LA ESTRATEGIA NACIONAL DE RUSIA

Un primer objetivo nacional exterior ruso es fomentar la “multipolaridad en la estructura mundial” de las grandes potencias y sus aliados. Buscando que no exista una potencia mundial hegemónica como los EEUU, que le estorbe en la extensión de su influencia y poderío desde su “centro Euroasiático”. Para ello, creará alianzas y establecerá pactos y convenios con terceros en detrimento o en sustitución de aquella potencia hegemónica. Y será un “actor intransigente obstruccionista” en todas las actuaciones que promueva unilateralmente ésta en los foros internacionales (ONU, Agencia Internacional de la Energía Atómica).

NADA TRANQUILIZADOR…

Otra gran preferencia estratégica de Moscú es extender su influencia y ampliar los lazos económicos y diplomáticos con las naciones en desarrollo, especialmente las que tengan “recursos naturales y cultivos primarios”, que sean necesarios para la producción manufacturera, la alimentación y el desarrollo general de las naciones. Ella les ha llevado y les llevará hasta mucho más allá de sus fronteras geográficas de influencia política o estratégico militares.

La pérdida de sus “aliados controlados” del Pacto de Varsovia y del COMECON, tras la guerra fría, sólo le dejan a Rusia buscar geográficamente “nuevas influencias” hacia el Asia central, desde Siria a la India y Vietnam. Turquía es un enemigo proverbial de los rusos. En Afganistán nunca han podido asentarse. Lo cual es una constante socio política para las otras potencias que lo han intentado en otros momentos. También los rusos intentan ganar y mantener en su “esfera política y comercial” a las nuevas repúblicas centroasiáticas islámicas turcomanas y a las repúblicas ex soviéticas eslavas, éstas con casi nulas posibilidades.

En el Turkestán Oriental, se encuentra un rosario de antiguas repúblicas socialistas soviéticas de unos 2 mil Kms de longitud, que alcanza hasta la orilla oriental del Mar Caspio. Ellas son, de este a oeste, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán y Turkmenistán. Que forman un conjunto de varias etnias, recogidas en los nombres de ellos, pero extendidas por varios a la vez, de origen turcomano, de las estepas centrales de Asia, y aglutinados también por su pertenencia al Islam sunní. Estos musulmanes turcomanos son unos potenciales aliados de Rusia, en cuanto ésta ponga un poco de dedicación y esmero en atraerlos y atenderlos. Hasta ahora, la Unión Aduanera creada por Rusia incluye sólo a la Rusia Blanca o Bielorrusia y a Kazajistán. Además, Rusia tiene firmados acuerdos militares con Bielorrusia, Armenia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán. Establecidos en el marco de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva. Y que garantizan a esos países del Este de Europa y del Asia Central una defensa contra agresiones externas o internas. Y brindan a Rusia una extensión de su influencia internacional.

MANDATARIOS DE RUSIA, BIELORRUSIA, KAZAJISTÁN, KIRGUISTÁN, UZBEKISTÁN, ARMENIA Y TAYIKISTÁN REUNIDOS PARA COOPERACIÓN ANTITERRORISTA.

Si Rusia cree que están en juego sus intereses nacionales o su orgullo nacional, se muestra estirada y digna e, incluso, agresiva. Uno de los tics neuróticos de la política exterior de Moscú es la desmembración del imperio soviético hace 25 años. Que muchos atribuyen, no a su implosión, por falta de recursos y estructuras económicas caducas, y de motivación social, sino a abusos internacionales, que se beneficiaron de su debilidad coyuntural.

Cuando los rusos se encuentran con problemas estratégicos internacionales, demuestran más libertad de acción, iniciativa, creatividad y flexibilidad en sus propuestas y acciones. Rusia utiliza todo el conjunto de medios y capacidades de un Estado moderno para adelantarse, embromar, complicar y desactivar las acciones y los recursos empeñados por Occidente. Así, Rusia usa la propaganda de Estado, empleando: una gran profusión de comunicaciones audiovisuales, que desconocemos en España; refutaciones inmediatas de los argumentos rivales; empleo de argumentos verosímiles para negar su relación con los hechos observables; envío de ayuda humanitaria en grandes y llamativas caravanas a las zonas en conflicto. La diplomacia, donde se enfrenta John Kerry, un político interino sobrevenido, con la extensa carrera de Serguei Lavrov, y manteniendo reuniones y visitas con mandatarios occidentales y de los países regionales involucrados; haciendo declaraciones y acuerdos, que terminan suspendidos, protestados o incumplidos; realizando intentos de soborno a políticos europeos de segundo nivel. La economía, como en los casos de China y de Hispanoamérica. Y respondiendo a las sanciones occidentales por su actuación en Ucrania con suspensiones y gravámenes medidos de las importaciones europeas, temidos por la Europa de los mercaderes. Militares, enviando: fuerzas “paramilitares voluntarias”; fuerzas regulares y equipos militares modernos, acompañados a veces por los expertos en su manejo o para su entrenamiento; entregando armas y material militar a sus patrocinados; y realizandoviolaciones difusas” del espacio aéreo de los países al oeste de su frontera europea, más concretamente en el mar Báltico y sus países costeros.

KERRY Y LAVROV…

No todas son bondades y ventajas en un régimen super presidencialista. El poder concentrado y decisivo tiene que ser administrado en pequeñas dosis, para no abusar, ni dañar, ni caer en la tentación de buscar su continuidad indefinida. El despotismo (que surge de la convicción podrida de los mandos de que han “salvado” a “su” patria), la corrupción y el clientelismo extendidos por los círculos del poder y sus aledaños, se vuelven manifiestos y consuetudinarios en la sociedad. La oposición política e ideológica, con sus críticas, actuaciones parlamentarias y protestas callejeras, puede volverse casi insoportable. Para quienes se concentran en planear, decidir y ejecutar en aras del pueblo, pero no con el pueblo. La cárcel y la confiscación de bienes son represalias de toda la vida, cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos, en la prehistoria. Empleadas para los disidentes, díscolos y desobedientes y para todos los enemigos potenciales (imaginados o no) y reales del régimen.

En sus relaciones con el Oeste, Rusia distingue dos grandes “espacios geopolíticos”: los EE UU y la Unión Europea. Los EEUU son el gran rival, aún no enemigo. Con el que trata de competir y al que intenta erosionar en todas las ocasiones a las que puede alcanzar. Rusia sigue la teoría político estratégica del mundo multipolar. Que contaría con varios grandes “centros radiantes” de influencia y control. Donde no habría potencias hegemónicas globales, que puedan controlar y/o dominar más o menos, según sus intereses. Esta estrategia global es bien vista por todas las potencias continentales y, aún, regionales, que cuenten con suficientes capacidades y con aspiraciones de proyección y ascendencia internacionales.

Ante la Europa unida, Rusia se ve como un igual. La primera le desborda en demografía y en capacidad económica. Y Rusia tiene a su favor unas FFAA, incluso el Arma de Cohetes Estratégicos, suficientes y con un mando único. Que son apoyadas por su economía y su diplomacia. Ya que cuenta con un liderazgo político bastante monolítico o integrado, como se prefiera. Que, ante una confrontación o una oportunidad surgida, puede actuar con mucha mayor contundencia y rapidez que la burocracia endogámica y anquilosada de la Unión Europa. Y frente a la gran región geopolítica de la Europa centro oriental, formada por sus antiguas aliadas en el Pacto de Varsovia y el Comecom (la unión económica comunista basada la especialización en actividades nacionales), tiene que actuar con una estrategia de acciones sucesivas o de la alcachofa. Porque un exceso de “presión” sobre ellas, sólo conseguiría que se aglutinen entre ellas más; y se vinculen más económica y militarmente a las naciones occidentales…

Pero, también Rusia utiliza la intromisión más o menos velada en los asuntos internos de sus rivales. Buscando crearles problemas sociales y tendencias centrífugas, aún desgarradoras, en su tejido social. Aprovechando para ello la libertad de expresión, que es uno de los valores de la civilización occidental. Así, Rusia actúa contra Europa apoyando a los movimientos disolventes más prometedores. Unos son populistas y antisistema, que actúan contra los valores y las creencias compartidas, que conforman y forman la civilización occidental. Otros son nacionalistas y soberanistas, que luchan contra la integración multinacional de Europa y su construcción. Así, en Alemania se ha materializado una “alianza” entre las Juventudes del Partido Alternativa para Alemanis (AfD) con la Joven Guardia de Rusia. El hombre de conexión entre Moscú y el AfD es su vicepresidente, Alexander Garland. Que se reune regularmente con Alexander Dugin, un hombre con la confianza de Putin. Y los miembros y eurodiputados del AfD apoyan al movimiento de euroexcépticos británicos y obstacuilizan la aprobación de las medidas para la construcción europea en la Eurocámara de Bruselas.

La actuación político militar externa.

La estrategia operativa de Rusia consiste en actuar por medio de aliados “destacados” en un teatro geopolítico dado. Así, emplea regionalmente a esos “actores interpuestos”, más o menos fuertes, independientes y “soberanos”. Para que le den a su intervención en el conflicto, (que le es aparentemente ajeno, ya que Rusia es una potencia media-alta continental), un marchamo de categoría y de legalidad internacionales y de fiabilidad y seriedad ante la comunidad internacional, especialmente con los países no occidentales.

También Moscú actúa en los “límites difusos externos” de su antiguo “espacio vital imperial”. Lo hace “apoyando”, con una gama de posibilidades casi a medida, a distintas comunidades rusas o cristianas, que están “separadas” de la patria. Así, hay algunas repúblicas o “comunidades étnicas”, aparte de las dos que citaremos en el caso de Georgia, que reciben la ayuda oportuna de Rusia. Ellas son la Transnistria, de etnia rusa, situada en el este de Moldavia, que es de población rumana y Nagorno Karabaj, donde viven los armenios karabajos, que está en el centro de Azerbayán, que es de religión sunní, es fronteriza con Rusia y con Turquía y recibe el apoyo de ésta.

Georgia:

En 2008, en su guerra asimétrica y avasalladora contra Georgia, Rusia se sirvió de los “independentistas” de Osetia del Sur y de Abjasia (abrazada al noreste del Mar Negro), dos provincias “rebeldes” georgianas. El pretexto fue acudir a la defensa de esas naciones, que tenían muchos habitantes rusos, para defenderlas de las “arbitrariedades y ataques” georgianos. Ya existían desde hacía años “fuerzas rusas de pacificación” en Osetia del Sur, que inmediatamente tomaron partido por los independentistas.

TROPAS GEORGIANAS ABANDONAN UN VEHÍCULO A LAS AFUERAS DE GORI.

Ucrania:

Siguiendo sus estilos directos, imperiosos y operantes, a mediados de diciembre de 2013, Putin lanzó un fuerte órdago a Ucrania, para que pasara a formar parte de la “esfera de coprosperidad” rusa: le ofreció bajar un 33% el precio de cesión del gas ruso, del que Ucrania es receptor y revendedor. Y, para salvarle de la quiebra financiera y no tuviera que lanzarse para ello en manos de la Troika comunitaria, le cedería hasta $15 mil millones en créditos blandos. Pero, en Ucrania los problemas socio políticos surgidos han llevado a una fortísima polarización del país, formándose dos mitades casi antagónicas. Donde la parte al oeste de Crimea, quiere alejarse de Moscú y la mitad al este de esa península, busca estrechar los lazos con Rusia. Ucrania es por historia y por demografía parte de la Europa limitada al este por los Urales. Y Ucrania es por oportunidad política y momento histórico, parte de la Europa democrática y liberal centro occidental. Que forma junto con los Estados Unidos, que actúa como el otro “polo vibrante” fundamental al otro lado del Atlántico, la “civilización occidental”.

Para Rusia, Ucrania es algo más que un aliado estratégico. Ucrania es parte de la esencia nacional rusa. En Ucrania nació hace muchos cientos de años, el gérmen fuerte y prometedor de la nación rusa, la Rus. Y Rusia ha apostado fuerte. Intentando volver por sus derechos, tradiciones e influencias. O se tendrá que contentar con convertirse en un “estado nación”, sin “esferas de coprosperidad” dependientes, participativas y ventajosas para todos. O sea, una “potencia regional” o de segunda clase, como la denominó el presidente Obama a los inicios de esta crisis.

Desde la primavera de 2014, la oposición armada de la Novarussia (así autodenominan los separatistas prorrusos a su territorio de la cuenca del Donbass y zonas adyacentes) es apoyada por los rusos. Que les envían abiertamente equipos militares (entremezclados a veces con convoyes de ayuda humanitaria para la población civil de la región); grupos de “voluntarios” internacionalistas: cosacos, rusos, incluso veteranos chechenos prorrusos; especialistas (ingenieros, artilleros, instructores, servidores de cohetes de corto alcance y antiaéreos, fuerzas de élite) para las tareas militar de nivel superior. Y que presionan a los ucranianos centrales en la frontera común con movimientos y estacionamientos de sus tropas motorizadas, al oeste de Rostov sobre el Don. Es de señalar que la república de Novarussia no es reconocida internacionalmente. Los “rebeldes nacionales” y el gobierno central de Kiev, con el presidente Petró Poroshenko a la cabeza, han seguido hasta ahora una estrategia operativa del tira y afloja, del “cachumbambé” estratégico. Donde todo está bastante medido y razonablemente controlado. Para ir avanzando cada parte por pasos cortos y contados. Sin que se les desboque irreversiblemente el animal de la guerra abierta entre naciones y alianzas. Y así estamos y seguiremos por bastante tiempo. Así, los puntos de los Acuerdos de Minsk están desleídos y en «stand by» o espera neutralizada. Buscando que no se rompan los mismos, por las continuas pequeñas violaciones de la tregua acordada por las partes.

 

POROSHENKO Y PUTIN…

Un gran problema se plantea ahora, no sólo a Ucrania, sino a sus vecinos al Este y al Oeste. Y es conseguir que las fuerzas hoy antagonistas e irreconciliables, que se enfrentan en Ucrania, desgarrando su patria, se conviertan en fuerzas complementarias y necesarias entre sí. Y es una gran labor conjunta, desinteresada, con altura de miras y dirigida por estadistas, la que hay que desarrollar para conseguirlo. De no conseguirse esa fusión de intereses”, la alternativa sería mala para todos, nacionales y vecinos cercanos y lejanos. Y la herida sólo se cerraría en falso y por un tiempo imprevisible.

Siria:

Desde alrededor de primeros de julio de 2015, los rusos han estado incrementando su presencia militar directa en Siria. Sus fuerzas armadas se han instalado principalmente en la Latakia, cubriendo los alrededores de Tarsus, su única base naval en el Mediterráneo y su aeropuerto militar. Incluyen cazabombarderos, helicópteros de ataque y de movimiento tropas y rescate (con un centener de aparatos siempre operativos), aeronaves no tripuladas de exploración y bombardeo y las unidades terrestres correspondientes de apoyo y de seguridad de los mismos. Y ahora, desde finales de septiembre, están bombardeando las posiciones de los rebeldes armados al régimen de al-Assad, al suroeste de Alepo; en la Latakia; junto a Hama, Homs y Damasco, en la cuenca del Orontes; en la provincia de Idlib y en la zona turcomana junto a la frontera; en Raqqa y otros enclaves del EI, en el noreste del país y en el gran desierto del este, recuperando Palmira a fines de marzo de 2016, que cayó en mayo de 2015 en manos del Daesh o EISI. Un portavoz del Ministerio de Defensa ruso declaró que “no operarían allí indefinidamente” y que calculaban que necesitarían “unos 100 días” de ataques. Estos días se han doblado, hasta casi la primavera de 2015, antes de que Putin iniciara un repliegue parcial y suficiente de sus medios militares. Los peshmergas kurdos del YPG, los aliados nacionales de los EEUU, desplegados por toda la frontera centro oriental con Turquía, no han sido molestados por los rusos. Entre los que han sufrido sus inesperados ataques están las fuerzas irregulares del Frente al-Nusrah para la Liberación de los Pueblos de Oriente, la filial nacional de al-Qaeda. Tan peligrosos e ideológicamente radicales como los muyahidines del Estado Islámico, pero menos crueles y menos capaces militarmente.

A los reproches de algunos países occidentales contra esa intervención, Putin y Lavrov arguyeron que la “Coalición multinacional de loa 60 aliados” venía bombardeando a los yihadistas salafistas desde septiembre de 2014, sin tener para ello un mandato de la ONU. Claro que la coalición de Obama atacaba en Irak, con el “permiso previo diario” y teórico del gobierno iraquí. De hecho, el general de cuatro estrellas James Terry, que es el jefe de las fuerzas estadounidenses en Irak desde noviembre de 2014, actúa como un interlocutor inmerecido por su alta graduación, con el gobierno y las desprestigiadas fuerzas armadas y milicias iraquíes. Pero los ataques sobre Siria de los aliados no contaban con la aquiescencia de su régimen y se dirigían operativamente a apoyar a los peshmergas y debilitar al EISI. Destaquemos que los rusos, según se han justificado los citados gobernantes, “son muy educados y están operando en Siria por invitación de su gobierno”.

Es de recordar que Siria fue durante décadas la aliada en el Oriente Medio de la URSS, y hoy, de Rusia. Y que Siria fue también considerada durante décadas un estado terrorista antioccidental. Del estilo de Corea del Norte. Que inundó literalmente toda la región geopolítica islámica de los fusiles de asalto AK y de los lanzagranadas de carga hueca RPG, para los grupos guerrilleros de “liberación popular”.

AMIGOS PARA SIEMPRE…

Rusia quiere recuperar su protagonismo y el respeto internacionales. A pesar de sus menguadas capacidades demográficas, económicas y estructurales. Y su desprestigio democrático y político ganado con el conflicto de Crimea y Ucrania. Pero, con la intervención militar en Siria, Putin ataca la raíz del problema de los huidos sirios: que es la presión de una guerra civil cruel y larga sobre ellos. Y le permite tranquilizar a los europeos con la contención a corto plazo de la invasión masiva y continua de aquéllos. Buscando una atenuación de las sanciones económicas de la Unión Europea al gobierno de Putin por sus actuaciones descaradas en Ucrania.

Rusia también apuntala y da un fuerte espaldarazo al régimen sirio con su intervención. Tras 5 años de guerra, el Ejército Nacional Sirio está depauperado por una sangría de más de 70 mil muertos, sufrir continuas deserciones hacia los distintos grupos rebeldes (desde el Ejército Lible Sirio a los grupos yihadistas) y tener grandes dificultades para movilizar reclutas. Los soldados en filas en 2015 ascendían a unos 305 mil y cuentan con unas reservas teóricas de 450 mil hombres. Las milicias enviadas por los chiíes de Hezbolá en el 2014 para apoyarlos no han sido suficientes para cambiar el rumbo de la guerra contra al-Assad. El gobierno ya no tenía hombres suficientes para realizar unas eficaces operaciones de contrainsurgencia, contra los rebeldes armados que le acosaban desde numerosas y fraccionadas “fajas de ataque” en toda la geografía siria. Sobre todo, al faltarle los “especialistas” y medios de la artillería y de la aviación de ataque a tierra con precisión.

Obama dijo: “el liderazgo moral es un arma mucho más poderosa que la fuerza bruta”. Esto es cierto, cuando los interlocutores atañidos poseen y exhiben las mismas virtudes ciudadanas que un demócrata. Pero, cuando se trata de fieras, de abusones, de energúmenos, de ventajistas arribistas, de gentes que aún perciben la fuerza como el instrumento del más fuerte, esto no vale. No importa en el nivel social en el que se encuentren. El liderazgo es convencer, dirigir con el ejemplo, atraer a las personas hacia sí, por puro placer, afinidad o misión. Para realizar una labor conjunta en beneficio del grupo social al que se pertenece.

Y ese rol social lo ha abandonado Obama en Siria. Y también hace tiempo que lo ignora, por dejadez o incapacidad y falta de conciencia de su identidad, la Unión Europea. A la que no se la espera en estas lides y por estos lares. Pero, la cosa política tiene horror y abomina de los “vacíos”, de las “ausencias”. Y, así, ha sido atraido por la succión de ambos, el aprovechado de Putin, deseoso de protagonizar otro episodio internacional más. Para los que su pueblo, desde primeros de 2014, lo respalda orgullosamente. Para compensar su depauperada renta nacional y su menguante demografía, Putin les da protagonismo internacional y orgullo nacional.

  PUTIN Y XI JINPING EN PEKÍN, TRAS LA FIRMA DEL CONTRATO GASÍSTICO.

El 14 de marzo, Putin comenzó a desmontar su despliegue militar en Siria. Pero lo dejó lo suficientemente capaz para que el ENS pudiera expulsar de Palmira, unos días después, a los guerrilleros del EISI. Contando con el apoyo de fuerzas de infantería de élite y del fuego pesado aéreo rusos para sus fuerzas motorizadas terrestres. Con ello, Putin se quita en parte de las conversaciones de paz de Ginebra para Siria. Y queda, como único interlocutor de la miscelánea no miscible y esquizofrénica de los rebeldes, el régimen de al-Asad. Porque, si no, ¿con quién van a negociar los yihadistas y el Consejo Nacional de Siria? En esa mezcolanza absurda están, entre otros, el Ejército de la Conquista, los Muyahidines de Siria, el Ejército del Islam, los kurdos locales, el Frente Islamista anti al-Qaeda y grupos locales de “asociados” a alguno. Sólo en la provincia de Idbil, al noreste del país, en la frontera con Turquía se contabilizaban más de 100 “grupos” rebeldes “diferentes”. Y Putin se reserva volver, si considera necesario. Ya que sólo retiró alrededor de un tercio de sus fuerzas aéreas operativas. Y se adelanta a los movimientos de la Coalición, que aún no ha puesto pie en tierra. Aunque Arabia y Qatar ofrecieron en febrero enviar tropas terrestres al conflicto. Pero, ¿cómo se iban a coordinar y operar en un territorio «polihostil» y sin autorización de su gobierno?

(CONTINUARÁ)

INVASIONES DE EUROPA.

En el año 376, los godos cruzaron los limes del este del Imperio romano y se refugiaron en sus territorios orientales. Venían empujados por unos guerreros aún más fieros que ellos: los jinetes de las estepas asiáticas, los nómadas de las yurgas y el arco compuesto, los hunos y tambien los otros, algunos pueblos turcomanos del Asia central. Apenas dos años después, el 9 de agosto, los godos derrotaron a las legiones del emperador Valente, que los querían expulsar de la Tracia, territorio que abarcaba aproximadamente la Bulgaria de hoy. En Adrianópolis murieron unos 20 mil de los 30 mil infantes romanos, incluyendo a Valente. Fue la mayor derrota de Roma desde hacia 369 años. Y los godos se asentaron definitivamente en esos territorios.

LAS LEGIONES, ACOSADAS EN ADRIANÓPOLIS…

Apenas 98 años después, enel 476, el ejército romano de Rómulo Augústulo fue aplastado por los ostrogodos. Que establecieron su reino en Italia, el sur de la Galia y aproximadamente Yugoeslavia. El bárbaro le perdonó la vida a Rómulo Augústulo, tanta era la incapacidad que transmitía. Lo de Augústulo era el peyorativo “pequeño augusto”. Esto trajo la caída inexorable del imperio romano y la expansión de las tribus godas por sus tierras occidentales, hacia Hispania, la Galia e Italia.

Hoy, otro ejército de fieras empuja hacia nuestras tierras, desde el Oriente Medio, a unas tribus árabes de “refugiados”. Al ser perseguidos y acosados por las guerras civiles en los países donde viven, nuestras leyes le dan ese generoso “status político”. Que fue pensado en su origen para proteger y acoger a individuos y grupos selectos de los países del mundo con dictaduras, que llamasen a nuestras puertas. Pero ocurre que estos emigrantes no están tan amenazados, ni desesperados como para buscar acogimiento y protección en los países musulmanes limítrofes con los suyos: Arabia Saudí, Irán, los países del Golfo Pérsico.


En 2015, Europa recibió generosamente a un millón doscientas cincuenta mil refugiados, según los datos aportados por ACNUR y otras fuentes generalmente bien informados. Los últimos países europeos que han tenido que establecer unas mínimas condiciones de entrada para canalizar y represar este flujo anegante de personas anónimas, deseosas de entrar en íntimo contacto con nosotros, han sido Suecia y Dinamarca. El protocolo de Dublín, que determina que un refugiado debe ser registrado administrativamente en el país de la Unión Europea donde primero entre y solicite este “status”, está siendo de nuevo respetado en parte, para asegurar y preservar el espacio Schengen intraeuropeo. Una de los derechos fundamentales de esa Unión.


Esta recepción masiva, desbordante y recrecida de “refugiados políticos”, fue vendida a los europeos con el sentimentalismo, con un sin fin de imágenes de cadáveres desperdigados por algunas playas, de nuestras costas mediterráneos. Y no es que nuestros políticos pensaran más que nosotros en la solidaridad humana. Sino en la salvaguardia de las normas supranacionales de asilo, que ellos habían aprobado. Y que en la primera prueba que sufrían, saltaban por inaplicables por los aires. Ya hacia el siglo V de nuestra era, se hablaba de los cristópteros. Aquellos pícaros de la Alta Edad Media que vivían abusando de la cáritas, que caracteriza al cristianismo en su acción social.

En este año de la Misericordia para los católicos, algunos clérigos europeos han pedido la recepción generosa y casi indiscriminada de los emigrantes del Este. Pero el mensaje evangélico debe ser tomado y asumido en su totalidad. Y no como hacen los yihadistas salafistas con el Corán, esgrimiendo, solamente y con gran vehemencia, las aleyas o versículos que les son favorables. Así, también fue dicho: “No déis vuestras perlas a los cerdos, no sea que, pisoteándolas, se revuelvan contra vosotros y os destrocen”. Por mucho estilo literario oriental y vetusto empleado, la frase de Mateo 7, 6, parece un versículo apropiado para citarlo ahora. Y, en cuanto a los clérigos mudos, que no han leído un libro desde su ordenación: “el insensato (o necio) busca en vano la sabiduría” Proverbios, 14, 7.

Veamos lo que acaba de decir un comentarista indio a fines de 2015: “Tenemos (en la India) unos 13 millones de musulmanes. Han llegado a la India hace diez siglos. Desde entonces, ninguno se ha convertido al hinduismo”. La mayoría de los musulmanes indios viven ahora en Pakistán y Bangladesh (ex-Pakistán del Este). Hay que recordar que el panteón hindú es politeísta. Pero lo dicho es una aseveración y una evidencia de terceros, de que los musulmanes son, en general, refractarios a las conversiones a otras religiones. Y esta apostasía está castigada con la muerte en el Islam.

Curiosamente, Abu Baker al-Bagdadi nos amenazó hace unos meses, diciendo: “Europa será invadida por una ola de emigrantes…” No quiso aclarar más. Formaba parte de su puesta en escena histriónica e indefinida. ¿Hablaba de los emigrantes políticos, empujados por sus muyahidines, que buscan refugio aquí? ¿Era de los yihadistas europeos alucinados por el Estado Islámico, que retornaban a sus países? Para actuar como «escuadras de juramentados» sobre los casi infinitos que ofrecen las sociedades modernas y libres al capricho vesánico de unas fieras irrecuperables: centros comerciales, escuelas, institutos, universidades, iglesias infieles, tiendas, parques públicos, etc.

Estos «refugiados comunes», como siglos antes hicieron los godos, buscan la comodidad, la feracidad y el solaz de nuestras tierras. Y ellos buscan implícitamente enseñorearse de ellas, en un tiempo. Porque su civilización es diferente radicalmente a la nuestra. Y porque anhelan nuestras tierras, mercados y graneros. Y no desean en modo alguno asumir nuestras creencias y nuestros valores permanentes. Que son los que conforman nuestra civilización occidental cristiana.

Teoría Militar: libros favoritos.

Os presento una lista de libros de teoría militar cuya lectura os resultara muy provechosa y que considero fundamental para conocer mejor los temas militares y no simplemente leer una historia más o menos repetida.

Incluyo un libro mío, fruto de mis años de dedicación a este tema, cuyo contenido podéis examinar en www.amazon.com.

«Maneuver Warfare Handbook» por William Lind.

Es un clásico sobre la guerra de maniobras. Utilizado por el Cuerpo de Marines. Se basa en la experiencia alemana de la II guerra mundial. Que a su vez es una extrapolación a la guerra mecanizada, de las experiencias desarrolladas por los Stormtroops (fuerzas de asalto de infantería) de la I guerra mundial.

«El Arte de la Guerra» por Sun Tzu. La más rica y provechosa es la vieja traducción de Samuel Griffth.

La holística teoría militar china, siempre vigente, sintetizada por un autor clásico.Sus características de estilo y de contenido parece que avalan a un único autor. Con cada lectura aprovechada, se captan más matices y perspectivas. Que fructifican en mayores riqueza, agilidad y profundidad de pensamiento.

Otros libros “chinos” te dan un número de estrategias (las 36, las 100, etc.). Su aprovechamiento se basa en una memorización continua o en su aplicación permanente. Los considero poco prácticos, por el carácter profuso, difuso y aún confuso de muchos autores antiguos de esta etnia Han. Parece como si quisiesen ocultar su sabiduría a los no iniciados.

«The Soviet Conduct of Tactical Maneuver» por David Glantz.

Una brillante exposición de las teorías militares operativas soviéticas. Con ellas ganaron la II guerra mundial. Y trasladaron su sistema económico social a media Europa «liberada».

«De la Guerra» de Clausewitz.

Es una obra extensa, como corresponde a su época, en la que escribir poco era señal de inconsistencia, poca importancia del tema y escasa reflexión. Los libros o partes que la componen fueron terminados en grado variable por el autor, cuya muerte prematura no permitió su conclusión. Nos interesan los primeros capítulos sobre la teoría y la filosofía de la guerra.

Los otros libros tratan sobre la táctica de un período en el que el despliegue enemigo quedaba a las vistas del mando y su estado mayor y auxiliares, situados en un altozano cercano. Preconiza lo contrario de Liddell Hart: la batalla decisiva a cargo de la máxima concentración propia sobre el ejército enemigo. En una época de ejércitos de masas, inaugurada por Napoleón, pronto se vió que no se podía ganar en una sola gran batalla una guerra entre naciones en armas. Era necesario una campaña de operaciones sucesivas victoriosas, diigidas al logro de los objetivos militares de campaña (teatro de operaciones, Europa, Pacífico, África) o estatégicos. Además, ya no existía un genio militar adelantado a su época como Napoleón.

«Forward into Battle» por Paddy Griffith.

Las tácticas militares desde Napoleón discutidas y extensamente presentadas. Tiene detractores por su visión a veces rupturista.

«Maneuver Warfare: An Anthology», compilado por Richard D. Hooker.

Recopila artículos de algunos de los mejores escritores sobre la teoría militar de maniobras. Hay trabajos de Rommel, Leonhard, John Antal, etc.

«The Art of Maneuver» por Robert Leonhard.

Es uno de los primeros y más lúcidos autores sobre la guerra de maniobras. Y destaca con fuerza propia, expandiendo el torrente de ideas de esa teoría en desarrollo.

«Race to the Swift» por Richard Simpkin.

Es el mejor libro de este autor militar inglés. Desarrolla teóricamente la guerra moderna. Es de lectura algo difícil.

«Manual de Táctica», dos tomos, por Eike Middeldorf.

Es el más completo y actual manual de táctica moderna que he encontrado. Tiene capítulos dedicados a la guerra terrestre empleando ingenios atómicos tácticos y a las condiciones particulares de lucha: de noche, en bosques, con frío extremo, etc.

«Estrategia» por Basil Liddell Hart.

Es la mejor teoría militar de este prolífico autor.

«The Foundations of the Science of War» por John Frederick Charles Fuller.

Es un libro no superado sobre los principios de la guerra y su aplicación práctica. Casi 65 años después de su edición en 1926 fue reeditado por el Cuerpo de Marines. Es de lectura difícil. Yo conseguí una fotocopia de la edición original a través de la biblioteca de una universidad americana (Lancaster, Pa.).

«On the Nature of War» por Enrique Alonso.

Igual que los principios señalan el «qué hacer» en la guerra, este libro, basado en 10 «sistemas operativos» indica el «cómo actuar» operativa y tácticamente.

«La Comprensión de la Guerra» por Trevor N. Dupuy.

Es una teoría del combate, basada en la Historia militar y determinados factores militares y sus valores cuantitativos. Encuentro que su desarrollo del concepto de «fricción», derivado de Clausewitz, está desviado. Y expone otra cosa distinta a Clausewitz.