LA GUERRA DE MANIOBRAS. EL CONCEPTO DE LA BATALLA AÉREO TERRESTRE MODERNA. SEGUNDA PARTE.

UNA INTERPRETACIÓN DEL MARISCAL ERICH VON MANSTEIN.

 

(CONTINUACIÓN)

 

Resultados del contraataque alemán y su trascendencia.

El botín fue, sin embargo, escaso. Von Manstein declara unos 23.000 soldados soviéticos muertos y unos 9.000 capturados. En material fue bastante mejor: se capturaron unos 615 tanques (probablemente en gran parte por recuperación), 354 cañones de campaña, 69 piezas antiaéreas y más de 600 ametralladoras y morteros. Recordemos que no se podía conseguir un cerco (por más que von Manstein se disculpe de ello, aludiendo a que, debido al frío, sus soldados se agrupaban en los núcleos de población para pernoctar, dejando amplios espacios y líneas sin cubrir) y que los soldados soviéticos abandonaban el equipo pesado y se retiraban. Esto ocurría en parte porque eran tropas escogidas y, en parte, porque la guerra era sin cuartel.

CORONEL JOHN BOYD, UN TEÓRICO ESTADOUNIDENSE DE LA GUERRA DE MANIOBRAS.

A primeros de marzo el 48 cuerpo panzer presionó al este de Kharkov y el cuerpo panzer de las SS (general Halder) se encargó de recuperar la sufrida ciudad para los alemanes.

Para mediados de mes, los alemanes tenían un frente defensivo resistente desde Tangarov a Belgorod, apoyado en el Mius y el Donetz. Y contaban en el sur de Rusia con reservas móviles suficientes para rechazar posibles rupturas operativas en la zona.

Podemos indicar ahora que en 1.944 los soviéticos tenían 26 cuerpos de tanques y 11 cuerpos mecanizados. Parte de ellos se integraban formando hasta 6 ejércitos de tanques: integrado cada uno por dos cuerpos de tanques y un cuerpo mecanizado (mayor y más equilibrado en infantería y artillería), generalmente. Algunos cuerpos mecanizados eran unidos a un cuerpo de caballería, resultando una gran unidad parecida en capacidad al ejército de tanques, pero con menos blindados y más movilidad en terrenos de difícil transitabilidad (pantanos, montañas). Éstos fueron empleados principalmente para explotar la ruptura en los terrenos pantanosos del sur de la URSS, aunque nunca coexistieron más de dos o tres en el orden de batalla del ejército soviético.

WILLIAM LIND, UN TEÓRICO CIVIL.

Por ello, la destrucción de los 6 cuerpos de tanques del frente del suroeste (especialmente equipado en fuerzas móviles para esta operación), al desarticularlos de sus masas de apoyo, fue una operación especialmente destacable, trascendente, provechosa y muy poco costosa para los alemanes.

Además, en su avance hacia Kharkov, los cuerpos panzer de las SS y 48 aplastaron sobre la marcha al 3er. Ejército de tanques del teniente general Ribalko entre los días 1 y 5 de marzo. Éste había sido insertado buscando aliviar a las fuerzas del 6º ejército de infantería y había continuado avanzando en la profundidad hacia dicha ciudad, que atraía entonces todos los esfuerzos de ambos bandos.

Ante todos estos resultados de las fuerzas móviles soviéticas y sus proporcionalmente gravísimas pérdidas, no son de extrañar el brusco pesimismo y el cambio de actitud de Stalin, buscando temporalmente la mediación de Suecia en la guerra.

Sin embargo, el avance sobre Belgorod, perfilando el saliente de Kursk dentro del territorio ocupado por Alemania, selló el objetivo de la campaña estratégica de verano del ejército alemán. Era el momento en el que los acontecimientos precitados le habían devuelto la iniciativa estratégica a éste, al nivel casi del teatro de operaciones.

Pero el inicio el 5 de Julio de dicha campaña, por retrasada con relación a los triunfos de von Manstein y por evidente, concedió tiempo a los soviéticos a que se fortificaran extensamente, estableciendo regiones fortificadas al nivel de frente, y a reunir y organizar una potente fuerza de contraataque, al norte y al sur de dicho saliente, integrada por varios frentes o grupos de ejércitos. El desembarco aliado en Sicilia el día 10 del mismo mes abortó el ya desastroso resultado de la operación Ciudadela para la Wehrmatch. Nunca recuperarían más los alemanes la iniciativa estratégica en el frente oriental.

GENERAL DONN STARRY, JEFE DEL TRADOC DEL EJÉRCITO ESTADOUNIDENSE.

¿Es posible evitar lo que le ocurrió al grupo Popov y con él a los planes estratégicos soviéticos de la campaña de invierno de 1.942 y a la iniciativa estratégica soviética, al menos en el teatro del sur de la U.R.S.S.?

Es posible.

Hemos observado, en paralelo y en muy segundo plano con los hechos clave, el engolfamiento (meterse mucho en…), el regodeo (deleitarse con…) y la fijación (el prescindir de otros argumentos sensatos) de Stalin, en relación con los resultados que se prometía con las operaciones impulsadas por los cuerpos móviles del frente del suroeste del general Vatutin.

Probablemente el general Vatutin, uno de los mejores jefes de campo del ejército soviético, malogrado a manos de guerrilleros ucranianos libres (antisoviéticos), participaba en mucho menor grado de ese encantamiento. Pero también probablemente el delegado de la Stavka para esas cruciales operaciones (¿Zhukov, Vasilevsky?) se encargaba eficazmente de recordarle la trascendencia que para el Comandante Supremo y para el pueblo soviético tenían aquéllas.

Hitler con poco espacio de tiempo de separación, tuvo también una gran fijación en Stalingrado, que le llevó a dilapidar la capacidad de su mejor Gran Unidad (el 6º ejército) en una lucha callejera de empujes compensados, en una confrontación de fuerza contra fuerza. Con sus enemigos dispuestos a la defensa estática, para lo que estaban mucho mejor dotados que los alemanes, en la gigantesca fortaleza que supone una ciudad. Lucha en la que no contaba para nada la excelente capacidad de movimiento operativo alemana y su virtuosismo en la maniobra operativa dislocante. Lo que reducía el esfuerzo a una terrible atrición de hombre por hombre y máquina por máquina. Donde la búsqueda de la decisión, como un espejismo siniestro, se tragaba toda la capacidad de combate que sucesivamente se iba empeñando.

Si la línea de comunicaciones (ramificada) es tan crucial, es necesario protegerla adecuadamente. Pero esta verdad de perogrullo, la opacan y la difuminan los deseos de los hombres de más mando.

Veamos posibilidades de defensa del sector de avance que contiene dicha línea.

Independientemente de los dispositivos de avance que adopten los grupos móviles y su masa de apoyo (el grueso de las fuerzas), que deben incluir los elementos de seguridad adecuados para las marchas en terreno enemigo, todos deben adelantar “destacamentos avanzados”. La misión general de un destacamento avanzado es vencer pequeñas resistencias tácticas, ocupar por adelantado posiciones clave de cruces, puertos de montaña, desfiladeros, garantizando a todo su “grupo” el pleno empleo de su capacidad de movimiento operativo.

Éstos estarán integrados por un 15-30% de las fuerzas que los destacan y contarán con capacidades de movimiento operativo y de combate suficientes. Su distancia al grupo que lo destaca será función de la transitabilidad del terreno y de las capacidades e intenciones del enemigo en la zona de operaciones.

Su misión específica en la defensa citada es la de servir de “goznes estables” entre los despliegues de las grandes unidades, facilitando y protegiendo los movimientos de fuerzas y los abastecimientos entre ellas.

Si la masa de apoyo es demasiado lenta para seguir razonablemente al paso del “grupo móvil”, se terminará alargando peligrosamente el espacio y la distancia del sector de avance de aquél, donde el destacamento avanzado actúa. Éste sería entonces muy vulnerable a un ataque móvil del enemigo desde la profundidad de su zona operativa y también el sector de avance estaría muy amenazado de un corte más o menos duradero y estable, ocurriendo estas operaciones en función de los medios e intenciones del enemigo.

Esta probabilidad exigiría interponer, además, un “grupo mecanizado” entre dicha masa de apoyo y el grupo móvil, que reduzca la distancia entre los tres despliegues en función de sus distancias operativas o tiempos de reacción y que estabilice razonablemente el sector de avance tras el grupo móvil.

La misión del grupo que llamamos mecanizado, menor en medios con capacidad de movimiento operativo que el grupo móvil, será la defensa móvil de dicho sector de avance y durará hasta que las fuerzas de la “masa de apoyo” le alcancen y se organicen para sustituirle. El plan de defensa antitanque y antiaéreo, la centralización de reservas y la defensa de puntos clave del terreno, mediante posiciones de retardo, junto con el necesario apoyo artillero, serán las características de su lucha por la estabilización del sector de avance.

Es decir, se debe explotar sacrificando velocidad por seguridad suficiente, en forma, si no de consolidación, sí de estabilidad del sector de avance en territorio enemigo, que no necesita ser ocupado en fuerza, como hemos visto. Un riesgo desproporcionado y aceptado, sugerido por los cantos de sirena de la insensatez, llevaría al aventurerismo y a la temeridad, poniendo en peligro hombres y medios de muy alta calificación y toda la operación.

Aunque vemos que los hombres (en este caso Hitler y Stalin son dos ejemplos) tendemos a caer en errores parecidos cuando las circunstancias que vivimos son sensiblemente similares…

FINAL.

De la Personalidad del Mando Militar.

El “sentido correcto del mando” lo conforman una serie de cualidades personales y anímicas que, perfiladas y compuestas por la educación, el estudio voluntario y el entrenamiento y el empleo específicos, van a producir un mando capaz de conocer, decidir e impulsar las acciones más adecuadas en los distintos niveles de la actividad militar.

Este “sentido correcto” corona, perfecciona, gobierna, dirige e impulsa la actividad de todos los otros sistemas operativos de maniobra, de todos los órganos de la actividad militar hacia la consecución de los objetivos. Y lo hace de la manera más adecuada posible, según sus medios y la situación militar concreta.

GENERAL PAUL EMIL VON LETTOW-VORBECK.

La sabiduría es la primera cualidad para un mando. La sabiduría es un hábito por el cual juzgamos rectamente de las cosas militares y humanas, bajo un instinto especial, que nos las hace conocer y saborear con cierta connaturalidad. Aquí sabiduría significa, a la vez, saber y sabor.

La sabiduría comprende el entendimiento militar, que es una penetrante y profunda intuición de las cosas militares en forma de “aprehensión”, es decir, sin emitir juicios o disquisiciones sobre ellas. La intuición es una forma de conocimiento directo, que se caracteriza por la inmediatez y la contemporaneidad de aquél sobre el tema que sea.

A la sabiduría se oponen la estulticia o necedad, el no saber lo que era posible y debido, como cosa contraria y la fatuidad, como la pura negación de ella.

GRAN MAESTRE JEAN PARISOT DE LA VALETTE, DE LA ORDEN DE MALTA.

La serenidad es otra cualidad imprescindible para el jefe conductor. La serenidad permite al mando mantenerse tranquilo, sin turbación física o moral que le afecte, aunque estén presentes la tensión y los problemas.

La serenidad protege y mantiene lúcidos los reflejos y la potencia mentales, en los que se apoya la sabiduría.

Dos de los fallos más graves y ridículos en los que puede caer el mando son la soberbia y la vanidad.

La soberbia es la plena satisfacción de sí mismo.

GENERAL DANIEL MORGAN.

La vanidad es creer que somos objetos merecedores de la admiración ajena. El vanidoso es como un estilita, que se satisface pensando en la acción que cree despertar a los demás. Cualquier signo de aprobación que reciba le sirve como reafirmación en su idea.

En algunos de nuestros artículos se ven situaciones que ejemplifican lo útil que resulta tener un enemigo especialmente soberbio o vanidoso.

La humildad, ajustándose en un equilibrio difícil, a la real y relativa valía es el mejor antídoto para estas vulnerabilidades anímicas. La humildad incluye la moderación. Recordemos que la falsa humildad es una forma alotrópica de la soberbia.

GENERAL HERMANN BALCK. 

El coraje moral, como bravura y entereza espiritual, que le permita contrarrestar la incertidumbre, el cansancio, el esfuerzo y la frustración o diferencia entre los planes y los medios y las realidades sucesivas de la situación, es otra característica del sentido correcto del mando. Y no sólo se trata de vencer a sus demonios, de tal manera que su serenidad no se debilite. Sino impulsar también a los demás para que superen sus propias aprensiones y debilidades en las pruebas.

Con lo que se convierte también en un factor eficaz de la capacidad de liderazgo, que supone conectar, motivar y dirigir desde cualidades anímicas a su colectivo y no sólo desde la autoridad de su puesto.

JAN ZIZKA.

Otro factor es la empatía como participación afectiva, no necesariamente emocional, en las necesidades personales ajenas. En ese puente encontrará el mando un enriquecimiento personal humano. Que será otro resorte más para conseguir entusiasmar a sus hombres. El entusiasmo es la energía humana capaz de vencer la entropía del cansancio, la caída de la moral, la falta de confort, los miedos y el desinterés en los momentos importantes y decisivos de la actividad militar.

La voluntad es la potencia del espíritu. Está enraizada en el coraje moral, se informa de la sabiduría e interactúa con la serenidad, alimentándola y apoyándose en ella. La voluntad permite al mando superar los demonios de la incertidumbre, los miedos, el esfuerzo y el cansancio, la falta de confort y las frustraciones. La voluntad se lanza tras las oportunidades, apreciadas por la sabiduría y decididas por el coraje moral, que disipa las dudas tácticas y operativas o estratégicas, según el nivel del mando.

La disciplina y la voluntad están enraizadas en la educación personal, a través del cumplimiento del deber hacia la sociedad, la institución militar y los hombres mandados. La disciplina nutre la moderación y la humildad del mando, dándoles un sentido humano y militante, alejado de connotaciones místicas.

CHARLES FLANDREAU.

La autoridad institucional viene por la delegación recibida del mando. Se manda para cumplir las ordenanzas y los objetivos que se vayan asignando. Pero la conducta personal y la capacidad profesional del mando generan su prestigio y su ejemplo entre los hombres, que dan a la autoridad recibida su calidad personal y concreta.

La educación militar es el dominio del oficio. Su conocimiento lo da el estudio en escuelas y academias y en la actualización permanente a través de los cursos y las lecturas posteriores. Su aplicación está en la doctrina y los reglamentos. La maestría viene de la aplicación del conocimiento en los juegos de guerra o simulaciones, en los seminarios de discusión y divulgación, en las maniobras y ejercicios de campo y en las situaciones reales a las que se tenga que enfrentar. Recordemos que el oficio militar específico tiende a no practicarse en la vida…

No son todo los que están, ni están todos los que son…

Teoría Militar: libros favoritos.

Os presento una lista de libros de teoría militar cuya lectura os resultara muy provechosa y que considero fundamental para conocer mejor los temas militares y no simplemente leer una historia más o menos repetida.

Incluyo un libro mío, fruto de mis años de dedicación a este tema, cuyo contenido podéis examinar en www.amazon.com.

«Maneuver Warfare Handbook» por William Lind.

Es un clásico sobre la guerra de maniobras. Utilizado por el Cuerpo de Marines. Se basa en la experiencia alemana de la II guerra mundial. Que a su vez es una extrapolación a la guerra mecanizada, de las experiencias desarrolladas por los Stormtroops (fuerzas de asalto de infantería) de la I guerra mundial.

«El Arte de la Guerra» por Sun Tzu. La más rica y provechosa es la vieja traducción de Samuel Griffth.

La holística teoría militar china, siempre vigente, sintetizada por un autor clásico.Sus características de estilo y de contenido parece que avalan a un único autor. Con cada lectura aprovechada, se captan más matices y perspectivas. Que fructifican en mayores riqueza, agilidad y profundidad de pensamiento.

Otros libros “chinos” te dan un número de estrategias (las 36, las 100, etc.). Su aprovechamiento se basa en una memorización continua o en su aplicación permanente. Los considero poco prácticos, por el carácter profuso, difuso y aún confuso de muchos autores antiguos de esta etnia Han. Parece como si quisiesen ocultar su sabiduría a los no iniciados.

«The Soviet Conduct of Tactical Maneuver» por David Glantz.

Una brillante exposición de las teorías militares operativas soviéticas. Con ellas ganaron la II guerra mundial. Y trasladaron su sistema económico social a media Europa «liberada».

«De la Guerra» de Clausewitz.

Es una obra extensa, como corresponde a su época, en la que escribir poco era señal de inconsistencia, poca importancia del tema y escasa reflexión. Los libros o partes que la componen fueron terminados en grado variable por el autor, cuya muerte prematura no permitió su conclusión. Nos interesan los primeros capítulos sobre la teoría y la filosofía de la guerra.

Los otros libros tratan sobre la táctica de un período en el que el despliegue enemigo quedaba a las vistas del mando y su estado mayor y auxiliares, situados en un altozano cercano. Preconiza lo contrario de Liddell Hart: la batalla decisiva a cargo de la máxima concentración propia sobre el ejército enemigo. En una época de ejércitos de masas, inaugurada por Napoleón, pronto se vió que no se podía ganar en una sola gran batalla una guerra entre naciones en armas. Era necesario una campaña de operaciones sucesivas victoriosas, diigidas al logro de los objetivos militares de campaña (teatro de operaciones, Europa, Pacífico, África) o estatégicos. Además, ya no existía un genio militar adelantado a su época como Napoleón.

«Forward into Battle» por Paddy Griffith.

Las tácticas militares desde Napoleón discutidas y extensamente presentadas. Tiene detractores por su visión a veces rupturista.

«Maneuver Warfare: An Anthology», compilado por Richard D. Hooker.

Recopila artículos de algunos de los mejores escritores sobre la teoría militar de maniobras. Hay trabajos de Rommel, Leonhard, John Antal, etc.

«The Art of Maneuver» por Robert Leonhard.

Es uno de los primeros y más lúcidos autores sobre la guerra de maniobras. Y destaca con fuerza propia, expandiendo el torrente de ideas de esa teoría en desarrollo.

«Race to the Swift» por Richard Simpkin.

Es el mejor libro de este autor militar inglés. Desarrolla teóricamente la guerra moderna. Es de lectura algo difícil.

«Manual de Táctica», dos tomos, por Eike Middeldorf.

Es el más completo y actual manual de táctica moderna que he encontrado. Tiene capítulos dedicados a la guerra terrestre empleando ingenios atómicos tácticos y a las condiciones particulares de lucha: de noche, en bosques, con frío extremo, etc.

«Estrategia» por Basil Liddell Hart.

Es la mejor teoría militar de este prolífico autor.

«The Foundations of the Science of War» por John Frederick Charles Fuller.

Es un libro no superado sobre los principios de la guerra y su aplicación práctica. Casi 65 años después de su edición en 1926 fue reeditado por el Cuerpo de Marines. Es de lectura difícil. Yo conseguí una fotocopia de la edición original a través de la biblioteca de una universidad americana (Lancaster, Pa.).

«On the Nature of War» por Enrique Alonso.

Igual que los principios señalan el «qué hacer» en la guerra, este libro, basado en 10 «sistemas operativos» indica el «cómo actuar» operativa y tácticamente.

«La Comprensión de la Guerra» por Trevor N. Dupuy.

Es una teoría del combate, basada en la Historia militar y determinados factores militares y sus valores cuantitativos. Encuentro que su desarrollo del concepto de «fricción», derivado de Clausewitz, está desviado. Y expone otra cosa distinta a Clausewitz.