Introducción.
Es posible llevar la “microdirección colectiva coherente” al microterreno táctico, dando misiones y órdenes específicas a nivel de batallón o de compañía. Las unidades empleadas serán de infantería ligera reforzadas con material y expertos (ingenieros, minas, morteros, antitanques, antiaéreos). La unidad táctica inferior será el pelotón con 2 o 3 escuadras de 3 a 5 hombres y sus apoyos. Ella recibirá una misión directa y simple, aunque sea difícil, laboriosa y peligrosa. El tiempo de actuación y los equipos disponibles serán necesariamente cortos y ligeros, salvo si la equipación se puede adelantar a un depósito protegido. Desde la hora de partida o el cruce de líneas propias hasta su extracción o desempeño no deberían pasar más de 40 horas. Y, sería preferible no más de 24 horas para una misión individual.
Operaciones.
Los medios del combatiente son: el terreno, con el que se debe fundir y confundir para sus operaciones básicas: marcha, ataque y defensa; las granadas son una parte de su “fuego pesado” orgánico. Completando o sustituyendo al mortero de 60 mms., cuando el combatiente esté a la distancia de penetración subrepticia o infiltración.
Y el modo o la manera de las acciones debe guiarse con la armonía en el sistema “amigo, enemigo y medio” y la serenidad y el silencio de los combatientes. Así, por ejemplo, la armonía exige que en la infiltración de una posición enemiga se respete el efecto del camuflaje en el avance del infante. Un arbusto o matojo no puede avanzar o cambiar de posición, de tal manera que resulte chocante a uno de los elementos de la seguridad o de la avanzada de combate enemigas.
El ataque.
Más que atacar desde lejos, favoreciendo el empleo del fuego pesado enemigo (artillería, morteros, aviación), el combatiente debe deslizarse subrepticiamente a más o menos profundidad en la retaguardia táctica enemiga. Para allí atacar objetivos operativos o tácticos: centros de mando y de comunicaciones; almacenes y parque de camiones y vehículos y equipos logísticos en general; barracones, armas pesadas y observatorios de todas las ramas. Dependiendo esto del tipo y la entidad de la unidad enemiga atacada.
En un ataque importante, el pelotón puede adelantar 2 o 3 equipos o escuadras de incursión. Y, para un reconocimiento a fondo de la posición enemiga puede enviar 1 o 2 equipos o escuadras de exploración. El sector o franja de avance del pelotón puede alcanzar los 150 ms.
El enemigo, en este ataque subrepticio, puede defenderse cambiando la estructura de su zona de seguridad. Aumentando las posiciones de vigilancia, la reforzará más. Pero, su seguridad no habrá mejorado cualitativamente. La protección eficaz vendrá de superponer a esa red de pozos de tirador y nidos de defensa, una red de patrullas sin un recorrido fijo. Que estorben o detecten e impidan la labor de penetración oculta, paciente y silenciosa de los equipos de incursión del atacante.
La defensa.
En la defensa, el combatiente hará lo mismo, pero casi al revés. Se fundirá y confundirá con el micro terreno circundante. Ocultando todo lo posible sus posiciones de combate y fortificaciones al enemigo más numeroso y/o tecnológico. Disipando el rastro táctico de sus posiciones fuertes, tanto de combate como de apoyo.
Si emplean reductos fortificados, estos deberán estar camuflados y cubiertos y excavados parcialmente en el terreno. En torno a ellos, habrá un enjambre de tiradores o parejas de ellos, cubriendo sus aproximaciones a las distancias apropiadas. Es bueno poder mantener un fuego cruzado, que despiste la atención del enemigo sobre el origen del mismo.
En los terrenos urbanos la infantería ligera creará una serie de posiciones de defensa articuladas en zonas de defensa. El empleo del alcantarillado y de los túneles será continuo para el escondite, la protección y las maniobras subrepticias. Las posiciones de fuego pesado directo (antitanques, ametralladoras, cañones ligeros) estarán incrustadas en el interior de las construcciones, controlando los rebufos.
En una manzana, unos edificios serán defendidos por parejas de tiradores y otros, por pelotones. El movimiento de los combatientes entre y por los pisos para la oportunidad táctica será decidido por los defensores. El acceso a los pisos inferiores desde las calles estará obstruido y protegido por trampas explosivas y/o por el fuego desde otras posiciones. Los patios y solares pueden ser aptos para el despliegue de posiciones antiaéreas y de fuego pesado indirecto.
Las minas, barricadas, cortaduras y obstáculos serán “interrupciones cubiertas por el fuego”, que rompen el impulso enemigo. Las “alturas ocultantes relativas” de cualquier área urbanizada y los giros y recovecos de las calles y vías nos ocultan y rompen las unidades enemigas. Nuestra artillería indirecta puede registrar vías de aproximación y parques y plazas, para perturbar avances, concentraciones y depósitos enemigos.
Nuestras acciones tácticas buscarán: anular el impulso enemigo; impedir que rodee y desborde a nuestras unidades; erosionar sus avances desde varios lados; destruir sus vehículos blindados y de transporte; bloquear sus entradas a edificios desde terrazas y últimos y primeros pisos; y adelantarnos ventajosamente a sus intenciones e intentos.
Todo nuestro esfuerzo está encaminado a hacer que el enemigo, con la estructura de nuestra defensa y con las técnicas y tácticas que empleemos para hacerla efectiva, pierda todas sus ventajas numéricas, tecnológicas y de capacidades de fuego y de movimiento táctico sobre nosotros.
Si podemos contar con un “grupo móvil destacado” fuera del perímetro urbano y que no esté localizado por la exploración o las unidades enemigas aérea o terrestres. Éste podría hostigar, emboscar, erosionar o atacar, según los casos, al enemigo en su retaguardia táctica. Sus acciones ofensivas deben tener el objetivo operativo de debilitar y perturbar la capacidad táctica enemiga. Y con esta tarea en mente, surgirán las distintas oportunidades de lucha contra las pequeñas unidades enemigas y sus apoyos y soportes de todas clases. Otra premisa de su actuación es que el “grupo destacado” debe proteger su seguridad, evitando siempre un encuentro no buscado con el enemigo, su detección prematura por éste y ser cercado.
Las marchas.
Existe una tercera de categoría de acciones que son las marchas. Éstas serían al combate, entre posiciones propias cercanas o lejanas y retrógradas, con persecución enemiga o no.
La marcha al combate, sobre todo a las distancias cercanas y medias, tiene como objetivo alcanzar las posiciones de combate de cada arma con el enemigo. Protegiendo y manteniendo las capacidades de combate y de movimiento táctico de todas las unidades. Para hacer sentir al enemigo, sin merma alguna, toda nuestra capacidad de lucha: fuego, choque, infiltración.
Aquí, es necesario también confundirse y fundirse con el terreno de marcha. Que puede ser diferente según los tramos del recorrido. La protección es la condición primordial de nuestra marcha, ya que aún no hemos iniciado el combate con el enemigo. Y, sin ella, habremos desperdiciado y dilapidado nuestras oportunidades y nuestros escasos medios militares.
Toda marcha con la posibilidad de un encuentro no deseado con el enemigo es una marcha al combate. Y esa posibilidad definirá las necesidades de seguridad y ocultación de nuestras “agrupaciones de marcha”.
La exploración de nuestros recorridos debe ser adelantada suficientemente, dependiendo de nuestro conocimiento de la ruta y del enemigo y sus características. Esa exploración será apoyada por nuestra vanguardia con capacidad de lucha. Y considerando siempre que su misión incluye rehuir la lucha con el enemigo, salvo nuestro rechazo en una emboscada sufrida. Las características ocultas y silenciosas de nuestra lucha lo aconsejan totalmente.
La protección es un factor necesario de la sorpresa. Que es un multiplicador barato y eficaz de las capacidades de combate de nuestras unidades ligeras y magras. Dado que el enemigo tiende a la no “disponibilidad combativa” durante la mayor parte del tiempo. Y esto es una cosa deseable y natural: los leones descansan más de ⅔ de su tiempo disponible diario. Y como el enemigo necesita un “tiempo de detección y alerta” para disponerse a la lucha, él tiene que mantener una seguridad adelantada en un despliegue eficaz. Que le garantice poder contar con dicho “tiempo esencial”, para no resultar sorprendido por nuestra incursión atacante.
La debilidad tecnológica de nuestro despliegue la compensaremos sobradamente, con la ocultación, el mayor tiempo de marcha, la seguridad de ésta, la exploración cuidadosa y necesaria y el uso del terreno, que nos brinde esa fusión deseada con él.
Empleando el terreno más favorable para avanzar: sus pliegues, desniveles y ocultaciones; y el arrastre para cruzar por terrenos anegados, cercanos al enemigo y difíciles; y el camuflaje creativo y variado; y sirviéndonos de la ocultación que nos brinda la noche, como refuerzo natural de nuestras acciones. Para dejar la menor huella táctica posible al enemigo.
En las ciudades, son medios de ocultación, que nos brinda su trazado, sus elementos y su construcción, los parques, las cunetas y las aceras. Junto con el sistema de ferrocarril metropolitano, el alcantarillado general y los túneles de circunstancias que podamos excavar o reforzar.
Para avanzar por los desniveles, es importante utilizar nuestro lado o vertiente de las crestas militares relativas. Considerando que, el enemigo se desplegará por su lado. Y, adelantando o no alguna seguridad, observadores de las armas o fuerzas cercanas a ellas. La distancia a la cresta es importante y diferente para los tipos de lucha. Si el defensor está algo separado, puede ser atacado por granadas. Y si se despliega muy separado, para su tranquilidad, esto implica dejar al atacante el dominio del acercamiento subrepticio. Algo cercano, puede permitirle detectar al asaltante y batirlo y rechazarlo con granadas.
La Conducción.
La conducción de estas unidades debe incluir y luego inspirar y reflejar el carácter complementario y continuo que tiene su “polaridad esencial”. Y que actúa en su concepción, desarrollo, doctrina, implementación, equipo y entrenamiento, logística y apoyos, marchas y ejecución de misiones y tareas.
Recordemos, ahora, que son unidades regulares o semi regulares, que se protegen y luchan, de una manera característica y singular, con un enemigo mayor o mejor equipado tecnológicamente. Y, empleando en su dialéctica bélica cualquier forma de lucha (ataque, rechazo, defensa retardante) o maniobras. Y actuando parcialmente y en el grado apropiado, como una unidad irregular, confundiéndose y fundiéndose con el terreno táctico.
Considerando que, si insistimos en demasía en una forma, concepción y ejecución, las dinámicas de los procesos en marcha nos pueden terminar alejando del buen hacer e, incluso, del éxito. Todo esto tiene que ver con la mecánica cuántica, el principio indeterminación de Heissenberg y el principio de Hobber, en cuanto reguladores naturales y últimos de los procesos.
Así, la dirección, el modo y la realización de nuestros medios y objetivos deben guiarse como el piloto de una embarcación pequeña la guía. Con el objetivo en el horizonte y empleando pequeñas correcciones de rumbo para retomar las intenciones iniciales y sucesivas.
Flujograma y Equilibrio de procesos, acciones y hechos en la lucha de las unidades ligeras de forma diferente o extraordinaria.
Centralización // Coordinación // Delegación
Autoridad // Información
Terreno // Terreno y Micro terreno
Estrategia y Operaciones // Aplicación
Intenciones // Eventualidades
Medios // Oportunidades
Organización // Corrección y evitación de fallos
Refuerzos // Ejecución
Inteligencia // Reconocimiento e Inteligencia aplicada