considerar las necesidades logísticas de un ejército moderno, muy tecnificado, equipado y mecanizado, como el estadounidense. Que se concretan y satisfacen con un flujo constante de equipos, repuestos, consumibles, armamentos, municiones, combustibles, vehículos, hombres y unidades militares. Logística que es soportada por una red de almacenes regionales y locales y una flota de vehículos pesados de larga distancia y ligeros de reparto, hasta los puntos de recogida de las pequeñas unidades. La capacidad de las infraestructuras de Afganistán no puede sostener un despliegue logístico de tantos hombres en un plazo de sólo 9 meses (listos para la próxima campaña primavera verano, cuando las operaciones vuelven a retomarse).

El enviado especial del presidente Obama para la evaluación de la situación en Afganistán, Richard Hollbrooke, ha señalado en un informe que existe actualmente el peligro de disponer de “medios militares insuficientes” en la montañosa zona de la frontera afgano pakistaní. Esto quiere decir que las “zonas bases madres” de los talibanes y de Al-Qaida estarían en esta etapa poco acosadas militarmente. Y con capacidad libre para extender su actividad hacia el norte de Afganistán.

El influyente vicepresidente Joseph Biden no es partidario de incrementar las fuerzas, sino de seleccionar y diferenciar los objetivos militares insurgentes. Así, mediante las diferentes fuerzas especiales terrestres, internándose en “long range combat patrols”, los aviones no tripulados y los bombardeos selectivos con bombas guiadas, atacar a las guerrillas de Al-Qaida en las zonas montañosas pashtunes al este y sureste de Afganistán. Si el problema fuese sólo militar (por tratarse de unas bandas de narcotraficantes o de ladrones) y si las células de Al-Qaida no fueran miscibles con los grupos talibanes, en cuanto a apoyos, información, logística y blancos de oportunidad, esta estrategia selectiva y constreñida tendría un “chance”.

Resulta interesante considerar que Joe Biden fue elegido por Barack Obama para su “ticket electoral”, por sus conocimientos y experiencia en política internacional. Algo que es muy apreciado y necesario en un país, en el que tradicionalmente el público en general mira más y se preocupa del propio ombligo nacional. Hasta hace poco tiempo, Biden era considerado un “halcón” del Partido Demócrata y era defensor en el Senado de una mayor implicación de los EE.UU. en Afganistán.

Rahm Emanuel, el jefe del Gabinete de Obama, algo así como el ministro Secretario del Presidente, apoya las ideas de Joe Biden. Y piensa que un incremento de las fuerzas militares en Afganistán puede llevarlas (a ellas) a un callejón sin salida operativo, como el caso de Vietnam.

Por su parte, los Secretarios de Defensa Robert Gates y de Estado Hillary Clinton mantienen una postura común, creemos que más realista y pragmática y con posibilidades, al menos sobre el papel. Ambos Secretarios defienden la necesidad de mantener la lucha contra la insurgencia y de insistir en la formación y el despliegue de las fuerzas armadas afganas, para luchar contra los talibanes. Al mismo tiempo, proponen incrementar la persecución de los grupos de Al-Qaida en el teatro AfPak, como llaman a esta zona geoestratégica, contando, por tanto, con la ayuda del ejército paquistaní en su país.

¿Qué pasará, por fin? Espero que el inteligente y asiduo lector tenga ya elementos de juicio para verlo. Su interés le debe llevar a complementar este trabajo con la lectura de «Operaciones en Afganistán y Pakistán». Y cuando pueda, descenderé al estudio directo de las tácticas y técnicas de contrainsurgencia que se pueden emplear aquí. Que no digan que les faltan recursos. Los alemanes, en su lucha contra los partisanos soviéticos, sí que estaban faltos de hombres y recursos. Pero mantuvieron la iniciativa y la agresividad contra los partisanos. Y pudieron garantizar desde su retaguardia hacia el Reich, en ambos sentidos, el flujo necesario de hombres y materiales para sostener su esfuerzo de guerra contra los medios casi inagotables de la URSS.